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Investigación, función central de la UNAM
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 386 [2010-09-23]
 

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es una gran y compleja institución. En buena medida, su reconocimiento como institución nacional deriva de su trayectoria, de su papel en la formación de cuadros profesionales y de su articulación con el desarrollo de la nación, pero también de su escala y de sus variadas funciones.

Si fuera por las dimensiones, no hay duda que la docencia en sus diferentes niveles —por el número de estudiantes, egresados, tres cuartas partes del personal académico que desempeña esa actividad, los recursos financieros que consume y su infraestructura—, sería una de las partes más visibles de la universidad. Lo notable es que también se le reconoce como la principal institución responsable de la investigación en el país y se le atribuye el mayor volumen de esta actividad, tanto en el área de las ciencias naturales y exactas como en las ciencias sociales y las humanidades. En efecto, la trayectoria y capacidades en este terreno son sumamente relevantes.

El otorgamiento de la autonomía a la Universidad Nacional en 1929 fue condición para la libertad de cátedra y de investigación. La Ley Orgánica o ley de autonomía de 1929 en su primer artículo consignó los fines de la universidad: "impartir la educación superior y organizar la investigación científica, principalmente la de las condiciones y problemas nacionales, para formar profesionistas y técnicos útiles a la sociedad..."1 Así quedó establecida su capacidad para el desarrollo de la investigación, como hasta hoy permanece.

Aunque al poco tiempo de fundada la universidad contaba con algunos recintos de investigación, en realidad fue partir de 1929 cuando se proyectaron de forma más sistemática los incipientes esfuerzos de investigación. En ese año se incorporó el Observatorio Astronómico Nacional y también se crearon los institutos de Biología y Geología; al año siguiente se creó el Instituto de Investigaciones Sociales; en 1933 se integró el Instituto de Ciencias Geográficas; en 1935, el Instituto de Investigaciones Estéticas; en 1938, el de Física; el de Económicas en 1940; Química en 1944, y en 1945 los institutos de Historia, Geofísica y Biomédicas.

En la primera mitad del siglo XX, la UNAM concentraba casi la totalidad de capacidades nacionales en el terreno de la investigación, aunque la normatividad para regular esta actividad solamente seguía el principio de la ley de 1929 y un marco general establecido por la reglamentación secundaria que mostraba sus limitaciones para conjuntar los diferentes componentes y avanzar de forma organizada2.

Las condiciones cambiaron de forma notable en 1945 porque fue en esa fecha cuando se emitió un nuevo marco jurídico. En la promulgación de la Ley Orgánica de ese año se reconoció a los investigadores como figuras relevantes en el cumplimiento de los fines universitarios —aunque fue hasta el año siguiente que, con un nuevo estatuto, figuraron como miembros del personal académico—, se aceptó la creación de los consejos técnicos de humanidades e investigación científica y la coordinaciones respectivas. Originalmente, ambos consejos estaban integrados sólo por los directores de los institutos y los respectivos coordinadores, un par de años después se sumaron los directores de las dos facultades afines y a mediados de los setenta se amplió a la representación de los directores de centros y representantes del personal académico.

La investigación, centrada en la generación y avance del conocimiento, se ordena principalmente según los campos del conocimiento, de ahí la existencia de dos subsistemas de investigación en la universidad que marcan una primera gran división entre las ciencias naturales y exactas, y las ciencias sociales y las humanidades. En el interior de cada subsistema la actividad se vuelve a dividir conforme a dominios disciplinarios o multidisciplinarios, mismos que dan lugar a los respectivos institutos y centros. Actualmente, en la UNAM existen 29 institutos, 16 centros y ocho programas en diferentes disciplinas y temas, en comparación con cualquier otra institución, concentra la más amplia gama de áreas de investigación.

En el caso del subsistema de humanidades y ciencias sociales, agrupa a diez institutos de investigación: Sociales, fundado en 1930, es el de mayor antigüedad; Estéticas (cuyo precursores fueron los laboratorios de arte en 1935); Económicas (1940); Históricas (1945); Filosóficas; Bibliográficas; Jurídicas; Antropológicas; Filológicas, y Sobre la Universidad y la Educación. Este último fue centro durante 30 años y en 2006 pasó a ser instituto.

Los centros del subsistema son: Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos (1979); Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas (1981); Enseñanza para Extranjeros; Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (1985); Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (1989); Investigaciones sobre América del Norte (1989); y Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales. Este último, fundado en 2007 en Yucatán, es el centro más reciente de esta área; aunque casi a la par se creó otra entidad en Jiquilpan, Michoacán, denominada Unidad Académica de Estudios Regionales. A su vez, los programas universitarios son: Estudios sobre Género; Estudios sobre la Ciudad; y México, Nación Multicultural.

El subsistema de humanidades y ciencias sociales se integra por un total de 21 entidades. En tales espacios se desempeñan 861 investigadores, 525 técnicos académicos y 64 profesores3. El conjunto de ese personal académico representa alrededor de 4 por ciento del total que labora en la UNAM. La actividad en el sector se desarrolla por medio de líneas o proyectos, los cuales establecen una trayectoria del proceso y avances del trabajo de indagación. El año pasado sumaban más de dos millares de proyectos en proceso, tanto individuales como colectivos. A su vez, tales proyectos habían dado lugar a la publicación de más de un millar de capítulos de libro, poco más de medio millar de artículos en revistas y más de 300 libros, entre otros productos.

Por su parte, el subsistema de investigación científica integra 29 entidades (19 institutos y diez centros), distribuidas en tres diferentes áreas. Por ejemplo, en el área de ciencias químico-biológicas y de la salud se encuentran los institutos de Biología; Ecología; Fisiología Celular; Ciencias del Mar y Limnología; Química; Biomédicas; Neurología, y Biotecnología. En esta misma área están los centros de Ecosistemas y Ciencias Genómicas. Al menos cinco de los institutos de esta área en su origen fueron centros, y la mayoría de entidades tuvieron su simiente en los institutos de Biología y Biomédicas.

En el área de ciencias físico-matemáticas se agrupan las siguientes entidades (siete institutos): Astronomía; Física; Ciencias Físicas; Ciencias Nucleares; Materiales; Matemáticas, y Matemáticas Aplicadas y Sistemas. Cinco centros: Radioastronomía y Astrofísica; Física Aplicada y Tecnología Avanzada; Ciencias de la Materia Condensada; Energía, y Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico. Por último, en el área de ciencias de la Tierra e ingeniera están cuatro institutos: Geología, Geofísica, Geografía e Ingeniería, así como tres centros: Geociencias, Ciencias de la Atmósfera y Geografía Ambiental.

En el subsistema de investigación científica se desempeña un total de 2 mil 716 personas: mil 549 investigadores y mil 167 técnicos académicos. Una cantidad que representa 7.4 por ciento del total del personal académico de la UNAM y también es casi el doble de la que labora en el subsistema de investigación humanística. El año pasado, en el total de entidades de este subsistema estaban en marcha poco más de mil 200 proyectos con financiamiento exclusivamente de la misma universidad y otros 865 proyectos con financiamiento externo. En total, más de dos millares de proyectos. En conjunto, el año pasado publicaron 2 mil 421 artículos internacionales, 350 nacionales y 144 libros.

Si sumamos la planta de personal académico de los dos subsistemas de investigación, representan 11 por ciento del total del personal universitario. Más de la mitad del total del personal de investigación son miembros del Sistema Nacional de Investigadores, es la mayor agrupación institucional de ese sistema (alrededor de 15 por ciento del total y casi una cuarta parte si se agrega el personal de facultades y escuelas). El informe del Conacyt sobre la producción científica de la UNAM señalaba que: La producción científica de esta institución es la más variada del país, abarca todas las áreas del conocimiento y desarrolla una gran cantidad de artículos, de los cuales un gran porcentaje se encuentra entre los documentos más citados y por ende entre los más influyentes. Además, cuenta con centros e institutos de investigación en diversas disciplinas, los cuales desarrollan y fomentan la generación de nuevos conocimientos, tecnologías e innovaciones4.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, la importancia de la UNAM en la investigación que se realiza en el país es también una muestra de la alta concentración institucional y regional en este terreno, como ocurre en muchos otros. Hoy es menor que en la etapa fundacional de la universidad e incluso que hace una década y seguramente en el futuro será todavía menos, en buena medida debido al soporte de la propia UNAM, pero es necesario un marco de iniciativas estatales más organizado y más pujante.

También vale la pena advertir que pese a la importancia de la producción científica de la universidad y del país, colocado en segundo lugar en el ámbito de América Latina, lo cierto es que Brasil, que ocupa el primer lugar, supera con más del doble nuestra producción. La centralidad de la investigación universitaria centenaria no está en duda, pero los retos tampoco.

Notas

1. “Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México”, Diario Oficial de la Federación, 26 de julio de 1929, p. 1
2. Cfr. Raúl Domínguez Martínez; Gerardo Suárez Reynoso, y Judith Zubieta García, Cincuenta años de ciencia universitaria: una visión retrospectiva, UNAM–Porrúa, 1998, p. 8.
3. Los datos, salvo que se indique lo contrario, provienen de Agenda estadística UNAM 2010. México.
4. Conacyt, Informe general del estado de la ciencia y la tecnología 2008, México, p. 92.


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