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Un futuro para los jóvenes
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 381 [2010-08-19]
 

El pasado 12 de agosto se celebró el Día Internacional de la Juventud. La fecha ha traído al presente los pendientes de ese heterogéneo y cambiante sector de la población localizado generalmente entre los 15 y 24 años de edad. Sin embargo, no sólo se trata de una conmemoración efímera; a partir de este mes se celebra el Año Internacional de la Juventud (AIJ). Por tal motivo, diferentes entidades de Naciones Unidas emitieron una declaración conjunta para impulsar el AIJ, la semana siguiente se realizará en México la Conferencia Mundial de la Juventud y el año próximo una siguiente conferencia, con el fin de realizar un balance de cuáles han sido los avances en las políticas hacia los jóvenes desde que se realizó el primer AIJ en 1985.

La celebración del día de los jóvenes fue aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas en diciembre de 1999, cuando estaba por cumplirse un quinquenio del programa de acción mundial para los jóvenes previsto por el mismo organismo. La resolución indicaba que Naciones Unidas hacia suya la recomendación de que el 12 de agosto fuera declarado Día Internacional de la Juventud y, en ese entonces, recomendaba organizar actividades de información pública en todos los niveles en apoyo del día señalado (A/RES/54/120). A partir del año 2000 quedó instaurada la fecha de celebración.

No obstante, el organismo internacional había desplegado algunas iniciativas en favor de la juventud desde fines de los años setenta, particularmente en lo que concierne a la instauración de un foro mundial para dialogar sobre los temas y problemas de interés de los jóvenes y, especialmente para el mejoramiento de las formas de comunicación con las organizaciones juveniles.

En una resolución de noviembre de 1985, Naciones Unidas estableció la primera celebración del Año Internacional de la Juventud. El lema de ese primer año fue “participación, desarrollo, paz”, quizá en referencia a la escasa presencia y representación de los jóvenes, así como de sus preocupaciones por la paz, la expresión, la democracia y el crecimiento en los foros internacionales.

Después de 25 años, a partir de agosto se celebra el segundo AIJ. Ahora son otras las condiciones de coexistencia entre las naciones y otras las fuentes de preocupación en torno de los jóvenes, un buen número de ellos carentes de oportunidades laborales y educativas. También son otras las formas de participación de las organizaciones juveniles y distintos los jóvenes de hoy.

El lema del reciente AIJ establecido por Naciones Unidas es “diálogo y comprensión mutua”. Tal parece que más de dos décadas no han sido suficientes para trazar líneas estratégicas de atención y que los pendientes en este terreno son cambiantes y variados.

La reciente declaración de una veintena de entidades especializadas de Naciones Unidas destaca el papel clave de la educación para una transición a la vida adulta. Si bien reconoce que las tasas de alfabetización se han incrementado notablemente en los recientes 25 años, también señala que el progreso ha sido desigual, porque algunas naciones se han rezagado y se ha ensanchado la brecha entre la población urbana y rural en algunas naciones. Destaca que se necesita incrementar la inversión y el acceso a la educación, particularmente en educación secundaria, debido a las metas trazadas en el año 2000, cuando se plantearon los Objetivos de Desarrollo del Milenio que debieran cumplirse en cinco años más.

Otro de los temas relevantes de la declaración es el concerniente al empleo. A este respecto señala que, como es obvio, el desempleo y subempleo juvenil tiene costos significativos en la economía nacional, la sociedad, el individuo y sus familias. Más importante: Si se experimenta en las etapas tempranas de la vida la falta de un trabajo productivo y decente, con frecuencia se comprometerán de forma permanente los prospectos de empleo en el futuro de una persona. En consecuencia, se producirá la exclusión, la ociosidad, la vulnerabilidad de los jóvenes y, posteriormente, una cauda de conductas antisociales.

En el caso de México, en ocasión de la celebración del día de los jóvenes, la directora del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), Priscila Vera, afirmó que la generación actual de jóvenes, en comparación con las anteriores, es la más educada y más saludable en la historia del país. Sin duda, la afirmación es correcta, debido a las cifras acumuladas, el mayor volumen de jóvenes y el incremento nacional del promedio de escolaridad, como también sería el caso del aumento en la esperanza de vida de la población. Sin embargo, el verdadero problema es si los índices educativos alcanzados son los que podríamos y debiéramos tener como nación.

Las tasas de cobertura educativa en el nivel superior (uno de cada cinco jóvenes) y el desempleo o el empleo precario para los jóvenes anuncian un futuro trunco no sólo para ese sector, sino para la sociedad entera. No debiera ocurrir; ojalá el AIJ revierta la tendencia.


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