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Inequidad y educación superior en América Latina
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 375, pp.13 [2010-07-01]
 

Según se reconoce en el más reciente reporte de la CEPAL (La hora de la igualdad. Brechas por cerrar, caminos por abrir), la desigualdad en las sociedades latinoamericanas y caribeñas “recorre cinco siglos de discriminación racial, étnica y de género, con ciudadanos de primera y segunda categoría y la peor distribución del ingreso del mundo”.

Con esa pesada asignatura pendiente, en las recientes décadas se ha exacerbado la heterogeneidad en cuanto a las oportunidades productivas de la sociedad, se ha deteriorado el mundo del trabajo y se ha segmentado el acceso a la protección social. De este modo, la ecuación entre mercado, Estado y sociedad que ha prevalecido en la región desde hace tres décadas, se ha mostrado incapaz de responder a los desafíos globales del presente y del futuro.

Dentro de este marco general, las políticas educativas han mostrado los efectos de las insuficiencias, carencias y rezagos derivados de dicha incapacidad. En el terreno de la educación superior, desde finales de la década de los setenta se ha observado una elevada expansión de la matrícula en casi todos los países latinoamericanos. Entre sus causas principales se cuentan el aumento en los niveles de escolarización y el número de egresados de la educación media superior. Como respuesta a esta creciente demanda, se han venido creando más universidades y nuevos tipos de instituciones de educación superior no universitarias, llamadas genéricamente “de nivel terciario”. La expansión y diversificación de la educación superior también ha derivado, en el plano horizontal, en la existencia de universidades federales, estatales y privadas, procesos de desconcentración y descentralización (en los ámbitos nacional e institucional) y la creación de nuevas instituciones que ofrecen ciclos cortos —regularmente de dos años—. En el plano vertical, se han formulado nuevas carreras y programas como los antes mencionados, así como en licenciatura y posgrado.

No obstante la notable expansión y diversificación de los sistemas de educación superior en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, todavía persisten enormes inequidades. En un artículo publicado recientemente en el primer número de la Revista Iberoamericana de Educación Superior (RIES), por Ana García de Fanelli y Claudia Jacinto, estos investigadores se enfocan en el análisis de la equidad en el nivel superior, comparando el acceso y la titulación en relación con el origen socioeconómico y el sexo en estudiantes y graduados del nivel terciario (o superior no universitario) y del universitario.

El estudio de estas dos autoras tiene como base documental los datos aportados por las encuestas de hogares de cinco países de la región: Argentina, Bolivia, Chile, México y Perú. García de Fanelli y Jacinto reconocen, de principio, las diferencias —a veces enormes— que existen entre estas naciones en términos de indicadores económicos y demográficos, aunque señalan que sus respectivos niveles de cobertura no corresponden al orden de tales indicadores (Argentina, por ejemplo, con menor PIB per cápita que México y Chile, tiene una cobertura en educación superior significativamente mayor que México). Asimismo, los niveles de cobertura en educación terciaria son bajos en los países seleccionados para el estudio (en ninguno supera 10 por ciento).

En cuanto a la equidad en el acceso y la graduación o titulación en los estudios de nivel superior según género y nivel socioeconómico, las autoras encontraron que entre 30 y 50 por ciento de quienes logran concluir el ciclo inmediato anterior, acceden al siguiente nivel. También observaron que hay una proporción casi igual de hombres y mujeres en el acceso a la educación superior en los países analizados. Asimismo, notaron que la cobertura es más equitativa en el nivel terciario que en el universitario —de acuerdo con la tasa neta de escolarización según ingreso per cápita familiar. El estudio mostró, además, que la estudiante típica de la educación terciaria forma parte de la primera generación de su familia en acceder a ese nivel de estudios y, en su mayoría, trabaja y estudia. Por último, fue notorio que quienes han accedido a los estudios terciarios presentaron mayores probabilidades de titularse que quienes ingresaron al nivel universitario.

Para García de Fanelli y Jacinto, su estudio les permitió corroborar la relevancia del nivel terciario para el acceso de los jóvenes de niveles socioeconomicos bajo y medio bajo a la educación superior. Recomiendan, en consecuencia, que la política pública en dicho nivel se oriente a fortalecer la equidad en el nivel terciario no sólo impulsando el acceso y la titulación, sino mejorando la calidad y pertinencia de los estudios en ese nivel educativo. También sugieren su articulación con el nivel universitario para aumentar así la valoración social de los títulos obtenidos.

Si bien las autoras reconocen la limitación que significa la falta de homogeneidad en los datos utilizados en su análisis, la investigación realizada ofrece un panorama muy interesante del nivel terciario, estrategia que, como ellas subrayan, se ha extendido por toda la región en las recientes tres décadas para promover la equidad en el acceso a la educación superior.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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