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Posgrado: el punto de inflexión
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 341 [2009-10-15]
 

La idea de que las universidades absorban parte del financiamiento para las becas de posgrado, formulada recientemente por el director del Conacyt, Juan Carlos Romero Hicks, confirma definitivamente que las políticas para el posgrado son improvisadas y están espoleadas por el actual déficit fiscal. Pero tal vez lo más importante es que también indica un punto de inflexión en las iniciativas para este nivel educativo, al igual que podría ocurrir en otros niveles y áreas del sistema educativo.

Desde el pasado mes de agosto, cuando el Conacyt emitió su convocatoria para los aspirantes a becarios, en este espacio reiteramos que el cambio en el programa de becas que ahí se incluía tendría efectos adversos y su origen se localizaba fundamentalmente en la escasez de recursos financieros, más que en las características del posgrado o en los eventuales propósitos del programa sectorial.

Anteriormente, con independencia del programa en el cual estaban inscritos, todos los becarios del Conacyt recibían el mismo apoyo y la cantidad solamente difería si se trataba de estudios de maestría o doctorado. Ahora, además del nivel educativo, la cantidad que recibirán estará en función del tipo de programa y el lugar que ocupe en el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC).

Se supone que todos los programas incluidos en el padrón son de calidad, pero unos tienen más que otros. Por ejemplo, los posgrados de competencia internacional estarían a la cabeza de la calidad y serían el ejemplo a seguir para todos, mientras que los posgrados de reciente creación estarían en el lugar más bajo y en un lapso de dos años tendrían que escalar posiciones; los consolidados estarían en una posición aceptable, aunque también podrían esforzarse y llegar al tope de la escala.

La pasada convocatoria del programa de becas estableció que se daría un mayor apoyo para los becarios de programas de competencia internacional (7 smm para doctorado, 5.60 smm para maestría y 4.72 smm para especialización), dejó el mismo monto para los programas consolidados y disminuyó (entre 30 y 40 por ciento) el apoyo económico para los programas en desarrollo y para los de reciente creación.

En la comparecencia ante legisladores, el director del Conacyt señaló que no habría reducción en la asignación de becas, dado que trabajaría en una política integral con la SEP. Al parecer, se refería a transferirle la responsabilidad de subsidiar parte del monto de las becas a las universidades. El actual planteamiento del Conacyt, según la nota de Gabriel León, es que las instituciones de educación superior “otorguen un porcentaje del monto de las becas para maestrías de reciente creación, en un esquema de corresponsabilidad y cofinanciamiento” (La Jornada, 06/10/2009).

Sin embargo, la propuesta del Conacyt difícilmente pasará en las universidades. Por lo pronto, José Lema Lebadie, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana y coordinador del Consejo Regional del área metropolitana de la ANUIES, rechazó la iniciativa, solicitó que el gobierno federal reconsidere la medida e indicó que la propuesta solamente lo ponía en un dilema.

Lo notable del caso es que tanto el ajuste inicial a la convocatoria del programa de becas como la idea de corresponsabilidad de las universidades en su subsidio, están animados por un horizonte de recursos financieros escasos. En última instancia, no importa qué tan bien operaba el programa de becas anterior o qué ventajas traerá el ajuste que se propone, como tampoco la conveniencia de un esquema de cofinanciamiento. No, el viraje está impulsado por la restricción del presupuesto, como en estas mismas páginas de Campus, en el número anterior, lo apuntó Wietse de Wries.

La misma situación parece atravesar el programa de fondos mixtos. En la entrega de la semana pasada, a propósito de la federalización, señalamos que el gobierno propone, para el año próximo, reducir a poco menos de la mitad el presupuesto para este rubro, a pesar de que es el principal instrumento para impulsar la descentralización de las actividades científicas y tecnológicas.

Las decisiones acicateadas por las limitaciones presupuestales pueden multiplicarse, ampliarse a otras áreas y probablemente no ser tan pasajeras como podría suponerse. Los analistas económicos y financieros han señalado que la recuperación económica de México apenas podría comenzar levemente el año próximo. El mismo Banco Mundial ha indicado que en este año, en la región, México ha tenido el peor desempeño (una caída de 7 por ciento) y que mientras la mayoría de países ya se están recuperando, México tal vez lo hará en 2010.

Entonces, es posible que algunas de las líneas estratégicas o algunos de los programas más importantes del sector, como el programa de becas, encuentren su punto de inflexión en el actual contexto de déficit fiscal, o al menos la situación podría llevar a valorar y/o desviar su larga trayectoria. Habrá más elementos cuando se apruebe el presupuesto para el año próximo.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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