MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Expectativas de desarrollo: ¿cuáles son las novedades?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 331 [2009-08-06]
 

En la entrega de la semana anterior señalamos que los sistemas nacionales de investigación científica y tecnológica son un componente importante para impulsar el desarrollo económico, pero también que los modelos de referencia generalmente apuntan a los sistemas de países altamente industrializados. No obstante, advertimos que el desempeño económico —relativamente reciente— de algunos países, como Brasil, Rusia, India o China (el famoso BRIC), los cuales no están en la categoría de países altamente desarrollados sino en las llamadas economías emergentes, había generado cierta expectativa por averiguar las políticas nacionales que adoptaron, el modelo que siguieron y, en menor medida, por el funcionamiento de sus sistemas de investigación.

Las diferencias son notables entre los países que integran el BRIC, como se ha podido apreciar en los diversos análisis especializados y en los reportes sistemáticos de orden económico y político de los organismos internacionales. Las iniciativas que han emprendido no parecen tener mucho en común, tanto por los niveles de apertura de sus economías como por los grados de atracción de inversión o sus reformas estructurales; menos por sus regímenes y sus respectivos modelos de conducción de país.

Tal vez uno de los pocos elementos que comparten esos países es que de tiempo atrás se han fijado metas a mediano y largo plazo. Pero no solamente. (México lo ha hecho desde hace décadas y los resultados están a la vista). Lo más importante es que, pese a factores adversos, han logrado mantener en línea sus metas y, con ciertos ajustes, han puesto en marcha estrategias convergentes para alcanzarlas.

Al inicio de esta década, en el tercer estudio económico de la OCDE sobre México (Economic Survey of Mexico, 2000), se destacaba que la perspectiva de crecimiento para México era relativamente favorable, principalmente por los acuerdos de comercio que ya estaban en operación (la internacionalización de su economía) y las reformas estructurales que había emprendido previamente para impulsar el sector privado.

Claro, en el reporte también se hacía notar que la expansión era reciente, el mejoramiento del bienestar social era marginal y el nivel de inflación del país era sensiblemente mayor que el promedio de las naciones pertenecientes a la OCDE. Por tal motivo, indicaba que uno de los mayores retos era lograr un crecimiento sustentable en el largo plazo y sugería, además de continuar con la disciplina fiscal y las restricciones monetarias, ubicar las políticas en un esquema de mediano plazo, modernizar la administración pública y ocuparse de la efectividad del gasto público, entre otras medidas.

El monitoreo de los reportes macroeconómicos de la OCDE son más o menos cada dos años para cada país miembro de la organización y es variable para los países no miembros. De hecho, el primer reporte para Brasil —que no es país miembro y forma parte del BRIC— es de 2001.

En el primer reporte sobre Brasil se destacaba la capitalización de sus reformas de las décadas previas, lo que probablemente le permitiría lograr una economía sólida y un crecimiento basado en el mercado, aunque también se señalaba su alta dependencia de las fuentes de financiamiento exterior.

La OCDE acaba de publicar los reportes económicos de diferentes países, entre los cuales se incluye a México y Brasil. Los documentos (Economic Surveys) son interesantes porque reflejan el impacto diferenciado de la crisis más reciente y el escenario más probable que habrán de enfrentar.

Ambos países, dicen los reportes, no se han librado de los efectos de la más reciente crisis económica y financiera global. Sin embargo, en el caso de Brasil señala que la recuperación podría tener lugar en la segunda mitad de este año y en el siguiente, por lo que continuará su consolidación macroeconómica y el mejoramiento de sus indicadores.

Por el contrario, en el caso de México señala que el crecimiento será negativo este año y solamente se recuperará modesta y gradualmente en el próximo. Los factores son múltiples, desde la caída del comercio con Estados Unidos, la baja en el precio de petróleo, la pérdida de confianza de los inversores, la fragmentación e ineficiencia del sistema de salud, la baja calidad del sistema educativo y sus graves inequidades, hasta la crisis propiciada por la influenza.

Y, sí, confirma lo que sabemos de sobra: “aunque ha mejorado, el crecimiento de México en los pasados 20 años ha sido decepcionante cuando se compara con otros mercados emergentes” (p. 15).

Obviamente, la OCDE tiene sus recomendaciones, pero al parecer poco o nada hemos aprendido como país en las últimas décadas. ¿Cuánto tiempo más necesitaremos para fijarnos horizontes de desarrollo de largo aliento y de instrumentación de estrategias correctas de crecimiento? ¿Cuánto más para establecer iniciativas en red y convergentes o el funcionamiento de las instituciones? Ni hablar de cuándo lo lograremos.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter