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Nuevos retos a la educación y a la ciencia
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 298 [2008-11-20]
 

Con motivo de la reunión de la Asociación para el Estudio de la Educación Superior (ASHE), me tocó estar en Estados Unidos el día de la elección presidencial. A juicio de mis colegas estadunidenses se inicia una era de cambios estructurales.

Barack Obama hizo su campaña con un discurso nuevo. Apeló a la historia, a los momentos que definen a una generación para reconstruir su realidad social, para abrir oportunidades y movilidad a las clases medias. Su pensamiento educativo genera esperanza.

Según él, la competitividad de EU en el siglo XXI comienza por invertir en los trabajado+res; otorgar a cada persona la oportunidad de recibir una educación de clase mundial, esto es, del mejor nivel, en todo el ciclo vital. Escuelas públicas de calidad abren oportunidades para conseguir buenos empleos y fortalecen a las comunidades.

La educación sirve para adquirir habilidades, y como formadora del carácter y de una ciudadanía informada. La educación pública imbuye responsabilidad e instala en los jóvenes valores como la honestidad y una ética de trabajo. Con educación la gente tiene más conciencia y actúa en favor de su salud.

El nuevo presidente llama la atención para educar bien a niños y jóvenes. En esta época se tienen que aprender más cosas que antaño, razón por la cual hay que tener tiempos adicionales a los de las aulas para adquirir conocimientos. En este punto liga a la escuela con la familia.

En cuanto al nivel superior, sostiene que la educación universitaria es crecientemente vital para lograr éxitos en la economía. Y debido al incremento de los costos, el gobierno tiene el compromiso de hacer accesible el nivel superior a quienes deseen estudiar. Asimismo, proveer educación superior para que las personas renueven sus conocimientos a lo largo de sus vidas.

Los académicos estadunidenses con quienes platiqué esperan que el discurso se concrete en cambios para la educación superior. No están contentos con las presiones basadas en la "productividad", con utilizar como criterio de evaluación del trabajo conseguir fondos para sus universidades, con luchar a contracorriente por su definitividad, siendo juzgados por el número de tesis que son aprobadas, etcétera. Están insatisfechos con una evaluación contable que a su juicio no guarda relación con la calidad educativa. Creen pertinente que se inicie una reflexión para cambiar el paradigma de evaluación de la academia.

Los sistemas educativos están ejerciendo presiones para sobre trabajar y competir sin sentido. En la reunión de la ASHE se presentó la encuesta internacional del personal académico que incluyó a veinte países desarrollados y emergentes. Se muestra que el número de horas que trabajamos los académicos ha aumentado. En la mayoría de los países encuestados, los académicos universitarios trabajan en promedio más de cuarenta horas y en varios más de cincuenta. Conclusión: hay que revisar las políticas. Incrementar tiempo y productividad, como se hace actualmente, lleva a rendimientos decrecientes que hacen perder el logro de una buena educación.

Por otra parte, Obama ha dicho que quiere hacer de EU el líder indiscutible en ciencia y tecnología. Propondrá duplicar el financiamiento a la investigación básica para el desarrollo futuro del sistema de innovación. EU ha estado perdiendo su dominio en el campo científico y tecnológico, que ha sido fundamental para el crecimiento económico y el bienestar social desde la Segunda Guerra Mundial. El nuevo presidente cree que su país no puede perder el primer lugar en ciencia y tecnología en el ámbito mundial, porque de ello dependen los recursos que tenga para competir en la economía global, al tiempo que se crean nuevos empleos y oportunidades para que los trabajadores gocen de mayor prosperidad.

En ASHE se trató el tema de la educación superior vinculada a los sistemas de conocimiento. Se reconoció que este vínculo es crucial para participar adecuadamente en la globalización. Que la investigación científica es esencial para el desarrollo de las naciones; que hay un conjunto de conocimiento en el ámbito global al cual hay que acceder para aplicarse a situaciones locales. Se habló de sociedades del conocimiento y de cómo cada una ha seguido formas concretas para arribar a este modelo social. En todas ellas la ciencia y la cultura, desde la universidad, han jugado un papel preponderante.

Por las desigualdades en los sistemas de investigación se recomienda a los países emergentes que fortalezcan el suyo para que la globalización pueda ocurrir. También, aplicar políticas que conjuguen la educación superior con la ciencia, tener capacidad de generar conocimiento propio. Contar con estructuras que permitan aprovechar el conocimiento, con preguntas relevantes sobre la realidad social, con mayor inversión, con la creación de una cultura científica en la población y con agentes proclives al cambio social.

En Estados Unidos están planteándose nuevos retos a la educación y a la ciencia gracias a un nuevo liderazgo político. Será interesante ver la correspondencia entre política y academia y cómo una de las sociedades más desarrolladas puede movilizarse, repensarse y reconstruirse en este siglo teniendo a la educación y al conocimiento científico como ejes de la transformación.


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