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Ciencia y tecnología: la comparecencia
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 291 [2008-10-02]
 

La comparecencia del director del Conacyt, Juan Carlos Romero Hicks, ante senadores de la República el pasado 24 de septiembre fue tersa y centrada principalmente en el tema de los recursos financieros. No hubo intervenciones incómodas ni cuestionamientos al desempeño, como podría haber sido. Tal vez así sucedió porque el tema más sensible, el inexplicable retraso para formular y publicar el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECiTI) de esta administración, fue rápidamente neutralizado por el director de Conacyt al anunciar desde el comienzo de su intervención que el programa sería aprobado por el Ejecutivo federal en un par de días más, esto es, el viernes 26 de septiembre. Así fue.

La comparecencia del director de Conacyt ante las comisiones unidas de senadores de Hacienda y Ciencia y Tecnología se enmarca en las nuevas reglas constitucionales que establecen que el Ejecutivo federal solamente debe entregar al Congreso su informe de gobierno por escrito, pero los legisladores pueden solicitarle que amplíe la información y citar a los titulares de las secretarías para que rindan cuentas.

En principio, el director de Conacyt, después de una breve mención sobre la organización y funcionamiento del sistema de ciencia y tecnología, señaló que a partir de la presentación del Plan Nacional de Desarrollo el 31 de mayo —sin precisar que de 2007— estuvieron trabajando en los programas sectoriales y destacó que “por primera vez hemos buscado una transversalidad para que en cada uno de los programas sectoriales exista alguna mención de educación, ciencia, tecnología e innovación que es una cadena virtuosa”.

Lo curioso es que la mayoría de programas fueron presentados en noviembre de 2007 y salvo el de educación, economía, energía, y comunicaciones y transportes, que hacen una mención marginal al componente de investigación científica y tecnológica, en el resto no aparece enunciado. En fin, lo relevante es que el director de Conacyt anunció que el viernes 26 de septiembre se realizaría la reunión del Consejo General de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (CGIDT) en el que se conocería y en su caso se aprobaría el programa sectorial de esta administración.

Efectivamente, el viernes de la semana pasada se realizó la sesión del CGIDT en Los Pinos, dado que el Ejecutivo federal es quien lo preside, y sí se aprobó el programa sectorial. Además, en esa misma sesión le presentaron los resultados del estudio que realizó la OCDE sobre política de innovación —tema del cual nos ocuparemos próximamente—y el presidente invitó a los miembros del Consejo a contribuir con el Programa Especial contra el Cambio Climático.

El dato importante, el cual ya hemos señalado en otras oportunidades, se refiere a las dificultades de funcionamiento con el CGIDT. Lo es porque, probablemente, en esos escollos está la explicación de por qué se demoró tanto la aprobación del actual programa sectorial. El CGIDT es la máxima autoridad del sistema científico y tecnológico, lo preside el Ejecutivo federal, participan nueve secretarios de Estado, los titulares de Conacyt y del Foro Consultivo y cuatro invitados del presidente. Pero, desde que fue creado en 2002, pocas veces se ha reunido (ésta es su cuarta sesión); seguramente por el desinterés y la complicada agenda de sus integrantes. El asunto es que se trata de la instancia que debe aprobar el programa sectorial, así que si no logra sesionar, simplemente no hay programa. De hecho, hasta el martes 30 de septiembre todavía no se publicaba el PECiTI.

Pero, volviendo a la comparecencia, el director de Conacyt explicó que el programa sectorial tiene cinco objetivos generales: una política de Estado en la materia, con visión de largo plazo y que involucre a todos los actores; “una urgente necesidad de centralizar los esfuerzos”; un mayor financiamiento para el sector; una mayor inversión en infraestructura, y la “formación de recursos humanos de alta calidad”. Es decir, las mismas líneas de acción sobre las que se ha insistido en las últimas décadas, aunque sorprende que no mencionara el tema de la innovación, dado que se supone es el componente principal de esta administración. De todas formas, esperemos la publicación del programa para examinarlo en detalle.

En cuanto a los retos el director de Conacyt señaló: la revisión integral de la legislación en materia de ciencia y tecnología —la soga en casa del ahorcado—; la canalización más directa y dirigida de los estímulos fiscales; el fomento a las redes temáticas y la necesidad de mayor inversión pública y privada en el sector.

Sobre este último aspecto pronto volveremos, no solamente porque está en discusión el presupuesto para el año próximo, sino también porque la metodología oficial para calcular el PIB y el año base también cambiaron, con lo que las cifras se han modificado respecto de años anteriores. Por lo pronto, acostumbrémonos al nuevo esquema de rendición de cuentas.


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