MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Investigación educativa
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 264 [2008-03-13]
 

A pesar de que el sistema escolar ha perdido su lugar de privilegio como espacio de aprendizaje y conocimiento, lo cierto es que hasta ahora sigue desempeñando un papel de suma importancia en las sociedades para la formación sistemática de sus integrantes.

Ciertamente, frente al hipnotismo de la televisión, la inagotable seducción de internet, las tecnologías informáticas, los aprendizajes informales o las leyendas de jóvenes creativos y exitosos que abandonaron las aulas y ahora trabajan relajada y desordenadamente, la escuela parece poco atractiva y el flujo de información y conocimientos parecen transcurrir por otros cauces. Y, sí, es probable que en un futuro la escuela se transmute, pero actualmente su función es central.

Lo notable es que, precisamente, cuando más parece cuestionarse el papel y la efectividad de la escuela, es cuando más se reconoce que se le entiende poco y se acepta que se ignoran buena parte de sus procesos y mecanismos. El asunto ha cobrado especial relevancia, particularmente en las últimas décadas, con la discusión en torno a las implicaciones de la economía del conocimiento y la sociedad(es) del conocimiento(s) y del aprendizaje. O bien, por las comparaciones entre países respecto del logro educativo, la búsqueda de estándares en el conjunto de países y, sobre todo, por los pésimos resultados de algunos países.

Obviamente, el interés y el estudio sistemático y organizado sobre los sistemas escolares no es nuevo, pero sí lo son nuevas zonas de estudio, ciertos énfasis o las demandas de mayor vinculación con la toma de decisión.

Por ejemplo, apenas al comienzo de la década actual inició un proyecto transdisciplinario, impulsado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para indagar la relación entre el funcionamiento del cerebro y el aprendizaje escolar. O bien, los estudios sobre eficacia escolar que desde hace dos o tres décadas se llevan a cabo para tratar de averiguar y precisar de qué forma la escuela es capaz de incidir en el aprendizaje.

La OCDE ha sido una de las organizaciones internacionales que más se han ocupado de impulsar el renovado interés por los sistemas escolares y la investigación educativa. A partir de su publicación sobre la importancia de la administración del conocimiento (Knowledge management in the learning society, CERI, 2000), la aplicación cada vez más extendida de la prueba PISA a países no miembros de la organización y su enfoque sobre una relación más directa entre la investigación y lo usuarios de la misma.

México, como país miembro de la OCDE, en 2003 solicitó un examen de la investigación y el desarrollo educativo en el país. El reporte hizo algunas precisiones de carácter histórico sobre la investigación educativa en el país, destacó la insuficiencia en el número de personas dedicadas a esa actividad, su deficiente capacitación académica, la heterogeneidad de las instituciones dedicadas a esa labor o el escaso impacto de la investigación en la toma de decisiones, entre otros aspectos.

Pero, sobre todo, la OCDE realizó algunas recomendaciones: la elaboración de una agenda de investigación nacional con prioridades específicas; un plan para impulsar la capacidad y la infraestructura de la investigación, y un incremento en la utilización de la investigación educativa por parte de sus principales usuarios. (Por cierto, ¿qué ha ocurrido con éstas y otras recomendaciones? ¿o la creación de un foro?)

Vale la pena mencionar que la UNESCO también se ha sumado al interés por la investigación educativa. En su reciente publicación sobre los sistemas educativos en el mundo (World Data on Education 2006/2007) incluye un breve apartado sobre investigación educativa en cada caso. El documento originalmente compilaba los reportes que las mismas naciones entregaban a UNESCO. Pero desde 1996 añade información complementaria a los reportes que recibe para elaborar un perfil de cada país. Ahora, en la sexta edición de su publicación, incluye el apartado mencionado.

La información general sobre la investigación educativa permite conocer las capacidades de cada país, aunque en realidad lo datos no son muy comparables entre sí. Por ejemplo, estima que en Argentina existen alrededor 134 instituciones con capacidad de realizar investigación educativa y reconoce como obstáculos para una relación entre investigadores y tomadores de decisión a la forma de presentación de las investigaciones y las dificultades que tienen los investigadores para que se conozcan sus trabajos. Mientras que en el caso de Brasil, únicamente menciona las instancias de coordinación de la actividad de investigación, como el ministerio, el Instituto Nacional o el sistema nacional de evaluación. O bien, en el caso de México, que presenta un recuento más detallado de instituciones, proyectos y formas de financiamiento.

Tal vez por caminos más bien insospechados la investigación educativa logrará una dignificación y un reconocimiento social.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter