MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Una percepción crítica de la ciencia
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 152 [2005-11-03]
 

Algo no checa en la política de la ciencia. Los números que nos informan de sus resultados señalan que todo ha crecido: el financiamiento a la investigación básica, el número de investigadores nacionales, la cantidad de dinero promedio dedicada a proyectos mediante fondos sectoriales y mixtos, el número de nuevas becas de posgrado, entre otros programas que maneja el CONACYT.

Los investigadores, en contraste, tenemos una percepción negativa de lo ocurrido con la ciencia en el gobierno del cambio, según lo ilustra la consulta llevada a cabo por la Academia Mexicana de Ciencias. Los entrevistados reprueban aspectos esenciales de la política que se ha seguido, sostienen que hay falta de recursos y que su distribución es inadecuada, hay una opinión desfavorable sobre el alcance de las metas, afirman que las convocatorias no fomentan las líneas de investigación que el país necesita y que hay descuido en la atención a los problemas nacionales.

Además, estamos irritados de reiterar año con año, a los diputados y a los funcionarios de Hacienda, nuestros argumentos de que la ciencia es la piedra angular del desarrollo y de que nuestro trabajo es fundamental incluso para apoyar al gobierno y a los legisladores. Parece que viven aislados del mundo porque en todas partes los gobiernos invierten y se hacen responsables por el avance científico.

Ciertamente, ha habido crecimiento en una serie de rubros contenidos en los programas oficiales, pero los avances son absolutamente insuficientes ante la magnitud de todo tipo de problemas en el país que requieren de conocimiento científico para resolverse de una mejor forma.

Los avances se han logrado porque los científicos si que hemos demostrado entereza en nuestro trabajo, a pesar de las condiciones inadecuadas para hacerlo y la falta de compromiso del gobierno manifestada en el gasto público en ciencia, que durante los cinco años se ha mantenido en torno al 0.40 del producto interno bruto. El subsidio es tan corto que, como todos los fines de año, habrá que negociar faltantes de millones de pesos para que no se paren muchas de las acciones que lleva a cabo el CONACYT.

El gobierno ni ha escuchado ni ha querido entender que contar con un sistema público de ciencia es fundamental para la buena marcha de la economía nacional y el bienestar social, que sobre él descansa la efectividad de producir, reunir y utilizar el conocimiento para remontar obstáculos muy poderosos que tiene el desarrollo mexicano por delante. Que es fundamental formar personas que lo sepan codificar y descodificar, promover que existan más investigadores en todos los campos y una infraestructura adecuada, porque la maquila intelectual hace imposible que el progreso sea compartido. Esto que todos los días se repite en el medio ha pasado desapercibido por las autoridades y condena al país a que no pueda resolver su rezago histórico y sentar bases de futuro.

Total. Existe insatisfacción por muchos lados, poco tiempo para corregir errores y necesidad de convocar a la comunidad para que pueda participar en darle un nuevo rumbo a la actividad científica. Por distintos frentes se escucha el clamor de formular una política de la ciencia de largo alcance, como se ha hecho en otras latitudes, que coordine medidas para que la investigación cobre el auge que requiere en estos tiempos.

De acuerdo con lo que se comenta en la academia habría que concentrarse en proponer algunos ejes rectores para que el sistema de la ciencia se vincule a un proyecto de desarrollo nacional mediante la atención a los grandes problemas que son de interés público. Establecer un programa indicativo que oriente el esfuerzo de investigación interdisciplinaria a proveer, transmitir y adquirir conocimiento para coadyuvar de manera directa a la solución de cuestiones como, por ejemplo, la pobreza, el agua, la energía, el medio ambiente, la dinámica demográfica, la desnutrición, una mejor educación y la creación de valores y una cultura democrática. Y focos rojos como el de la juventud. Un programa como este formaría parte del conjunto de medidas que contenga la política general de ciencia.

Ocurre, por otro lado, que en el sistema de la ciencia, en nuestro país, las universidades e instituciones de educación superior públicas son las que llevan a cabo la mayor parte de la investigación. Son también las que tienen los mejores posgrados y el encargo de enseñar a aprender y educar a las nuevas generaciones de científicos. Las universidades públicas, por sus restricciones financieras, dedican una parte muy pequeña de su gasto a la investigación y ésta no puede florecer en todos los campos. En varias reuniones convocadas por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico se ha comentado la posibilidad de que exista un programa especial de apoyo a la investigación en las universidades públicas de los estados.

Lo anterior se asocia a una visión que vincule la educación superior con la actividad científica. Su coordinación daría mejores condiciones al desempeño académico y mejores resultados. También promovería que las universidades jugarán cada vez más un papel relevante en el desarrollo de su entorno social y daría oportunidad a la sociedad de tener una presencia más activa demandando, entregando y procesando conocimiento.

En lo que viene es fundamental que se estimule el desarrollo científico y humanístico junto con el federalismo y dar a aquellas regiones del país que tienen retrasos socio-económicos capacidades para que puedan competir nacional e internacionalmente.

He aquí algunas de las sugerencias recolectadas. El avance de la ciencia y las humanidades es para toda la sociedad y no puede fincarse en la exclusión. Sería estupendo que comenzáramos de inmediato a discutir qué hacer.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter