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La sucesión en la UNAM: consenso político y cambio académico
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 246 [2007-10-25]
 

Hay tres aspectos a subrayar en el proceso de sucesión de rector en nuestra universidad. La comparecencia de los aspirantes a rector ante la comunidad universitaria, porque se puede tener intercambios directos con cada uno de ellos sobre el rumbo de la universidad. Lo segundo es la asistencia nutrida de académicos, estudiantes y trabajadores a la auscultación con la Junta de Gobierno. Finalmente, el proceso sucesorio ha tenido la atención de los medios electrónicos e impresos. Los aspirantes han sido expuestos a la opinión pública. La elección de nuestras autoridades se hará con mayor transparencia que en el pasado y con legitimidad.

De lo que he leído y escuchado en los medios, y de lo que han dicho los aspirantes en sus intervenciones, destaco la preocupación por atender a los jóvenes. Se ha ofrecido concentrar esfuerzos en quienes estudian el bachillerato; conocer más de cerca la problemática de los jóvenes para mejorar sus condiciones de estudio. Los estudiantes son la razón de ser de la universidad.

También, los aspirantes han hablado de modificar los asuntos académicos que traban el desarrollo institucional. Y han propuesto, como objetivo, ajustar la organización académica a las exigencias de la era del conocimiento, porque somos una universidad de investigación. Desde luego, han mencionado la necesidad de conseguir una vinculación más estrecha con la sociedad.

Finalmente, se coincide en conducir a la UNAM conforme a los principios que la fundan. Se ha refrendado la libertad de cátedra y de investigación, la defensa de la universidad pública, la gratuidad y la autonomía. En esto no habrá cambios. Mantener un espacio de independencia política con el Estado y relaciones fluidas con el gobierno nos ha permitido llegar al sitio de prestigio, reconocimiento y respeto en el cual nos encontramos.

Cada uno de estos puntos ha sido tocado con mayor o menor énfasis por los candidatos. En los matices y en las propuestas concretas que han hecho es donde se encuentran las diferencias. Particularmente en cómo modificar y llevar a la academia hacia nuevos derroteros; en cómo articular los intereses internos y externos, y en cómo satisfacer las demandas de la comunidad. Y es aquí donde se enriquece el diálogo. Porque la comunidad está muy activa y discute sobre nuestro futuro. Dispuesta a formular propuestas acerca de lo que deseamos ocurra en la UNAM en los años por venir.

Ciertamente, queremos que la universidad concentre sus energías en los jóvenes, que quienes ingresen a la licenciatura tengan una mejor preparación académica. También, en la formación de formadores y en la incorporación de todos los académicos de carrera a la enseñanza. Estrechar las relaciones entre académicos y estudiantes. Aumentar la permanencia, el egreso y la titulación. Darle a la docencia el lugar que le corresponde. Asumir la calidad académica como un compromiso.

Nos importa que se promueva el trabajo colectivo con base en valores como la colaboración, la cooperación y la solidaridad, en un régimen de confianza a los académicos. Romper el individualismo y el aislamiento en el trabajo, incorporar a los estudiantes a la investigación, integrar equipos en talleres y seminarios. Cambiar el sentido de la evaluación, aplicarla con más rigor y con instrumentos más ágiles y efectivos, tal que pueda usarse para el aprendizaje institucional.

Un asunto de enorme interés es que en la próxima administración se elaboren políticas para que el reemplazo generacional pueda darse en los mejores términos para la institución. Hacer que interactúen los nuevos académicos con los académicos de experiencia en un movimiento que va a llevar varios años.

Reiteramos la necesidad de que la administración esté plenamente al servicio de la academia y de una participación más efectiva de los académicos en los cuerpos colegiados, tal que la representación vaya de la mano con la representatividad. En la siguiente etapa, queremos concluir la reforma al Estatuto del Personal Académico y hacer modificaciones al Estatuto General para reestructurar nuestra organización.

Lo que se dice en la comunidad habrá de traducirse por el próximo rector en cambios académicos que sean muy prácticos. Estamos en una universidad que ha alcanzado un piso académico elevado y estabilidad política. Para continuar avanzando necesitamos como rector a quien genere consenso político, integre un buen equipo y tenga capacidad para gestionar financiamiento. Estamos frente a una oportunidad histórica. Sin duda, saldremos unidos y fortalecidos de la sucesión.


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