Del 13 al 18 de diciembre de 2005 tuvo lugar en Hong Kong la VI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La reunión es parte de la conclusión de la Ronda Doha abierta en 2001, con el propósito de extender la liberalización del comercio internacional en áreas de agricultura, servicios y productos no agrícolas. En Hong Kong se aprobaron acuerdos en todas las áreas, significativamente en el renglón de servicios, lo que permite anticipar un renovado interés en materia de inversión extranjera en educación.
Es probable que la experiencia de la cumbre de Cancún (septiembre de 2003), donde la expectativa de concretar acuerdos cedió lugar al fracaso de las negociaciones, haya persuadido a los impulsores del tratado a acelerar el paso y buscar otras vías para alcanzar los propósitos de Doha. Tal como lo comentamos en este espacio hace unas semanas, la dinámica de Hong Kong revistió la forma de un quid pro quo: los países en vías de desarrollo reitereranron que la extinción de las prácticas de subsidio a la producción agrícola es condición para apoyar su interés en la apertura comercial de los servicios.
La declaración de Hong Kong avanza en ambos sentidos. Por un lado, se fija como "plazo final" el 2013 para la eliminación de subsidios agrícolas, respetando la postura europea al respecto. Por otro, se acepta un cambio de metodología para las negociaciones en el rubro de servicios y se establece un nuevo calendario para las etapas del GATS (Acuerdo General de Comercio en Servicios) de la OMC.
A primera vista parece un resolutivo favorable a la postura de los países en desarrollo. Pero, en la práctica, los sitúa en una posición de mayor vulnerabilidad. Para apreciar este ángulo, conviene recordar que el plazo de 2013 es una nueva postergación de la fecha límite convenida primero para 2006 y luego para 2010. Temas claves de la agenda de desarrollo, como la creación de condiciones específicas favorables para los países menos desarrollados, así como las "ayudas al comercio", apenas fueron tratados.
El aparentemente inofensivo cambio metodológico en el GATS comporta la modificación de las condiciones de trato originalmente pactadas. Hasta el año pasado, el procedimiento de negociación se basaba en el intercambio bilateral de intereses entre países. Con base en un protocolo descriptivo de las características, normas y restricciones nacionales pertinentes al sector, así como la enumeración de compromisos de liberalización previos, cada representación nacional presentaba peticiones y ofertas a los interesados. Este método fue bien valorado por su flexibilidad y por la visibilidad que permite sobre las prioridades y especificidades de cada caso nacional Sin embargo, ha sido cuestionada su eficacia como mecanismo para alcanzar un acuerdo global, que comprometa a todos los subsectores del rubro, y sea aceptable por todas las representaciones nacionales.
Para remontar esa dificultad, los países involucrados en la exportación de servicios desarrollaron procedimientos de cabildeo mediante lel despliegue de alianzas con países afines o dispuestos a negociar. El mecanismo de cabildeo colectivo se basó en los llamados "grupos de amigos", formados para la promoción de cada subsector en particular. El desempeño de estos grupos ha sido variable en el curso de las negociaciones.
Por ejemplo, el grupo de amigos de las telecomunicaciones jugó un papel clave en la firma del acuerdo marco de 1997. Otros grupos exitosos han sido el de energía y el de informática, así como el grupo de amigos del sector financiero. A la fecha se han operado 14 de estas asociaciones, en las cuales el liderazgo corresponde a los países del llamado Quad, que integra las cuatro economías más industrializadas: Estados Unidos, Canadá, Japón y la Unión Europea. Por regla general, el lobby del Quad se apoya en el grupo de países de mayores ingresos relativos, así como en las economías emergentes.
Aunque la labor de convencimiento de los grupos de amigos ha sido factor relevante en el curso de las negociaciones, su alcance real se limita a la promoción de apertura en subsectores específicos. Por ello, una renovada estrategia de cabildeo, recientemente puesta en operación, incluye la articulación de un "nuevo Quad" (Estados Unidos, Unión Europea, Brasil y la India), así como la formación del "grupo de verdaderos amigos de los servicios" (Really Good Friends of Services), integrado por una veintena de representaciones, incluida la de México. Además, la presidencia del Consejo para el Comercio de Servicios de la OMC recae, desde octubre de 2005, en la representación mexicana.
La recomposición de alianzas tradicionales (Norte contra Sur) salvó a la cumbre de Hong Kong de un nuevo fracaso, quizás definitivo, en la agenda Doha. Sin embargo, el nuevo método de negociación -plurilateral, sectorial y multimodal-, en adición al sistema de peticiones y ofertas bilaterales, puede resultar problemático para países que defienden soberanía en actividades como energía, telecomunicaciones o educación.
Por lo pronto, el gobierno de Lula ha sido objeto de cuestionamientos por la postura manejada en la cumbre. Se critica al ejecutivo brasileño la falta de coherencia entre su proyecto de política interior, contra la continuidad del enfoque de comercio internacional establecido en la administración Cardoso. En ese contexto, la reciente compra parcial de la Universidad Anhembi Morumbi por el corporativo Laureate Inc., en diciembre de 2005, es visto como señal del cambio de prioridades. El nuevo calendario del GATS también parece apresurado. En 2006 se espera recibir ofertas plurilaterales hasta el 28 de febrero, consolidar propuestas en julio, e integrar resultados a más tardar en octubre.
En el proceso de apertura del comercio internacional en servicios la posición mexicana ha coincidido con la de los países exportadores. Pero las cosas pueden cambiar de dirección en fución del resultado electoral de este año. Estaremos pendientes.
