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CyT: ¿iniciar en el punto de llegada?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 890, pp. [2021-03-04]
 

Hace dos semanas, salvo declaraciones improvisadas y un documento filtrado sin sellos oficiales, no había ninguna certeza sobre una eventual iniciativa en marcha para modificar el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

En su momento destacamos que no tenía ningún sentido discutir modificaciones que no estaban nada claras, ni en su origen ni en su propósito. Ahora, una nueva filtración de documentación que contiene la propuesta de cambios en el reglamento del SNI, en circulación desde el reciente fin de semana, vuelve a poner en el centro de la discusión tanto el programa como las formas y tiempos para tomar decisiones sobre los principales programas del Conacyt.

Al parecer, la propuesta de modificación del SNI es genuina, por lo menos tiene la tipografía, sellos y leyenda de la documentación oficial. Sin embargo, una vez más, las autoridades del Conacyt simplemente eluden su responsabilidad; ni confirman ni desmienten la veracidad del proyecto.

Según la documentación, la propuesta de nuevo reglamento estaba en la agenda a discutir por la Junta de Gobierno del Conacyt, esta última presumiblemente sesionó este miércoles 3 de marzo. El presente texto fue escrito previo a esa fecha y no había posibilidad de constatar su realización.

No obstante, a reserva de confirmar y analizar los cambios en el reglamento, tal vez lo más lamentable, como lo hemos dicho en ocasiones anteriores, es que la improvisación se ha vuelto la forma usual para decidir cambios relevantes en el sector científico y tecnológico (Campus No. 888). Efectivamente, esa ha sido la salida del organismo rector de la política científica y tecnológica.

La improvisación es la marca en la conducción del sector, en la aplicación de recortes en los recursos financieros, en la elaboración del marco normativo, en la retórica que anima los planes para el área, en el diseño de programas o en la solución a problemas urgentes, como ocurrió con la fabricación de los ventiladores mecánicos.

Por ejemplo: ¿tiene sentido alterar gravemente la normatividad interna y reglamentos particulares cuando está pendiente de discusión y aprobación la ley que debiera enmarcarlos? Un mínimo de coherencia y sensatez indicaría que no. Porque habría que aguardar las precisiones del marco normativo general y después adecuar estatutos, reglamentos y demás ordenamientos.

Todavía no hay una Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación que establezca atribuciones y responsabilidades del Conacyt, tanto como la regulación y competencia del sector, como lo dispuso la reforma del artículo 3º constitucional de mayo del 2019, sin embargo, las autoridades del sector ya modificaron el estatuto orgánico del Conacyt en tres oportunidades en el último año.

Lo mismo ocurrió con el Programa Institucional 2020 – 2024 del Conacyt, apareció publicado en el Diario Oficial de la Federación en junio del año pasado, pero no está –y todo indica que no estará– el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti) que normativamente es un marco más amplio y debió estar listo antes. Una grave ausencia.

Nada menos, el mismo reglamento del SNI apenas fue reformado en septiembre del año pasado, también sin que existiera una nueva ley superior. Después, en diciembre, las autoridades oficialmente anunciaron la suspensión del programa para todos los investigadores pertenecientes a instituciones particulares, luego dieron marcha atrás a la medida y después volvieron a confirmar que se haría efectiva a partir del 2022.

Ahora, nuevamente, en un corto plazo, las autoridades se disponen a repetir el episodio de modificar la norma. Ciertamente, el reglamento, en la última década, ha sido modificado casi año con año, pero han sido cambios relativamente menores y cuando se han intentado mayores alteraciones, han sido precedidas por grandes foros de discusión y acuerdos.

En fin, lo que se advierte es que no solamente se trata de normas improvisadas y elaboradas sobre las rodillas. Consúltense en el Diario Oficial de la Federación la serie de rectificaciones y aclaraciones que le siguieron a la publicación del estatuto orgánico del Conacyt, a su programa institucional y al reglamento del SNI. También es el camino inverso en la conducción del sistema: primero se declara el logro de resultados y después se intentan los pasos que llevarían a alcanzarlos.

Desafortunadamente, iniciar en el punto de llegada, solamente crea la falsa ilusión de haberse saltado el trayecto.

Pie de página: La Gaceta del Senado publicó este 2 de marzo la iniciativa de Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación, presentada por el senador José Alberto Galarza Villaseñor del grupo parlamentario de Movimiento Ciudadano. Un proyecto que recupera la propuesta de ProCienciaMX y las aportaciones de la Rednacecyt. Pendientes, muy pendientes.


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