Arrancaron las campañas para la Presidencia de la República. Es tiempo de comenzar a debatir Ios temas y problemas que preocupan a distintos sectores de la sociedad. Sobre educación superior y el conjunto de universidades públicas los candidatos no han hecho pronunciamientos sustanciales. A lo más han señalado cuestiones muy generales en el marco de una retórica que abre promesas pero no apunta soluciones a los problemas que están pendientes.

En su recorrido, los candidatos toparán con varias líneas de discurso de parte de los actores universitarios. Una en la cual se remarcan los avances de la presente administración gubernamental y se enfatiza la necesidad de seguir con la misma perspectiva política. Aquella que se basa en la planeación central e impone directrices de cambio a las instituciones con base en una evaluación a través de indicadores estandarizados y restricción de recursos económicos.

Con esta orientación política, durante los últimos cinco años se consiguió que en las instituciones de educación superior públicas aumentara la planta académica de carrera, el número de doctores, los profesores con perfil Promep y el número de miembros del Sistema Nacional de Investigadores.

También creció la cifra de los cuerpos académicos consolidados y en vías de consolidación, se instauró un enfoque educativo que mejora la atención a los estudiantes en un conjunto de instituciones y se acreditó un número mayor de programas de enseñanza en la licenciatura. Finalmente, se hizo un esfuerzo por mejorar la administración de las universidades y la rendición de cuentas.

Una segunda línea de discurso reconoce estos logros. Asimismo, que lo realizado es insuficiente. Sostiene, por su lado, que subsisten problemas de fondo que traban el desarrollo institucional y producen incertidumbre.

El problema toral es el financiamiento en relación con su monto y distribución. Las universidades públicas estatales no pueden operar debidamente para cumplir sus funciones con un subsidio que, de entrada, las orilla al peligro de caer en déficit. De ahí que un reclamo será demandarle a quien encabece el próximo gobierno compromisos claros para que el subsidio sea: suficiente y oportuno con mecanismos que garanticen una asignación justa. Este punto, por lo demás, se ha reiterado infinitas veces.

Otro problema que han identificado los universitarios es el de las brechas. La educación superior se ha desarrollado de manera desigual en el territorio. El acceso a ella está mal distribuido socialmente. Entre las universidades públicas hay grandes distancias en cuanto a sus capacidades académicas y dentro de las instituciones privan diferencias entre sectores, subsistemas, divisiones, departamentos, carreras, etcétera.

En este caso, se ha dicho, es menester que se siga una política enfocada a establecer un mayor equilibrio en cada una de las dimensiones anotadas.