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Macroescenarios para la universidad
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 856, pp. [2020-07-09]
 

Hay una enorme incertidumbre de lo que va ocurrir después de la pandemia. Existen opiniones y análisis que, en resumen, señalan que viene un sistema capitalista, con una economía solidaria, donde lo dueños de los medios de producción estarán convencidos de que no se puede seguir igual y de que las opciones deben girar hacia la formación de una sociedad más justa, con una mejor distribución de la riqueza.

Un modelo que garantice trabajo, empleo, que disminuya la violencia, especialmente contra las mujeres, con un Estado protector de las mayorías en materia de salud y educación que, al mismo tiempo, implante políticas que favorezcan el crecimiento. Que impulse la sustentabilidad y que atienda el cambio climático.

Por ahora, en el campo internacional, la recesión aparece en muchos lados, y se habla de la necesidad de un capitalismo reloaded, darle un reset, para que se prenda de nuevo y camine. Arrancar la maquinaria financiera para que llegue inversión a las fábricas, a los comercios y al resto de los sectores de la economía. Una “nueva normalidad”.

El problema, sin embargo, no es de una solución fácil y a corto plazo. Hay organismos internacionales que juzgan a esta crisis como la más fuerte en mucho tiempo. Sí la crisis del 2008 fue menos fuerte que la actual, y la recuperación se comenzó a observar diez años después, la crisis provocada por la pandemia del covid, que se siente en todos los órdenes sociales, tomará un buen tiempo más. Sus efectos durarán decenios, si no llegan otras pandemias.

En este contexto, se puede dibujar otro escenario que sería el de una depresión económica prolongada, con un enorme desempleo, como no se ha experimentado hasta ahora, con sus correlatos sobre la falta de cohesión social y de legitimidad política de los gobiernos. Lo cual se acompañaría por un sistema de vigilancia, basado en la tecnología digital (eg. Fazio, 2020), para el control social. Las crisis financieras de las pasadas décadas, y la de ahora, han coadyubado a la creciente desigualdad, pobreza y miseria en el mundo, y al control político.

De mis lecturas concluyo que el capitalismo va a mutar. Y que cualquier ruta que siga se sostendrá en la digitalización de casi todas las esferas de la vida. El internet, la inteligencia artificial, la robótica, las redes 5G y el big data cobrarán impulso en cualquiera que sea el desarrollo del capitalismo venidero. En los países centrales, tal vez podrá llevar a una etapa de desarrollo con mayor homogeneidad social de la que existe, en un diseño mundial de dominación tripolar.

La era digital, de distintas formas, impregnará las relaciones sociales y la tecnología impactará la estructura ocupacional. Uno de tales efectos es que los trabajos en el sector formal van a volverse más especializados, con un aumento del credencialismo. Esto es, la credencial mínima será la de educación superior, lo que ya pasa en economías altamente desarrolladas, con trabajadores flexibles. Crecerán, también, los trabajos independientes, home office, con tecnología y bajo demanda de servicios. En México, posiblemente, quienes no entren a la onda digital y no tengan credenciales van a quedar excluidos, podrían volverse vidas desperdiciadas, superfluas, sin medios de subsistencia. (Baumann, 2005). Una sociedad más fracturada y desigual.

El capitalismo venidero en nuestro país, previsiblemente, será un modelo selectivo, donde se acumularán los efectos de la pandemia a la desigualdad ya creada. Con una oferta laboral que será para trabajos automatizados y fluidos, con un amplio rango de habilidades. Entonces, las presiones por acceso a la educación superior estarán a la orden del día, porque será crucial para resolver los desafíos que se presenten a la sociedad y a las personas.

Pero, las presiones no serán sólo por acceso, sino también por contenido. Las universidades requerirán tener en cuenta que la formación tendrá que ser profunda a nivel disciplinario, combinada con conocimientos de otras áreas. La enseñanza digital, fuera del aula, habrá de cobrar más fuerza e intensidad. También, se estimulará la docencia hibrida, combinar la presencial con la educación a distancia, de varias formas y duraciones. En México, la UNAM ha dado pasos, bien firmes, en esta dirección.

En los años que vienen, habrá de tenerse en cuenta, además, que la población de México, próximamente, tendrá más de 20 millones de jóvenes, que una proporción sustancial de este grupo tendrá condiciones de estudiar en el nivel universitario, al tiempo que la población sigue en tránsito hacia su envejecimiento; y que en los próximos decenios las personas de 60 y más años doblarán su volumen para llegar a más de 30 millones. Habrá un subconjunto que tendrá tiempo de regresar a la universidad, a actualizarse, y otro para lo que se llama universidad de la tercera edad. Sí se logra una comunicación intergeneracional, con un mejor nivel de conocimientos y cultura, podrá conseguirse una mejor convivencia social.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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