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Variable Covid-19: ¿Y la educación qué?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 843, pp. [2020-03-26]
 

Intentar sortear de la mejor forma la propagación del Covid-19 es lo que hoy ocupa a todas las naciones. Al final se advertirá lo que salió bien y los errores cometidos. Sin embargo, como también es claro, el impacto no solamente es ni será en vidas humanas, ni únicamente en el área de la salud física o mental; tampoco está circunscrito al farragoso y preocupante terreno económico.

El otro ámbito importantísimo es el educativo. Según el monitoreo que realiza la Unesco, al 22 de marzo, casi un centenar y medio de países en todas las regiones han cerrado escuelas de forma parcial o total a nivel nacional, desde la educación básica hasta el posgrado. El volumen alcanza a poco más del 80 por ciento del total de estudiantes matriculados en el mundo.

A nivel internacional, en cifras redondas, son un mil 379 millones de estudiantes que han suspendido su proceso de aprendizaje. En América, solamente Belice, Nicaragua, los países del Caribe y las Guayanas permanecen con sus escuelas abiertas; Estados Unidos, Canadá, Groenlandia y Brasil han cerrado escuelas en zonas localizadas; y el resto de países del continente han cerrado todos sus planteles.

En México, desde la semana anterior, algunas entidades federativas, por decisión de sus respectivos gobiernos, suspendieron las clases de nivel básico. Otras instituciones de educación superior —especialmente particulares y otras de carácter autónomo— también decidieron cerrar sus aulas. La heterogeneidad de iniciativas muestra las tensiones del federalismo y las distintas apreciaciones sobre la gravedad del coronavirus.

A su vez, la SEP anunció que para contener las afectaciones del Covid-19 y en atención a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el receso escolar” en todos los planteles escolares sería del lunes 23 de marzo al lunes 20 de abril (14.03.2020). En realidad lo que hizo fue adelantar y añadir dos semanas más a las dos semanas de vacaciones de Semana Santa. Aunque el comunicado indicaba “receso escolar”, este último término el propio calendario de la SEP lo reserva solamente para el verano, para referirse al periodo entre ciclos escolares.

Tal vez por la posible confusión entre receso escolar y vacaciones, dos días después la misma SEP aclaró que en las primeras dos semanas se “suspendieron actividades escolares”, pero no son vacaciones. Seguramente para enfatizar que el personal académico y administrativo debe permanecer en aislamiento voluntario en su domicilio e inhibir su posible desplazamiento territorial.

¿Qué ocurrirá con el contenido escolar que quedó pendiente de las dos semanas de suspensión? La dependencia federal dijo que se recuperarían para cumplir con los planes y programas establecidos. ¿Cómo? Pues básicamente a través de un sistema de educación a distancia electrónica y digital. Eso.

¿Y qué ocurrió? El primer día de suspensión de actividades escolares un comunicado de la misma SEP indicaba que a través del “programa Aprende en Casa, las y los estudiantes de educación básica podrán acceder por televisión e Internet, a una variada oferta educativa para continuar con sus aprendizajes” (23.03.2020).

El problema es que, como el propio titular de la SEP, Esteban Moctezuma, lo reconoció, las condiciones de infraestructura y acceso a las tecnologías informáticas son muy dispares en el territorio nacional y en todo el sistema educativo nacional, así que las actividades a distancia para los docentes y personal directivo solamente estarán en función de sus posibilidades. El secretario añadió que para las personas que no tengan acceso a Internet contarán con programación por televisión. Pero, ¿quién o cómo las llevará a efecto?

Al final, como casi siempre, quedará solucionado de forma diferenciada: los segmentos minoritarios con mayores y mejores condiciones tal vez podrán continuar su proceso de aprendizaje sin mayores complicaciones; otro amplio segmento resolverá como tarea el cúmulo de lecciones pendientes que le dejó sin más el personal docente; y un último segmento, seguramente también de volumen considerable, no hará nada, simplemente pasará el tiempo.

El mayor brete, sin embargo, no son las dos semanas de suspensión de actividades escolares, las cuales podrán recuperarse en mayor o menor medida. La principal dificultad es la incertidumbre de lo que ocurrirá con la actual emergencia, tanto como la fragilidad e inestabilidad del sistema educativo. ¿Qué ocurrirá si el mes de inactividad en las aulas no es suficiente para superar la contingencia del Covid-19 y el aislamiento en casa se prolonga? ¿Y si se presenta otra emergencia? ¿Cómo solucionamos el problema de infraestructura, acceso y manejo de tecnologías educativas por parte del personal docente? Regresaremos con algunas cifras.

La variable Covid-19, como tantas otras, exhibe la desigualdad en el país y las dificultades del sistema educativo nacional.

Pie de página: Y mientras en la vida real se despliega la pandemia, en la vida normativa está en marcha la integración de las comisiones dictaminadoras del SNI. La pregunta es si se hará conforme a la ley vigente o no. Atentos.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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