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La universidad frente al consumo de drogas
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 748, pp. 6 [2018-04-05]
 

A raíz de la violencia desatada por el narcomenudeo en la Universidad Nacional, las miradas se han volteado para ver qué pasa en las instituciones universitarias con el problema de las drogas, su distribución y consumo entre los estudiantes, que no es un problema nuevo.

En su artículo de la semana pasada en La Jornada(200318) Javier Flores trajo a colación datos sobre las adicciones en jóvenes, a partir de la ENCODAT y la ENCODE, que son dos encuestas en donde se pregunta por el consumo de estupefacientes. Señaló que 6 de cada 10 jóvenes en México fumaron marihuana antes de los 17 años. Y advierte la necesidad de poner mucha atención en los estudiantes del bachillerato y la secundaria.

De lo dicho por él, puede agregarse que, en el grupo de 12 a 17 años, haber consumido marihuana alguna vez, creció a más del doble entre 2002 y 2016: del 3.5 al 8.6 por ciento (ENCODAT). El aumento relativo se dio en un mayor grado entre las jóvenes que entre los jóvenes. El problema, entonces, se viene presentando no sólo en el consumo sino en su crecimiento en este segmento demográfico. En la encuesta de estudiantes de licenciatura de la UNAM, más de un tercio señaló a las adicciones como uno de los principales problemas que tienen los jóvenes. Los estudiantes del primer semestre, en un 45 por ciento, señalaron el mismo problema. Pero la mención baja a 32 por ciento en el caso de quienes cursan los últimos semestres. Por el contrario, la falta de trabajo como problema juvenil pasa del 25 al 33 por ciento.

Un dato más: entre los estudiantes de bachillerato y secundaria, el consumo de drogas ilegales tiene una mayor frecuencia relativa en Ciudad de México, seguida del Estado de México (ENCODE). En estas dos entidades la demanda y la oferta de drogas ilegales, entre los jóvenes, son las más grandes en el país. Este entorno social, que rodea a los estudiantes, es más propicio a la drogadicción y a la violencia. Dicho contexto se refleja en las instituciones de educación superior.

Combatir este flagelo es muy difícil. La ANUIES firmó un convenio con la Secretaría de Gobernación para integrar un frente común para mejorar las condiciones de seguridad dentro y fuera de los planteles del nivel educativo superior. Involucra a 190 instituciones en toda la República. Habrá intercambio de información técnica y formas de coordinación.

Todas las acciones mantendrán el respeto a la autonomía de cada institución. Se propuso, igualmente, la creación de un Centro de Documentación y Prospectiva para la Prevención del Delito que permita atraer el talento y la investigación para diagnosticar el complejo asunto de la inseguridad y proponer soluciones integrales.

En efecto, las soluciones, igual que el problema, son multifactoriales. Considero que es necesario acentuar la enseñanza de las humanidades en el bachillerato y poner énfasis en las clases de civismo en la secundaria. Las humanidades dan a las personas el sentido de ser, de ver el mundo y a si mismo de forma diferente, de ser buenos ciudadanos y participar de forma activa en el logro del bienestar colectivo. A los estudiantes, las humanidades les dan herramientas para un mejor control de sus vidas, estimulan su creatividad y sus habilidades para reflexionar y pensar críticamente.

Por lo demás, las instituciones deben insistir en que se haga deporte organizado y en que se tenga acceso a las artes en todas sus manifestaciones; enseñarles a tocar un instrumento musical. Crear espacios de reunión. Todo esto es lo que da una buena educación.

Ahí no queda todo. Hay que explorar el camino de la despenalización, y pronto. El ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente ha señalado que es imperativo quitar la prohibición al uso medicinal y recreativo de la marihuana. Se requiere una nueva política de drogas como se sugiere en el libro coordinado por él titulado “Marihuana y Salud” (2015). El Dr. De la Fuente ha advertido que al Estado le toca regular el mercado, que sí existe, y tomar su responsabilidad en el caso. Alentar la economía y el mercado laboral de profesionistas.

Opino, además, que debe estimularse la toma de conciencia en las instituciones educativas, para recrear el tejido social en las universidades. Por ejemplo, los datos de la encuesta en la UNAM revelan que es indispensable fortalecer la confianza de los estudiantes en los trabajadores sindicalizados, y a estos últimos exigirles que den un mejor trato a los alumnos. La falta de confianza es un obstáculo para que operen exitosamente medidas de prevención. Eliminar la venta de drogas en el campus seguramente fortalecerá a las universidades. Hay que luchar para tener un campus libre de humo. Educar, informar y hacer deportes para prevenir que los estudiantes consuman drogas. Vigilar bien para que no haya violencia en los campus.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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