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Las TIC en la escuela se (des)@prende(n)
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 725, pp. 5 [2017-10-05]
 

Al final del año pasado, cuando se anunció el “Programa @prende 2.0”, un intento más para llevar las tecnologías de la información y la comunicación (Tic) a la educación básica, aquí mismo dijimos que seguramente no sería nada sencillo ponerlo en marcha (Campus No. 685). Pues sí, la semana anterior el gobierno federal canceló el proceso de licitación y lo pospondrá hasta nuevo aviso (Reforma 29.10.2017).

En los últimos 20 años, se ha procedido por ensayo y error, pero parece que las lecciones no han sido acumulativas. Así fue con los programas: Red Escolar; Enciclomedia; Habilidades Digitales para Todos; el Programa de Inclusión y Alfabetizacion Digital (Piad) que luego dijeron que era “Mi Compu.mx”; y, el más reciente, Aula @prende 2.0. En todos los casos, por diferentes motivos y con justificaciones muy variadas, los programas no han sobrevivido el cambio de administración e incluso los cambios se han producido en un mismo periodo gubernamental.

Los dispositivos tecnológicos, como los teléfonos celulares, las tabletas, las computadoras, los proyectores, los programas de software y el Internet, se han vuelto parte importante de nuestra vida cotidiana. Los salones de clase no han escapado al ingreso de estos dispositivos.

Sin embargo, está claro que en un país tan desigual como México, el acceso a la tecnología de la información no está al alcance de todos. Los programas gubernamentales que han buscado llevar las Tic a la escuela, según justifican los documentos normativos, han intentado operar bajo un principio de equidad y utilizar los dispositivos tecnológicos con un propósito pedagógico.

Nada, nada fácil ha resultado cumplir con la declaración de intenciones. La dimensión del sistema educativo nacional (alrededor de 136 mil escuelas de primaria y secundaria con una matrícula de casi 21 millones de estudiantes), un elevadísimo costo de infraestructura, una disparidad regional y una geografía relativamente accidentada, han chocado de frente con la idea de extender las Tic en la escuela. Y si sumamos los errores deliberados en la planeación, la compra de equipo y la corrupción en diferente escala, podemos tener una aproximación al problema.

Tampoco ha sido fácil utilizar la Tic con propósitos pedagógicos. Está claro que el cúmulo de información y conocimiento se incrementa periódicamente y lo hace cada vez más rápido, también que tiene un impacto en la memoria, las formas de aprendizaje y las formas de expresión, entre otros aspectos. No obstante, sobre el uso de las Tic, las evidencias no son concluyentes sobre si los alumnos aprenden más y mejor con dispositivos tecnológicos o no. Tal vez tardarán todavía más.

En esta administración, desde la campaña electoral, pero también en el Pacto por México y en el programa sectorial quedó el compromiso de “dotar a todos los alumnos de escuelas públicas de una computadora o dispositivo portátil en o sexto grado de primaria”. Al final quedó como Piad y ahora dicen que es “Mi Compu.mx”. A través de este programa, el gobierno federal, hasta el ciclo escolar 2015-2016, distribuyó poco más de 2 millones de laptops y tabletas en 15 entidades. Parecen muchas, pero consíderese el tamaño del sistema.

A la iniciativa anterior, le siguió en 2016 lo que llamaron el “Programa @prende 2.0” y que, como todos los previos, buscaría desarrollar habilidades digitales en todos los niños. Y, lo que resultó sorprendente, promovería “el pensamiento computacional de manera transversal al curriculum de acuerdo al contexto y nivel de desempeño”. Nada menos. A la par, crearon una coordinación general, como órgano desconcentrado de la Sep, para planear, porner en marcha y evaluar este programa.

La coordinación general de @prende.mx dijo que, además de elaboración de materiales, durante el ciclo escolar 2015-2016 había capacitado a 2 mil 695 formadores en los 15 estados participantes, quienes a su vez capacitaron a poco más de 60 mil docentes y otros 17 mil autoridades de planteles escolares.

En el más reciente informe de gobierno, se anunció que para el ciclo escolar 2017-2018, el “Aula @prende 2.0” se pondría en marcha como proyecto piloto. También se mencionó que durante junio y julio de este año ya se había realizado un proceso de licitación, en materia de equipamiento, para la implementación de 3 mil aulas digitales (p. 239). Seguramente las del proyecto piloto. Pero luego precisaron que solamente serían mil.

Sin embargo, como lo anotamos al inicio, ni pocas ni muchas, la coordinación de @prende 2.0 suspendió el proceso de licitación el pasado 25 de septiembre, el argumento fue que entre los mil planteles designados para licitación, “se han identificado escuelas que presentan daños graves”. No precisó cuántas.

Sí, el sismo afectó severamente varios inmuebles y seguramente trastocará el presupuesto de este año y el siguiente. Y también puede ser una causa justificada para no continuar con @prende 2.0, como también lo fueron, en su momento, las razones para no continuar con programas anteriores. Entonces sí, las TIC se (des)prende(n) con mucha facilidad de los salones de clase.


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