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Retos académicos y políticos de la universidad pública
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 680, pp. 18 [2016-11-03]
 

Estamos inmersos en el estancamiento secular aportado por la globalización, en un mundo desbocado, en medio de redes informáticas, intelligent devices, caos urbano incorregible, sin medidas efectivas para reducir la pobreza; vivimos con prisa, en lo efímero y sin tiempo para reflexionar sobre los asuntos trascendentes. Uno de tales asuntos se refiere a las universidades públicas, porque tienen presiones sociales, económicas y políticas que les demandan transformarse, y porque necesitamos fortalecerlas para educar a más jóvenes y producir más conocimiento original que coadyuve al desarrollo. La transformación institucional implica sortear desafíos académicos y políticos, de los cuales he seleccionado los siguientes:

Retos académicos

1.Un reto, de fondo, se sitúa en el campo de la pedagogía y la didáctica, en un entorno cada vez más dominado por las tecnologías de la información y la comunicación. ¿Cómo van a encarar los profesores el que los estudiantes estén expuestos a muy diversas formas de adquirir información y conocimientos? ¿Qué papel pueden jugar para orientarlos adecuadamente? La enseñanza debe dirigirse a formar personas autónomas, que aprendan por su cuenta, que sean críticas, reflexivas y usen sus conocimientos para resolver mejor sus necesidades, al egresar de la escuela o para continuar estudiando. Requiere tener en cuenta las condiciones y características de quienes ejercen el magisterio.

2. Los académicos y las autoridades universitarias tenemos el desafío de cambiar los sistemas de evaluación, que implican que los profesores e investigadores de carrera escatimen su tiempo a los alumnos, por las presiones de publicar o perecer que, además, han llevado a la baja la calidad de los resultados de investigación y al alza la simulación, por la cantidad de productos que se exigen publicar. Además, hay que proceder a renovar la planta académica, estimular el intercambio generacional entre académicos, formar doctores y desarrollar programas de pensiones y jubilaciones.

3. El aumento de la cobertura es un reto fundamental. Tiene que ligarse con el aumento y diversificación de la oferta educativa. Desde hace un buen rato, la mayor parte de la matrícula ocupaba un conjunto de 10 carreras, aunque la concentración ha disminuido en los últimos años. Uno de los factores que ha contribuido a la redistribución de la matrícula es el surgimiento de nuevas carreras, que tienen que ver con los avances científicos y las necesidades sociales.

Para lograr una nueva distribución de la matrícula se requiere que los futuros universitarios tengan información de lo nuevo que ofrecen las universidades del entorno o de otros lugares del país, facilitar la movilidad y establecer equivalencias de créditos. Igualmente, que las nuevas carreras sean pertinentes al desarrollo local, regional y nacional y que se tenga en cuenta la orientación vocacional de los jóvenes y las demandas del mercado laboral, entre otras cosas.

4. Asimismo, es indispensable atender la deserción escolar, que se presenta con mayor frecuencia en el primer año de estudios. La deserción obedece a múltiples factores, lo que hace más difícil combatirla. El no poder continuar con los estudios produce efectos negativos y frustraciones a los jóvenes y, en consecuencia, también afecta a las familias. Además, reduce la disponibilidad de profesionistas en la actividad económica. Apoyar la permanencia y el egreso, con medidas certeras, es una de las tareas por delante.

5. Otro desafío gira en torno a la definición de calidad educativa. A diferencia de la que se usa en las políticas públicas, la perspectiva que nos interesa discutir y emplear es aquella que define la calidad por sus resultados para disminuir la desigualdad social y cultural, así como la exclusión. Una educación superior de calidad debe auspiciar la participación social y crear relaciones sociales de respeto, solidaridad, y confianza, valores básicos que estimulan una cohesión volcada a que el país se desarrolle y seamos mejores ciudadanos. La calidad educativa es aquella que trasmite a las nuevas generaciones el valor de la libertad, la comprensión de la diferencia y la importancia de vivir en una sociedad democrática. Que en la universidad se traduce en enseñar y cultivar las humanidades para todos. Tenemos el reto de convencer para que una definición como ésta sea aceptada en nuestro medio institucional.

6. Las universidades públicas son las que producen la mayor parte del conocimiento científico que se genera en nuestro país. Habrá que ganar la disputa entre dos concepciones sobre lo qué es la ciencia y sus usos. Una acentúa la producción de conocimiento para fines de mercado y la otra para fines de desarrollo con bienestar. La actividad científica en la universidad debe promover el aumento de las capacidades cognitivas de la población, lo cual significa organizar el trabajo para que la academia tenga relaciones con la sociedad más eficientes para realizar proyectos conjuntos.

Retos políticos

Para alcanzar un mayor nivel académico, las universidades públicas tienen que estar preparadas para sortear una serie de retos políticos. Vencer tales retos es, en última instancia, una cuestión que fortalece a la academia.

1. El primer reto político es luchar constantemente en defensa de la autonomía universitaria, porque insistentemente los gobiernos en turno buscan limitarla, mediante políticas educativas que establecen medidas estándar para conducir el sistema educativo, que es bastante heterogéneo. Estas políticas provocan tensiones con los poderes políticos y económicos, que se reflejan al interior de las universidades. Para sortear este reto, se requiere alimentar constantemente a la comunidad con los valores universitarios que dan soporte a la autonomía. Asimismo, estar pendientes a los cambios jurídicos que se pretendan hacer para que la autonomía no se toque.

2. La autonomía dota de poder al gobierno universitario para instituirse y definir derechos y obligaciones de los miembros de su comunidad. Contar con un gobierno universitario al servicio de la academia, eficaz y eficiente en su administración, es un requisito fundamental para que la universidad cumpla ejemplarmente sus funciones. Las tareas de gobierno las deben ejercer autoridades académicas legítimas, con capacidad para establecer acuerdos con los actores políticos de la universidad, que se traduzcan en gobernabilidad. Las autoridades tienen el reto de tomar decisiones que produzcan acciones colectivas vinculantes al conjunto de la comunidad, en torno a los fines y propósitos de la institución.

3. Es prioritario plantear e instrumentar cambios en el gobierno universitario. Particularmente, restarle grados al centralismo, que repercute en la subordinación de las autoridades locales a las rectorales. Este fenómeno altera el funcionamiento de los cuerpos colegiados de autoridad en las dependencias universitarias. La descentralización va junto con la desconcentración administrativa.

La vida política universitaria se vuelve más estimulante y eficaz si se crea un régimen con mayor representatividad de la academia en los cuerpos colegiados. La participación colegiada y regulada de los académicos, la expresión de sus opiniones, enriquece los planes de desarrollo institucional. Los gobiernos universitarios funcionan mejor sí los académicos están organizados y sí sus demandas se canalizan por medios institucionales. Combatir el burocratismo, y restarle poder y privilegios a las burocracias, es un reto que requiere medidas urgentes. Muchos de los criterios de la burocracia perturban el buen quehacer cotidiano de los académicos y, por eso, profesores e investigadores tenemos el desafío de cambiarlos.

4. Es políticamente relevante llevar a cabo acciones para que los estatutos académicos sean los que orienten el acontecer académico, en lugar de reglas secundarias e instrumentos de medición que desvían el cumplimiento de las actividades sustanciales de la universidad. El reto es formular y llevar a cabo políticas rectorales que potencien la producción de conocimiento básico y aplicado a los ritmos de la academia. Y también políticas que garanticen una mejor calidad de la enseñanza y una buena formación profesional. El reto es cambiar un régimen de trabajo productivista y contraproducente a la creatividad y a la innovación, contrario al vínculo de la investigación con la docencia. Tal cambio supone realizar un trabajo político minucioso, con miras de mediano y largo plazo.

5. La universidad pública tiene el desafío de avanzar en la recreación de la esfera pública, y formar parte de la opinión pública. En el espacio público la universidad tiene una enorme importancia para mejorar la educación y la cultura de los mexicanos. Asimismo, para mostrar cómo los avances de la ciencia le sirven a la sociedad.

La participación en la esfera pública se recompensa con mayor confianza de la sociedad, prestigio, recursos y estabilidad institucional. En el espacio público, la universidad contribuye al libre intercambio de ideas y a mejorar las relaciones sociales. Impulsa la democratización de la esfera pública y la efectividad del sistema político, que se beneficia de los productos universitarios para atender las necesidades sociales emergentes.

La universidad tiene el reto de valorar con más fuerza el trabajo de los académicos que se dirigen a las audiencias públicas, a través de los medios. Dicho trabajo otorga visibilidad a las tareas universitarias. La visibilidad y la confianza sirven para que las instituciones aumenten sus bases ciudadanas de apoyo, ganar prestigio, recibir recursos y alcanzar estabilidad política.

6. Estrechar los lazos del gobierno universitario con su comunidad y los de la universidad con la sociedad es un reto mayor. Es menester que la institución tenga una política comunicativa, y que utilice todos los medios de comunicación que ya tiene a su alcance, para informar de sus tareas y de sus contribuciones a la sociedad. También para desarrollar la universidad abierta y a distancia, cubrir de ciencia y cultura el espacio nacional e irradiar los valores y el arte, que nos hagan sentir dignos como nación. La comunicación de la universidad con diversos agentes y con la ciudadanía, a través de los medios propios, contribuye al cambio social, y es útil para defender a la institución.

Colofón

Las universidades están en cambio permanente, hay que acelerar su ritmo y reorientar su dirección. Es deseable que se promueva una comunidad académica y científica que soporte las transformaciones por venir en las instituciones, que elabore y trasmita ideas fuerza, conocimientos y proyectos innovadores. Una comunidavd que trabaje en colectivos, libre para pensar, enseñar e investigar, protegida por la autonomía, y capaz de proponer respuestas a las demandas que le haga la sociedad.


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