La Universidad Nacional Autónoma de México está reconocida, entre otras cosas, por la importancia que en ella tiene la investigación. Actualmente, las sociedades avanzan con base en el conocimiento y la información. Instituciones como la UNAM, además, juegan un papel muy relevante como espacio organizado para el debate racional de las ideas y de los problemas sociales.

El intercambio de ideas en la universidad, animado fuera del campus por sus egresados, es necesario para la conducción de la vida económica, social, política y cultural. Y las humanidades son cruciales para formar personas con valores proclives al cambio y las ciencias sociales para imprimirle dirección y velocidad a la transformación social.

Nuestra universidad, históricamente, ha ocupado un lugar destacado en estas disciplinas. Quienes trabajamos como investigadores en estos campos sentimos la necesidad de contender porque se establezcan lineamientos políticos que fortalezcan su quehacer para que se consoliden y contribuyan aún más a la nación. Particularmente, en este momento, en el cual se lucha por un modo de existencia participativo y contra la desigualdad.

La realidad social que enfrenta el país demanda a las universidades una producción de conocimiento que atienda problemas de corto y largo plazos, y que no se descuiden aquellos que van emergiendo. Hoy en día, esto supone formas de trabajo interdisciplinario; la interacción de las ciencias exactas y de la naturaleza con las ciencias sociales y de la cultura.

En la UNAM hemos dado pasos hacia esta conjunción, pero todavía se requieren más esfuerzos. Entre otros, entender mejor que lo que hacemos científicos sociales y humanistas es crucial para que las ciencias exactas y naturales consigan efectos pertinentes para modificar el entorno social.

Por otra parte, a las sociedades se les aprecia por sus esfuerzos civilizatorios. México tiene historia, monumentos, letras, música, pintura y desde siempre reflexión ética, filosófica y jurídica. La UNAM ha mantenido una persistencia vigorosa en el cultivo de las humanidades y en la elaboración de un pensamiento social muy rico y propio de los mexicanos. Las humanidades, y la cultura que producen, hacen de nuestra casa de estudios una universidad en todo el sentido de la palabra.

Las ciencias sociales en la UNAM, por su lado, han sido muy prolíficas en el planteamiento de estrategias de desarrollo. Han servido para que las comunidades conozcan sus límites y posibilidades de avance, en la definición de políticas públicas, en el ejercicio de la crítica al poder, desde distintas perspectivas, y para crear una opinión pública informada. La UNAM es una institución sustantiva de la esfera pública y la recrea, proceso en el cual las disciplinas sociales han sido de primer orden. Las ciencias sociales desde la UNAM han sido y serán defensoras del interés público.

Otro punto que tenemos en cuenta es que las humanidades y las ciencias sociales han tenido un desarrollo desigual en el país. Hay instituciones en varias entidades en las cuales existen de una manera muy endeble. En la UNAM estamos llevando acciones de diverso tipo para que florezcan en diferentes sitios de la República, porque estamos muy conscientes de que éste es uno de nuestros compromisos.

También considero que los humanistas y científicos sociales en la UNAM tenemos muchos desafíos por delante. Puedo señalar tres por ahora. Contar con una agenda de investigación orientada al progreso científico de nuestras disciplinas y a la resolución de problemas nacionales. Construir una vida académica más rica intelectualmente, que rompa el aislamiento y favorezca las relaciones entre investigadores y grupos de investigación en la UNAM y fuera de la institución. Auspiciar los vínculos generacionales entre los académicos, tal que los jóvenes puedan hacer una mejor universidad aprovechando a quienes tienen liderazgo y experiencia.

Del proceso político que se lleva a cabo esperamos surja un rector sensible y comprometido con nuestras disciplinas, que entienda su papel, que haya demostrado capacidad de diálogo con los profesores e investigadores del campo humanístico-social y se esfuerce por mejorar las condiciones para investigar, mediante instrumentos propios, como hasta ahora.

Me sumo a las voces para que se mantenga el impulso académico de la UNAM y para que continúe entre las cien mejores del mundo. Tengo la certeza de que los investigadores de las humanidades y las ciencias sociales haremos nuestra parte para cumplir con estos propósitos.