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Ciencia y tecnología: los datos del tercer Informe gubernamental
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 623, pp. 5 [2015-09-10]
 

En esta ocasión el formato del mensaje del Informe de gobierno fue peculiar. No fue tan breve como aquellos que rápidamente destacaban logros y principalmente enfatizaban un componente propiamente político, ni tan largo como aquellos del siglo pasado que prácticamente enumeraban todos los datos del informe escrito.

El mensaje del pasado 2 de septiembre no fue breve, tanto que le permitió al Ejecutivo Federal iniciar con una relativa autocrítica, la cual rápidamente se disipó en la enumeración de logros en cada uno de los ejes del Plan Nacional de Desarrollo y datos de cada una de los sectores de la administración pública.

En lo que concierne a la autocrítica, el presidente Enrique Peña Nieto (EPN) aceptó que el último año había sido particularmente difícil y de molestia e indignación de los ciudadanos, tanto por los hechos ocurridos en Iguala, Guerrero, como por la fuga del penal de alta seguridad y los señalamientos de conflicto de interés que lo involucraron a él y a diferentes niveles de gobierno.

Sin embargo, la autocrítica, sin ajuste de cuentas y sin mayor trámite, cedió ante la idea de continuar hacia adelante por el camino ya trazado, el de las 13 reformas estructurales que ha merecido, dijo EPN, la aparición de México como el gran reformador en los últimos dos años en el conjunto de países que integran la OCDE. Y vino la enumeración de logros.

En el rubro “México con educación de calidad”, el mensaje de EPN destacó tres avances en materia de ciencia y tecnología: los recursos financieros; el incremento en el número de personal calificado; y el de las nuevas plazas para jóvenes investigadores.

Sobre el gasto para ciencia y tecnología, el ejecutivo federal anotó que se había dado un impulso sin precedente, dado que el “Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental —público y privado— ha crecido 32.7 por ciento, en términos reales, respecto al que había en 2012”.

Según los datos que se presentan en el tercer informe, el Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE) en el 2012, como porcentaje del PIB, era de 0.43 por ciento, mientras que para este año representa el 0.56 por ciento. Sí es un incremento notable, aunque vale la pena advertir dos salvedades: los datos a partir del 2012 son estimaciones (y habrá que precisarlos) y la participación relativa del sector empresarial, curiosamente, ha venido disminuyendo.

El GIDE es el indicador internacional que se utiliza con fines comparativos para precisar el nivel de inversión de cada país e incluye gasto público y privado. Según los mismos datos oficiales, en el 2011, la participación privada era del 36.76 por ciento en el GIDE, mientras que al año siguiente (2012, año a partir del cual los datos son estimados), la participación privada es de 26.91 y para este 2015 de 24.56 por ciento. Es decir, disminuyó de forma importante.

Tal vez, estimado lector lectora, recordará que en el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti 2013-2018) se indicaba que en el 2013 el GIDE representaba el 0.45 por ciento del PIB (aunque ahora en el 3er informe de gobierno aparece con 0.48 por ciento del PIB y la diferencia no es irrelevante). Pero que a partir del 2014 se incrementaría, anualmente, en términos reales 0.11 por ciento del valor del PIB, hasta alcanzar el uno por ciento para el 2018.

Además, en el mismo Peciti se destacó que la participación del sector productivo en el GIDE era importante y se calculaba que en el 2013 tenía una participación relativa de 35.8 por ciento (ahora, en el 3er informe aparece con 23 por ciento y, por supuesto, la diferencia no es irrelevante) y tal participación se incrementaría anualmente hasta alcanzar el 40 por ciento del total al final del sexenio.

En resumidas cuentas: el GIDE respecto al PIB se ha incrementado en los últimos tres años, pero se trata de estimaciones y llama la atención las variaciones en la participación relativa tanto del sector público como del privado.

Sobre el avance en recursos humanos producto de la mayor inversión, el mensaje de EPN destacó que el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) creció en más de 4 mil 700 nuevos integrantes y ahora, añadió, 800 jóvenes tenían plaza gracias al programa de Cátedras Conacyt.

Efectivamente, el número de miembros del SNI pasó de 18 mil 554 en el 2012, a 23 mil 316 en este año. Pero, otra vez, son datos estimados a partir de 2012. En el caso de las cátedras Conacyt, como sabemos, en el 2014 fueron 500 plazas y para este año se redujeron a la mitad.

Al parecer será necesario un examen más amplio y pormenorizado de los datos del sector, sobre todo ahora que se presentó el proyecto de presupuesto de egresos de la federación para el año próximo.


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