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América Latina a la zaga en inversión científica
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 180 [2006-06-08]
 

Es un lugar común señalar que los reportes internacionales ubican a los países latinoamericanos en las últimas posiciones. Una de las explicaciones que generalmente se destacan para justificar tales resultados es que se trata de naciones con diferentes niveles de desarrollo, sobre todo cuando las comparaciones se realizan con países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Menos frecuente son las comparaciones con naciones de similar desarrollo y de éstas con las que se consideran más avanzadas. A pesar de que diferentes organismos internacionales o redes locales se han ocupado, y se ocupan, de llevar un registro estadístico que permite la comparación internacional, pocas veces se encuentran cifras completas y/o relativamente actualizadas. Los vacíos de información elemental al interior de los países, las diferencias para reunirla y los problemas para su compilación regional, dificultan contar con verdaderos sistemas de información en las regiones más desfavorecidas.

Un reporte recientemente publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ofrece datos relativamente actualizados para la región latinoamericana y los contrasta con China y países seleccionados de la OCDE. El reporte se titula "Education, Science and Technology in Latin America and the Caribbean" e incluye cifras de la última década para esos tres grupos de indicadores. No se trata de un sistema de información construido por el BID -explica que no cuenta con los medios institucionales para desarrollarlo- sino de la compilación de datos reportados por otros organismos internacionales. Lo relevante es que se trata de una serie de datos concernientes al desarrollo del conocimiento.

Por ejemplo, en materia de inversión científica el reporte muestra que entre 1995 y 2003, con excepción de Brasil, México y Trinidad y Tobago, la región latinoamericana ha disminuido su inversión en este rubro. El gasto como porcentaje del PIB en la región pasó de 0.59 a 0.57 del PIB en el periodo. La disminución más pronunciada es la de Bolivia, Uruguay y Venezuela: 0.36 a 0.26, 0.28 a 0.22 y 0.61 a 0.28, respectivamente. En el caso de México, como también lo muestran los datos internos, señala que en los últimos años el incremento de gasto se ha detenido e incluso ha disminuido.

En contraste, la tendencia en los países tecnológicamente más avanzados es incrementar el gasto en investigación y desarrollo. En el periodo, el gasto promedio de la Unión Europea pasó de 1.70 a 1.82 como porcentaje del PIB. Finlandia fue de los que más incrementaron su gasto (de 2.26 a 3.48 del PIB). Pero China ha sido el de mayor incremento relativo, pasó de 0.60 a 1.31 del PIB en el mismo periodo.

En conjunto, los países latinoamericanos gastaron en el 2003 aproximadamente 11 mil millones de dólares en el rubro de investigación y desarrollo. Pero, como señala el reporte, notablemente ese total es menos de lo que gastó un solo país asiático: Corea invirtió 12 mil millones de dólares en ese mismo año.

Además, el gasto científico en la región latinoamericana se encuentra sumamente concentrado. Brasil encabeza la lista con un gasto de uno por ciento del PIB. Un volumen de gasto que representa el 42 por ciento de la región. Si se añaden los porcentajes de Argentina (20 por ciento) y México (11 por ciento), los tres países concentran el 70 por ciento del gasto en la región.

Los datos del reporte confirman que la inversión científica en América Latina depende en su mayor parte de los recursos públicos. Sin embargo, para una buena parte de países no aparecen cifras sobre el gasto público y privado; sea porque no existen o porque son poco significativas. En la región -con los países que sí reportaron- se muestra que la participación relativa de la inversión gubernamental tiende a disminuir (pasó de 55.4 a 42.6 por ciento del total de inversión entre 1995 y 2003). Por el contrario, las aportaciones del sector empresarial tienden a incrementarse ligeramente: pasaron de 34.8 a 35.2 por ciento en el mismo periodo.

Por países, los porcentajes más significativos de aportación relativa del sector privado al gasto científico son los de Brasil (41 por ciento), Colombia (47 por ciento) y Uruguay (47 por ciento). En contraste, en los países que más disminuyó la aportación del sector privado fueron Chile y Venezuela, el primero pasó de 44.1 a 28.8 por ciento entre 1995 y el 2002; el segundo de 47.4 a 1.0 entre 1995 y 2003.

Lo más relevante del reporte es que reúne cifras sobre la región usualmente dispersas y que muestran que América Latina se está quedando a la zaga. Pero también se advierte la necesidad de contar, como primer paso, con sistemas de información básica para los diferentes países.


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