MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

La internacionalización sigue siendo marginal: Congreso de Las Américas
Marion Lloyd
Campus Milenio Núm. 532 [2013-10-24]
 

Comparado con sus contrapartes en otras regiones del mundo, las universidades de América Latina se han quedado a la zaga de la creciente ola de intercambios académicos a nivel global. Pero hay señales de que esta tendencia empieza a cambiar, según participantes del Tercer Congreso de las Américas sobre Educación Internacional, realizada en Monterrey la semana pasada.

Una muestra clave de cambio es el programa brasileño Ciencia sin Fronteras, que busca enviar 101,000 estudiantes en las áreas de ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas (las llamadas áreas STEM) a las mejores universidades del mundo para 2015. Desde que empezó el programa en 2011, más de 55,000 estudiantes brasileños han salido del país para realizar estancias en el exterior, dijo Paulo Speller, el nuevo secretario de educación superior de Brasil.

“Es una experiencia de altísimo impacto humano”, dijo Speller, quien estuvo entre los más de 800 delegados participantes en el congreso. Afirmó que el programa, que no tiene precedente en la región latinoamericana, ayudaría a abrir y elevar la calidad de las universidades brasileñas. También, dijo, serviría como catalizador para el proyecto de desarrollo nacional brasileño, que busca la reindustrialización de la economía.

Por su impresionante escala, Ciencia sin Fronteras también ha motivado a otros países de la región a pensar en grande—incluyendo a México. El gobierno mexicano anunció en septiembre que busca enviar 100,000 estudiantes de licenciatura y posgrado a estudiar en Estados Unidos para 2018, cifra que multiplica por siete el número de estudiantes en el vecino país; actualmente hay poco más de 14,000 estudiantes universitarios mexicanos registrados en Estados Unidos, según cifras del Instituto de Educación Internacional, con sede en Nueva York. El programa, conocido como Proyecta 100,000, también busca atraer a 50,000 estudiantes estadounidenses a estudiar en México durante el mismo periodo.

El proyecto forma parte del Foro Bilateral sobre Educación Superior, Innovación e Investigación, que fue anunciado durante la visita del presidente Obama a México en mayo pasado. Además de impulsar la movilidad de estudiantes y académicos, busca fomentar el desarrollo de proyectos de investigación conjuntos en áreas estratégicas, como son la agroindustria, la biotecnología, el cambio climático, y la desertificación del campo, entre otros, dijo Hazel Blackmore, Directora General de la Comisión México-Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural (COMEXUS). El programa complementaría la iniciativa de Obama, conocida como “La Fuerza de 100,000 en las Américas” (100,000 Strong in the Americas), que busca incrementar de forma marcada el nivel de intercambio académico entre Estados Unidos y América Latina.

"Por primera vez, México y Estados Unidos han decidido poner el tema de la educación superior en el más alto nivel de la agenda,” dijo Blackmore durante su presentación en el congreso. El evento, que fue patrocinado por la Organización Universitaria Interamericana y otras 20 organizaciones regionales y nacionales, convocó a delegados de más de 30 países, la mayor parte de América Latina y América del Norte, pero también de Europa, Asia, y Australia.

Otro país que ha aprovechado el impulso de Brasil es Colombia, que cuenta con una fuerte campaña de sus universidades en el extranjero. A su vez, Colombia acaba de incluir a la internacionalización como uno de los requisitos para que las universidades logren la acreditación, dijo Hans de Wit, experto en la educación superior global del Centro de Investigación Aplicada de la Economía y la Gestión, en los Países Bajos.

Por su gran escala, el programa Ciencia sin Fronteras logró “poner a Brasil en el mapa de la educación superior internacional”, dijo Donna Scarboro, directora asociada para programas internacionales de la Universidad de George Washington, de Estados Unidos. “También, colocó a América Latina en los ojos del mundo, y los colombianos en particular han sacado provecho”. Sin embargo, muchos participantes señalaron el lento avance en la creación de un espacio de educación superior en la región, una meta que fue fijada en el Primer Congreso de las Américas en Calgary, Canadá, en 2010. “Lamentablemente, la internacionalización sigue siendo vista… como algo relativamente marginal en la educación superior, como algo relativamente marginal en nuestras instituciones”, dijo Francisco Marmolejo, Coordinador de Educación Superior del Banco Mundial. “Sigue siendo vista como una oficina”.

Efectivamente, el número de estudiantes de América Latina que estudian en el extranjero sigue siendo ínfimo comparado con otras regiones del mundo. Mientras que los estudiantes asiáticos representan 52 por ciento del total que se encuentra estudiando fuera de su país, y en Europa son el 23 por ciento, los estudiantes provenientes de América Latina representan sólo 6 por ciento del total, según las cifras más recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Otro factor que dificulta la internacionalización de la educación superior en las Américas, y en América Latina en particular, es la falta de un sistema común de créditos académicos entre universidades. Sin embargo, se está avanzando en ese sentido a través del Proyecto Tuning, financiado por la Unión Europea. Se ha creado un modelo alternativo, conocido como el Crédito Latinoamericano de Referencia, que puede ser adoptado por las instituciones, dijo Marcelo Tobin, Secretario de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires, quien participó en el proyecto.

Otros asistentes al congreso citaron el poco interés por parte de las instituciones en Estados Unidos --no así en Canadá--en firmar convenios con instituciones de América Latina, sentimiento que es compartido dentro de la región misma. "La mirada nuestra latinoamericana es siempre hacia el otro lado del Atlántico, y al norte,” dijo Speller, el secretario brasileño. “Y lo que es más grave, no miramos a los vecinos, y eso es cierto sobre todo para Brasil”.

En el caso del programa Ciencia sin Fronteras, más de 16,000 estudiantes brasileños han ido a estudiar en Estados Unidos, el destino número uno, seguido por Francia, Gran Bretaña, y Alemania, dijo Speller. Sin embargo, “tenemos que poner el foco en este momento en la relación sur-sur”, e insistió, “allí es en donde estamos fallando”.

Un esfuerzo en ese sentido en Brasil es la Universidad de Integración Internacional de la Lusofonía Afro-Brasileña. Es una de dos instituciones federales creadas a finales del gobierno de Lula da Silva con la misión de fomentar la internacionalización entre países en desarrollo. Speller, quien estudió en México durante 10 años de exilio en los años 70, fue rector fundador de la nueva institución, que busca tender lazos con otras ex colonias portuguesas.

En el caso de México, la mirada internacional está puesta firmemente en el norte. Pero no será fácil lograr las metas del Proyecta 100,000. El número de estudiantes extranjeros en México, y sobre todo de estudiantes estadounidenses, ha caído de forma estrepitosa en los últimos años a raíz de la llamada guerra contra el narcotráfico. Mientras que 10,000 estudiantes estadounidenses estudiaron en México en 2007, esa cifra cayó a menos de 4,000 en 2010, dijo Blackmore, citando cifras del Instituto de Educación Internacional.

Otro gran reto que enfrenta Proyecta 100,000 es el enorme costo de las becas en el extranjero. En el caso brasileño, el gobierno federal ha conseguido que empresas en Brasil y otros países patrocinen más del 25 por ciento de las becas, mientras que el gobierno federal cubre el 75 por ciento restantes. Nada más en Estados Unidos, hay más de 300 compañías participando como patrocinadores, entre ellos Boeing y Motorola, además de la NASA, según Speller.

México busca seguir el ejemplo de Brasil en buscar apoyo financiero del sector privado, dijo Arturo Cherbowski, director ejecutivo de Santander Universidades, quien participó en la elaboración de la propuesta inicial del proyecto. Argumentó que México necesita hacer más para dar a conocer lo que ofrece su sistema de educación superior, tanto en términos académicos como de investigación de punta.

“No es fácil, y va a requerir grandes esfuerzos de promoción”, dijo Cherbowski, insistiendo en la necesidad de aprovechar la voluntad política de los dos países para incrementar de forma inédita la cooperación en educación superior. “Va a requerir grandes esfuerzos de romper algunos de los mitos de lo que implica venir a México – dijo -- Sí, va a requerir un esfuerzo muy grande, pero no es imposible”.

No obstante, algunos asistentes al congreso cuestionaron si hubo suficientes candidatos calificados de ambos lados de la frontera para aprovechar el programa, sobre todo por el tema del idioma. Brasil, por ejemplo, ha tenido que invertir de forma imprevista y en gran escala en clases de inglés para preparar a sus estudiantes para estudiar en Estados Unidos. De los más de 200 estudiantes brasileños que fueron colocados en la Universidad Estatal de Nueva York bajo el programa Ciencia sin Fronteras, casi todos tuvieron que tomar clases intensivas de inglés, según Bruce Silling, director de programas internacionales del campus en New Paltz.

Aun así, afirmó que es un programa sumamente exitoso y digno de replicar. Dijo: “Si logren en México algo que se parezca remotamente a Ciencia sin Fronteras, sería algo muy bueno”.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter