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Olimpiada Informática
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 189 [2006-08-17]
 

En esta semana se lleva a cabo, en Mérida, Yucatán, la XVIII Olimpiada Internacional de Informática. Es una competencia anual a nivel mundial en la que participan jóvenes menores de 20 años con aptitudes sobresalientes en el dominio de la informática. Las pruebas consisten básicamente en la solución de problemas inéditos a través de la elaboración de programas para computadora. Un escenario que probablemente nadie preveía hace exactamente 25 años, cuando la compañía IBM lanzó al mercado su modelo de computadora personal (PC).

La primera competencia informática se realizó en 1989 en Bulgaria, bajo el auspicio de la Organización de las Naciones para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y en ella solamente participaron 13 países. En los años subsecuentes se fue ampliando la participación hasta sumar alrededor de 70 naciones. Este año, en Mérida, están representantes de 73 países. México se incorporó a la olimpiada como competidor a partir de 1993 y tal parece que las cuatro medallas de bronce obtenidas desde entonces reflejan el nivel de desarrollo de la informática en el país.

En los encuentros cada país participa típicamente con una delegación integrada por dos profesores y cuatro estudiantes. Estos últimos deben ser menores de 20 años y no estar inscritos en alguna modalidad de estudios superiores. De acuerdo a la información de los organizadores (www.ioi2006.org), cada estudiante compite de forma individual y los resultados que obtiene dependen de la solución dada a los problemas planteados.

Este año, al igual que los anteriores, la olimpiada se completa a lo largo de una semana, aunque solamente son dos días efectivos de competencia. El primero fue el pasado martes y hoy jueves es el segundo. En cada uno, los jóvenes intentan resolver tres tareas asignadas a lo largo de cinco horas continuas (de las 9 a las 14 hrs.), tiempo en el permanecen en cuarentena. En total son seis tareas y por cada una reciben 100 puntos si logran realizarla de forma perfecta. Es decir, la puntuación máxima que pueden obtener es de 600 puntos.

El cambio en este año es la plataforma de trabajo. A diferencia de las ediciones anteriores, en donde las maquinas para responder los problemas tenían disponible el sistema operativo "Microsoft Windows", ahora solamente estarán con GNU/Linux. Este último es un sistema operativo de los llamados "software libre" y la decisión de adoptar únicamente esta plataforma fue tomada en la asamblea del año anterior en Polonia, al parecer para valorar su impacto en el ambiente de competencia.

Paradójicamente, hace 25 años, cuando IBM se aprestaba a sacar al mercado su modelo PC 5150, fue precisamente Bill Gates, con su proyecto de Microsoft, el encargado de elaborar el sistema operativo para el naciente modelo de computadora. Hoy, en la principal competencia de jóvenes expertos en informática, no está ese sistema.

Los resultados de los participantes mexicanos en las ediciones anteriores han sido más bien escasos. Solamente han logrado cuatro medallas de bronce: en 1993, cuando participó por primera vez en la competencia; en 1999 en Turquía; en 2002 en Corea; y la última el año pasado en Polonia. En este último caso, el estudiante mexicano del Instituto de Ciencias de Jalisco, obtuvo 322 puntos. En los cuatro primero lugares estuvieron 2 estudiantes de china, otro de Estados y otro de Ucrania; obtuvieron una calificación perfecta de 600 puntos.

Según las proyecciones del presidente del Comité Mexicano de Informática AC (COMI), Arturo Cepeda, principal organizador de la participación nacional en estas olimpiadas, todavía esté y el año siguiente México seguirá cosechando medallas de bronce, hasta el 2008 podría obtener una de plata y en el 2011 una de oro.

La importancia de estas olimpiadas, lo mismo que las de química, física, biología o matemáticas, es que recompensan el talento de jóvenes sobresalientes en sus respectivos campos, le dan visibilidad pública nacional al área correspondiente y fomentan el interés en tales actividades. Está bien. Sin embargo, como casi siempre ocurre en estas competencias, el contado desempeño de los participantes nos expresa, por una parte, más bien el esfuerzo individual de los jóvenes que tiene detrás un amplio respaldo familiar y condiciones que le han permitido dedicarse a ello. Por otra, el volumen y nivel de competencia también muestra que hace falta la parte que concierne al sistema educativo nacional: una mejor formación en los jóvenes y un mayor impulso a sus vocaciones. Los resultados de esta y otras olimpiadas del conocimiento, lo mismo que otros indicadores, son claros al advertir las deficiencias de nuestro sistema educativo y la urgencia de tomar medidas al respecto.


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