MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Diez años de políticas de acción afirmativa en Brasil
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm. 490, pp.12 [2012-12-06]
 

En el actual contexto internacional de la educación superior, Brasil es uno de los países que ha realizado algunas de las más importantes e innovadoras transformaciones, tanto desde el punto de vista institucional como social. Ello ha ocurrido sobre todo desde principios del actual milenio, y dichos cambios han sido promovidos principalmente por los dos últimos gobiernos, el de Luiz Inácio Lula da Silva y el actual de Dilma Rousseff. Como es bien sabido, en estos últimos años se ha hablado mucho en la prensa mundial del crecimiento espectacular de la economía brasileña y de la reducción tan significativa que se ha tenido en los índices de pobreza de grandes sectores de la población en ese país, como resultado de la aplicación de efectivos programas sociales.

Entre las iniciativas más comentadas internacionalmente en materia de educación superior han estado la creación de nuevas universidades federales en diversos estados del país sudamericano, así como las políticas encaminadas a incrementar la presencia de grupos sociales que habían estado representados de manera muy baja, pese a formar la mayoría de la población brasileña. Es el caso de las poblaciones negra e indígena. Con esa finalidad se crearon importantes programas de becas (incluso para que esos grupos pudieran acceder a las instituciones de tipo privado). Una de las iniciativas que expresaron de manera concreta la voluntad de mejorar la presencia de estudiantes de ascendencia afrobrasileña fue la que se conoció como “cuotas”, es decir, la reserva de lugares para estudiantes negros e indígenas en las universidades.

Dichas iniciativas y programas específicos, estuvieron inspiradas en lo que en los Estados Unidos se conoció como políticas de “acción afirmativa” (affirmative action), las cuales permitieron en los años 60 y 70, la incorporación de estudiantes afronorteamericanos y de los pueblos originarios de ese país. Si bien para la mayoría de los luchadores sociales, así como para diversos analistas y la opinión pública, las políticas de acción afirmativa han constituido un logro muy importante, también hay quienes las critican duramente pues las consideran insuficientes y que no resuelven de fondo la inequidad social que se desprende de sociedades en las que las desigualdades han cambiado muy poco. Hay incluso quienes consideran que son una especia de “indemnización” o “compensación” a los estudiantes que por décadas fueron social y culturalmente discriminados. Y es que en esos países y en casi todos los de América, incluido México, por supuesto, la falta de oportunidades educativas, laborales y sociales en general, parece haber estado muy enraizada por largo tiempo en la propia estructura económica. En ese sentido, para las naciones latinoamericanas, las sangrientas luchas de independencia del siglo XIX y las revoluciones del siglo XX, si bien acabaron con la colonización y las dictaduras, no consiguieron cerrar de manera sustancial las enormes brechas entre las clases sociales.

Sólo para poner un ejemplo de las desigualdades y la poca representatividad de los grupos mencionados dentro de las universidades y establecimientos de enseñanza superior, puede mencionarse el hecho que, en el caso brasileño, el 40 por ciento de la población es de origen africano, y dicho porcentaje no es ni de lejos el que tiene la población de jóvenes que asiste a las universidades públicas y privadas. Antes bien, los mayores índices de desempleo y criminalidad se siguen presentando en los jóvenes de ese origen étnico. En el caso de nuestro país, dicho sea de paso, se estima que la población indígena es cercana al 10% del total nacional, y no es esa proporción la que asiste a las instituciones de educación superior mexicanas. También se ha señalado que, con mucha frecuencia, el que los estudiantes provenientes de los sectores más desfavorecidos y vulnerables, ingresen de manera preferencial a las universidades más prestigiosas, los pone en desventaja dado que su formación anterior no siempre es lo sólida que se requiere para mantenerse en un nivel académico adecuado y poder terminar los estudios.

En un reciente seminario al que pudo asistir quien esto escribe, celebrada en el estado de Bahía, el de mayor proporción de afrodescendientes, se presentaron ejemplos de logros importantes por parte de quienes han accedido a los estudios superiores. Este fue el caso de la primera rectora negra de la Universidad Federal de Bahía (UFBA) y de quienes hoy dirigen algunas otras en ese y otros estados. Asimismo, dicha universidad, como resultado natural de la composición racial de la entidad donde se ubica, es la que cuenta con el mayor número de estudiantes negros y con una cantidad muy significativa de alumnos provenientes de las 14 etnias indígenas existentes en el estado. Además, un total de 70 universidades del país llevan a cabo el programa de “cuotas”.

Como se vé, pese a los avances conseguidos hasta ahora, todavía hay mucho por hacer para reducir las desigualdades en el acceso a la educación superior y conseguir con ello una mayor cohesión social en sociedades que, como las latinoamericanas, enfrentan problemas ancestrales en materia de justicia social.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter