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DF: la agenda pendiente
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 468 [2012-06-28]
 

El actual proceso electoral ha sido dominado por las escaramuzas de lo que dicen o hacen los candidatos a la Presidencia de la República. Pero los números de las elecciones locales y las agendas no son irrelevantes. Todavía menos si se trata del Distrito Federal (DF) y los puntos que se han comprometido en el terreno de la ciencia y la tecnología.

Los comicios federales a realizarse este 1 de julio, incluyen la elección de presidente, 500 diputados (300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional) y 128 senadores. A la par, otras siete entidades elegirán gobernador (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Yucatán y Tabasco; el DF jefatura de Gobierno), en 15 entidades se votará por poco más de medio millar de diputados locales y casi un millar de ayuntamientos. Un cambio importante en casi la mitad del total de los estados.

Al inicio de las campañas electorales parecía que la contienda federal arrastraría en el mismo sentido las preferencias políticas en la Ciudad de México, pero el curso de las acciones y las encuestas poco a poco mostraron que se trataba de procesos diferentes y relativamente independientes. El DF renovará su jefatura de gobierno, 66 asambleístas y sus 16 delegaciones políticas.

A diferencia de lo que ocurre a nivel federal, los números de las últimas encuestas locales advierten una creciente y clara diferencia a favor de Miguel Ángel Mancera, el candidato del PRD, PT y MC. Si las encuestas reflejan lo que serán los resultados finales, vale la pena considerar con mayor detenimiento las propuestas en materia de ciencia y tecnología de quien se perfila con mayor ventaja.

Las preocupaciones de los habitantes de la Ciudad de México se concentran en asuntos como el transporte, la seguridad pública, el agua, la vivienda, los índices de contaminación, el desarrollo urbano, la recolección de basura y otros problemas propios de una gran ciudad.

El tema de la ciencia y la tecnología no figura particularmente como un asunto priritario para la metrópoli. De hecho, en la plataforma electoral del PRD-DF registrada en abril de este año, en el apartado de “una ciudad productiva y solidaria” apenas se menciona la propuesta de favorecer la artículación con los centros de investigación y las insituciones de educación superior. O bien, en el rubro de “una ciudad con igualdad y equidad para todas y todos” se dedica un inciso a tecnología para mencionar cuatro propuestas.

Por ejemplo, se propone que: el Instituto de Ciencia y Tecnología del DF realice funciones prioritarias de tranasferencia de tecnología; el incremento de banda ancha; el desarrollo de patentes y tecnología desde el gobierno y la iniciativa privada; o el ofrecimiento de servicios de internet universal y gratuito.

En la plataforma nada se dijo de otras iniciativas o de nuevas estructuras administrativas para la ciencia y la tecnología. Sin embargo, en mayo pasado, al día siguiente del primer debate presidencial, el candidato Mancera se comprometió a “elevar de rango el Instituto de Ciencia y Tecnología para dar paso a la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación en el Distrito Federal”. Una idea que a nivel de candidatos presidenciales había comenzado a discutirse.

La semana anterior, en reunión con académicos de diferentes instituciones, el candidato Mancera volvió a reiterar su compromiso de crear la nueva secretaría —sin incluir a educación— y añadió que impulsará el modelo de la triple hélice de la innovación. Este último es un modelo de los años noventa propuesto por Leydesdorff y Etzkowitz que plantea el impulso a la innovación a través de la interacción entre universidades, empresas y gobierno; una metáfora de tres hélices que potencian la innovación.

El modelo es, en realidad, una versión modificada del famoso triángulo IGE del argentino Jorge Alberto Sábato. En los años setenta, Sábato planteó que su triángulo era un modelo muy primario: un vértice correspondía a la Infraestructura científico-técnica; otro al Gobierno; el tercero a la Estructura productiva; y flechas reversibles unían los diferentes vértices. A pesar de lo elemental, decía Sábato, permitía analizar y entender la realidad de los subsectores. Lo sorprendente es que, como en la propuesta de Mancera, la triple hélice se sobrepuso al triángulo.

A nivel federal la idea de crear una nueva secretaría es controvertida, pero en el DF parece que será un hecho, no incluye a educación superior y ya tiene un modelo a seguir. Veremos algunas de las implicaciones la semana próxima, una vez transcurridas las elecciones.


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