En el marco del Foro Mundial de Negocios celebrado la semana pasada en Monterrey, la periodista Carmen Aristegui realizó una entrevista al conocido columnista del New York Times y Premio Nobel de economía 2008, Paul Krugman. La conversación comenzó con la referencia a la situación de la economía mundial después de la grave crisis ocurrida en 2008 y 2009. El economista norteamericano señaló que la recuperación en general ha sido un tanto débil en Estados Unidos y muy grave—casi desastrosa—en Europa como lo muestran los casos de Grecia, Portugal y España. Más aún, ante tal panorama ronda el fantasma de la gran recesión de 1929 y se ciernen grandes amenazas sobre la economía del planeta. En este sentido, señala que en algunas partes del mundo la recuperación ha sido razonablemente buena. El caso de América Latina, dijo, es una historia relativamente feliz. La experiencia de la economía brasileña es el más notable, apuntó. Sus niveles de crecimiento en los últimos años han sido de los más altos en el mundo y así se han mantenido por un tiempo considerable. Entre los factores para su éxito destacan la diversificación económica y la multipolaridad de sus relaciones comerciales. Por el contrario, el sistema económico mexicano no está en la misma lógica, pues, entre otras cosas, mantiene una estrecha vinculación con la economía de los Estados Unidos. De hecho, la crisis de la economía mexicana de 2009 se dio por contagio. Pero gradualmente se ha ido recuperando. No obstante, las tasas de crecimiento—a diferencia de otros países de la región—han sido muy pobres.
A la pregunta de la periodista acerca de qué le sucede a México que no logra despegar en su desarrollo económico, Krugman reveló que, junto con otros colegas, le ha dedicado 20 años a responder a esta cuestión: por qué a pesar de haber sorteado las crisis económicas no ha conseguido tener un crecimiento sostenido. Para él, este asunto es un acertijo y sólo puede aventurar como hipótesis que el enigma tiene que ver con el sistema educativo y el crimen organizado. En el primer aspecto, se ha podido observar que la educación en México no ha apuntalado el crecimiento de la economía. Los casos exitosos de Corea del Sur y China han mostrado la importancia de contar con gente muy bien educada en su fuerza laboral. Su educación básica ha sido muy buena, al igual que los ciclos subsecuentes. Es bien sabido que ambos países han logrado situarse últimamente con los puntajes más altos de la prueba PISA—si bien la puntuación más reciente toma a la provincia de Shangai como si fuera un país.
Krugman subraya también que México cuenta con algunas instituciones de educación superior de buena calidad, pero no sucede lo mismo con su educación básica. Estas carencias educativas han dificultado tanto el desarrollo industrial como el de su fuerza laboral. Por otro lado, el segundo factor que él identifica—la criminalidad—, desalienta la inversión. Sin embargo, afirma, ninguno de estosos dos elementos—baja calidad educativa y crimen organizado—explica totalmente las enormes disparidades regionales que todavía subsisten en el país. “No queda clara la explicación de por qué este país no puede levantar el vuelo del crecimiento económico”. El Nobel norteamericano vaticina, sin embargo, que con todo su potencial, “uno de estos días habrá el gran despegue de México…pero seguimos esperando”.
Indudablemente los conceptos vertidos por Krugman en la entrevista con Aristegui, forman parte de uno de los temas de mayor debate, sobre todo en los últimos tiempos: por qué, a pesar de todas las políticas implementadas por los últimos gobiernos en la educación mexicana, ésta sigue siendo de muy baja calidad. El gobierno que surja del resultado de las elecciones del próximo 1º de julio tendrá como uno de sus asuntos prioritarios el tratar de descifrar el acertijo de la educación mexicana. ¿Qué ha fallado: el sistema, los actores (profesores, directivos, padres de familia, estudiantes), los funcionarios, los planes y programas, las estrategias, las políticas, los referentes, o algunos factores y elementos que no han podido identificarse? Por tanto, antes de echar a andar las medidas propias del sector, la nueva administración federal deberá examinar a fondo las razones por las que las políticas llevadas a cabo en estas tres década no han sido eficaces para, por una parte, resolver el tremendo rezago educativo en que viven casi 30 millones de personas; y, por el otro, ofrecer una educación de calidad para contar con una fuerza laboral que contribuya a lograr un desarrollo económico sostenido que, a su vez, permita mejorar sustancialmente las condiciones de vida de la población y reduzca de manera significativa las abismales diferencias que se han ido ampliando entre la población mexicana en las últimas décadas.
