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Las encuestas a estudiantes
María Herlinda Suárez Zozaya
Campus Milenio Núm 448 [2012-02-02]
 

La mercantilización de la educación superior vino acompañada de la identificación de las instituciones educativas como organizaciones empresariales, de la instalación de la cultura de evaluación en el sistema educativo y de la gestión orientada por los principios de la calidad total. Adoptar esta visión supone convertir a los estudiantes en el foco de atención de las instituciones educativas, porque ellos pasan a ser concebidos a manera de usuarios y clientes.

Asumiendo que a través de la aplicación de encuestas de opinión a los estudiantes se puede obtener elementos para conocer sus necesidades, expectativas y nivel de satisfacción respecto a la educación, así como para evaluar la calidad de la misma, en los últimos años el levantamiento de este tipo de encuestas ha proliferado. En 2005, en Inglaterra, el Consejo de Financiamiento a la Educación Superior (Higher Education Funding for England (HEFCE)), que es el organismo encargado de distribuir los fondos públicos a las instituciones de educación superior e investigación en ese país, implementó el levantamiento de una encuesta (National Student Survey (NSS)) que, desde entonces, se aplica anualmente. Según palabras del propio organismo, la NSS forma parte esencial del marco de aseguramiento de la calidad (QAF) para la educación superior. Por su parte, la aplicación de encuestas de opinión a estudiantes ha sido identificada como prioridad para la integración y operación del “Espacio Europeo de Educación Superior”, particularmente como parte del llamado Proceso de Bolonia.

En Estados Unidos y Canadá se aplica la encuesta NSSE (National Survey of Student Engagement), la cual tiene el objetivo de mejorar el desempeño educativo de los estudiantes y construir confianza pública respecto al cumplimiento de los colegios y universidades de su responsabilidad con la calidad. En varios países de Latinoamérica se ha adoptado la práctica de levantar encuestas de opinión a los estudiantes pero, hasta ahora, no forma parte de los mandatos de la política pública, más bien, en estos países las encuestas las levantan algunos establecimientos que tratan de recoger las opiniones de sus alumnos sobre diferentes aspectos relacionados con la satisfacción con los servicios y productos educativos que proveen

En México, durante el ciclo escolar 2008-2009, la Subsecretaría de Educación Superior levantó la Encuesta Nacional de Alumnos de Educación Superior (ENAES). Con la ENAES, según dice el documento de presentación de la encuesta, “se puede identificar posibles deficiencias y fallas concretas, presentes en la educación superior, como parte integral del Sistema Educativo Nacional.” (SEP, 2008).

Varias universidades en el mundo se han mostrado renuentes a la aplicación de las encuestas de opinión de estudiantes y han expresado desacuerdo con sus objetivos. Junto a ellas, muchos estudiosos de la educación superior hemos expresado que este tipo de encuestas, en cuanto a sus objetivos, en nada se diferencian de los sondeos de mercado pero, sin embargo, es innegable que su utilidad va más allá de la pura investigación mercantil y de la visión de la calidad de la educación que la reduce al comportamiento de indicadores. Para quienes nos dedicamos a la investigación en juventud, y particularmente al tema de los estudiantes, estas encuestas brindan información valiosa.

En septiembre de 2011, como parte de los proyectos que comparten los Seminarios de Educación Superior (SES) y el de Investigación en Juventud (SIJ), ambos de la UNAM, se levantó la Encuesta de Estudiantes de la UNAM (ENEUNAM, 2011). Por supuesto que los objetivos de esta fuente de información van más allá de los de las encuestas de opinión de estudiantes antes mencionadas, ya su objetivo es “producir información estadística que ayude a comprender y analizar la complejidad y diversidad de los mundos estudiantiles en la UNAM y a conocer las relaciones, materiales, políticas y simbólicas, de los estudiantes, respecto a sus experiencias en la institución, así como sus proyectos y capacidad de agencia generadora de cambios”.

Por supuesto este objetivo general se desglosa en objetivos particulares entre los que hay algunos coincidentes con los de las NSSZ y las NSS, por ejemplo. Conocer las opiniones de los estudiantes acerca de los procesos de enseñanza aprendizaje y respecto a la calidad de la educación que reciben así como sus percepciones, valoración, expectativas y satisfacciones sobre la misma no es cosa nimia. Identificar algunos aspectos problemáticos específicos presentes en las experiencias estudiantiles de lo/as jóvenes universitarios puede servir para que la educación que reciben los jóvenes mexicanos mejore. También para mostrar que las expectativas de los estudiantes muy poco tienen que ver con los designios del mercado.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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