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Seguridad, educación, trabajo y cultura
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 429 [2011-09-01]
 

De nuevo, el rector de la UNAM, doctor José Narro Robles, volvió a llamar la atención sobre la necesidad de resolver los problemas del sector juvenil. Dijo, desde Sinaloa, que “cuando el modelo económico ahoga a los jóvenes, no podemos ser pasivos y dejarlos a su suerte”. El neoliberalismo, aplicado en México, y la mano invisible del changarro, los ha vuelto un grupo vulnerable sin seguridad, sin educación y sin trabajo.

La situación de los jóvenes en México es conocida en los círculos académicos y en algunos puntos del escenario político. La situación es crítica. Una buena cantidad de muertos por la guerra contra el narco ha sido de jóvenes. El narcomenudeo es una actividad de alta participación juvenil. Las detenciones y los presos, que ya no caben en las cárceles, han sido básicamente de ese sector poblacional. ¿De qué se trata?

En materia de seguridad. Un conjunto de prestigiados académicos del Instituto de Investigaciones Jurídicas colaboró en la elaboración de una propuesta para establecer Elementos para la construcción de una política de Estado para la seguridad y la justicia en democracia.

Este documento es una pieza clave para discutir y enriquecer las soluciones a los problemas actuales de seguridad que vive el país, y para formular nuevas políticas en la materia, toda vez que existen gran preocupación y cuestionamientos a cómo los tres niveles de gobierno enfrentan la violencia social y la desatada en el combate al crimen organizado.

El texto que comentamos propone “transformar el paradigma dominante en la seguridad y la justicia”. Vale la pena revisar todo el documento, porque tiene argumentos muy bien fundados para llegar a una política integral en materia de seguridad y a quienes les toca actuar para producir el cambio.

Una parte se refiere, en breve, a los jóvenes. Habla de una política para la juventud y despeja incógnitas. Con toda claridad expresa que en el país no se les ofrece suficientes oportunidades para su realización personal y, por tanto, carecen de capacidades para impulsar a sus comunidades y a ellos mismos. Cuando no pueden, son presa para caer en la drogadicción o ser reclutados por organizaciones criminales.

Siete de cada diez jóvenes declararon que el problema principal que enfrenta la juventud del país está relacionado con las drogas y el alcoholismo. Y uno de cada tres menciona la falta de trabajo (Enajud, 2005). En el país se requiere asumir y ejecutar el compromiso de educar y ocupar a los jóvenes.

Los especialistas en el tema han insistido en que más de tres millones de jóvenes viven en pobreza extrema. Entre los 12 y los 29 años hay millones que tienen algún tipo de rezago escolar. Cerca de 40 por ciento de estudiantes de educación media superior se dan de baja en sus estudios. Al dejar la escuela, reducen sus expectativas y posibilidades de vida.

Y, por si no faltara, en estos días, la sociedad mexicana ha observado que hay estudiantes rechazados de la educación superior, un problema que no es nuevo pero que ha tendido a agudizarse; no es privativo de la Ciudad de México.

Las dificultades no acaban aquí. De cada 100 que inician la primaria, solamente 21 terminan la licenciatura (Secretaría de Educación Pública). Y hoy el mercado laboral tiene tantas limitaciones, y rigideces, que el empleo profesional que se ofrece no alcanza para absorber a los egresados en ocupaciones relacionadas con sus estudios.

Quienes alcanzan a emplearse más rápido y mejor son los que estudian Contaduría, Administración y Derecho (OLST). De ahí, pues, que la demanda educativa esté concentrada en un grupo pequeño de licenciaturas. Éste es, en parte, uno de los efectos distorsionantes del mercado laboral sobre el sistema educativo.

El desperdicio de recursos también existe en el doctorado. En una de las redes sociales hay un comunicado en el cual se señala que un grupo de jóvenes que estudió un posgrado busca incorporarse a las plantas docentes y de investigación, sin tener éxito hasta el momento.

Los firmantes consideran que no existen estrategias adecuadas para incorporar en instituciones académicas a personal que ha concluido su doctorado en el país o en el extranjero, lo que cuesta sumas considerables de dinero.

En breve, retomando la primera parte de este texto, en casi todos los diagnósticos que refieren a la inseguridad en México se insiste en que una manera eficaz de prevenir la violencia y el crimen consiste en dotar de escuela, trabajo y actividades recreativas y culturales a los jóvenes.

En la UNAM, profesores, investigadores y estudiantes estamos convencidos de esta tesis. Además, observamos, con todo cuidado, que las tesis que esgrime el rector al gran público nacional sean coherentes con las acciones académicas que se llevan a cabo en el interior de la casa de estudios.

Una muestra de lo dicho se representa por el esfuerzo de incrementar la matrícula, por la cuidadosa selección de los alumnos, por el aumento de la oferta de estudios en la licenciatura y el posgrado. Para el bachillerato se publicó una colección de libros de texto, en 12 áreas disciplinarias, que permitirá a los estudiantes obtener conocimientos actualizados de temas fundamentales, que brindan una cultura general para formar futuros ciudadanos y profesionistas.

Afirmativo. En este tiempo es indispensable mejorar la docencia. Preocuparse y actuar en pro de los jóvenes del país, y de nuestros estudiantes, para que, como dice el rector Narro Robles, no dejemos que se nos escape el futuro.


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