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Mujeres en la ciencia
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 125, pp.8 [2005-04-21]
 

Cuando se habla del papel de las mujeres en la ciencia con frecuencia se traen a la memoria casos ejemplares como el de la célebre física de origen polaco María Sklodowska, mejor conocida como Madame Curie, dos veces ganadora del Premio Nobel. En 1903 compartió el de Física junto con su esposo Pierre, y en 1911 recibió el de Química; en ambas casos fue galardonada por sus descubrimientos en el terreno de la radiactividad. Sin embargo, el trayecto que las integrantes del género femenino han tenido que recorrer en el campo científico no ha estado exento de obstáculos y vicisitudes.

Hace pocas semanas el mundo académico estadunidense e internacional reaccionó indignado ante los impertinentes comentarios del actual presidente de la Universidad de Harvard, Lawrence H. Summers, acerca de que la escasa participación de las mujeres en las ciencias y la ingeniería se debe a sus “aptitudes”.

Luego de esta declaración llegaron a la oficina de Summers cartas de protesta de los profesores de la propia universidad y de otras instituciones de educación superior de Estados Unidos. Summers tuvo que “matizar” sus apreciaciones y nombrar dos grupos de estudio que lo asesoraran acerca de cómo contratar y retener más académicas en Harvard.

Pese a que la participación femenina en las universidades y centros de investigación de los países desarrollados es significativamente mayor que en las naciones menos avanzadas, su progreso en varias de las principales universidades de investigación estadunidense ha sido lento, desigual y frágil.

De acuerdo con datos publicados en un reciente artículo de The New York Times (15/04/2005), aun cuando el número de mujeres con doctorado en las ciencias físicas y naturales se ha incrementado sustancialmente (representan casi 50 por ciento en las ciencias biológicas y 33 por ciento en química), los cuerpos académicos de las universidades de investigación más importantes siguen siendo abrumadoramente masculinos. Más aún, la mayor parte de las mujeres ocupan las categorías académicas de menor rango.

Un dato ejemplifica lo anterior: en Harvard existen 149 hombres con definitividad en las ciencias naturales y sólo 13 mujeres. No obstante, hay que señalar que en los departamentos de humanidades de dicha universidad la situación es un poco menos inequitativa, pues hay 39 mujeres y 98 hombres con nombramiento académico permanente.

De acuerdo con la información arrojada por la encuesta llevada a cabo por una profesora de química de la Universidad de Oklahoma, existen actualmente 13 mil 235 profesores en las ciencias físicas y las ingenierías en las 50 universidades de investigación más importantes de Estados Unidos, de los cuales sólo 468 son negros o hispanos.

Asimismo, según varios expertos en el tema, la rigidez en los criterios de admisión y promoción, así como la poca movilidad académica de las instituciones de educación superior serían las razones para explicar el lento crecimiento en el número de mujeres dentro de los nombramientos académicos de mayor jerarquía.

En este sentido, los hallazgos de varios estudios sobre favoritismo con profesores del sexo masculino en las contrataciones han mostrado, por ejemplo, que a los hombres usualmente se les dan cartas de recomendación más completas que a las mujeres, y dichas cartas están más enfocadas a destacar sus logros académicos.

Además, tanto hombres como mujeres tienen más probabilidades de votar por darle el trabajo a un solicitante que a una mujer con idéntica preparación. También se ha visto que las mujeres que solicitan un post doctorado deben ser 2.5 veces más productivas para recibirlo, en comparación con un solicitante del sexo masculino.

Una distinguida investigadora que, por cierto, abandonó la sala durante el acto en el cual Lawrence Summer hizo sus controvertidos señalamiento, cuenta que casi perdió un financiamiento importante para un proyecto de investigación, porque no había sido considerada para recibir información por parte de sus colegas hombres.

Cuando se enteró por el periódico de la convocatoria para dicho financiamiento, obtuvo el apoyo del director de su departamento y solicitó un financiamiento por 30 mil dólares. Al final, le fueron asignados ocho millones para su proyecto.

Son ya varias las universidades estadunidenses que han tomado medidas concretas para aumentar el número de mujeres dentro de su personal académico. En la Universidad de Wisconsin, por ejemplo, a los integrantes de los comités de selección se les ha pedido que propongan, por lo menos, a diez profesores o estudiantes de postgrado de cualquier parte del país para que sean consideradas a distintas posiciones académicas, especialmente si pertenecen a minorías o si son mujeres.

Otras universidades, como Princeton, también están otorgando importantes apoyos para las investigadoras con hijos, al proporcionarles facilidades para guarderías y extensiones de un año para sus concursos de definitividad.

Todo lo anterior viene a colación porque en México también se cuenta con magníficos ejemplos de mujeres que se han distinguido en varias disciplinas de las ciencias naturales y exactas e, incluso, han ocupado los más altos puestos directivos en centros e institutos. Desafortunadamente son todavía muy pocas las mujeres que tienen oportunidades de desarrollar una vida académica y los obstáculos que deben vencer para destacar son enormes.

También durante la más reciente reunión del Consejo Universitario de la UNAM se acordó establecer en la legislación universitaria la plena igualdad de derechos y oportunidades dentro de los diversos ámbitos académicos de la Universidad Nacional.

Todavía queda mucho por hacer para que realmente existan las condiciones reales en que las mujeres puedan desarrollar todo su potencial y contribuyan de manera más relevante al desarrollo científico y tecnológico del país. Se ha dicho con mucha frecuencia que nuestro país es extraordinario para elaborar leyes pero muy malo para cumplirlas. Habrá que estar siempre atentos para que esto vaya siendo cada vez menos cierto.


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