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Clonación: México y la resolución prohibitiva
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 121 [2005-03-17]
 

La 59a Asamblea General de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), en su sesión del pasado 8 de marzo, emitió su declaración sobre clonación humana, mediante la cual recomienda a sus estados miembros que adopten las medidas necesarias para prohibir toda forma de clonación humana (incluyendo la terapéutica), "en tanto sean incompatibles con la dignidad y la protección de la vida humana" (A/RES/59/280).

A pesar de que la resolución no tiene un carácter vinculante, algunos analistas se sorprendieron de la decisión del organismo internacional, en tanto que solamente la clonación reproductiva había logrado el rechazo generalizado de la mayoría de naciones, no así la de tipo terapéutico que está en debate desde hace un par de años. También sorprendió el cambio de posición de México que, a diferencia de sus expresiones anteriores, ahora votó a favor de la prohibición.

Desde diciembre de 2001 la ONU ha intentado adoptar una resolución al respecto, pero por diferentes motivos la había pospuesto. La última ocasión fue en octubre pasado. Como recordará el lector, por aquellas fechas estaban las campañas electorales en los Estados Unidos y los contendientes republicano y demócrata sostenían posiciones divergentes sobre la clonación. Gorge W. Bush se había pronunciado firmemente en contra de la investigación con células troncales y de hecho prohibió ese tipo de investigación con fondos federales desde el 2001. Por el contrario, John Kerry había expresado su respaldo a la clonación terapéutica. Para algunos observadores esta divergencia fue la principal razón para aplazar el debate hasta ahora, en tanto que no había ninguna certeza de quién resultaría triunfador en las elecciones. Por la misma razón, ahora que la ONU emitió su resolución también se reconoce que la posición de Estados Unidos fue la que resultó favorecida.

La resolución prohibitiva fue precedida por su aprobación -a propuesta de Honduras- en el Sexto Comité de la misma ONU el pasado 21 de febrero por 71 votos a favor, 35 en contra y 43 abstenciones. Las cifras muestran la división que existía sobre el tema, especialmente entre aquellos países, como Honduras, Costa Rica y Estados Unidos, que se pronunciaban por una prohibición total de la clonación y otros, como Bélgica y Finlandia, que apoyaban su aplicación terapéutica. Los sorprendente es que México, que se había mostrado conciliador y cauto en la sesión de Comité en octubre pasado, ahora votó a favor de la resolución.

Pese a que la resolución había sido aprobada en el Comité, algunos observadores opinaron que seguramente, un par de semanas después, en el pleno sería derrotada. Sin embargo, de forma notable logró más votos que en el Comité. En la Asamblea se aprobó con 84 votos a favor, 34 en contra, 37 abstenciones y otra treintena de representaciones ausentes (entre ellos Perú, Venezuela y la mayoría de naciones africanas). Es decir que casi una decena de países que se habían abstenido en el Comité, en el pleno la respaldaron. México volvió a votar a favor.

El caso de México es notorio por dos razones. La primera es que en octubre pasado, cuando parecía que se tomaría la decisión en la ONU, la Secretaría de Relaciones Exteriores emitió un comunicado de prensa (231/ 10/09/2004), en el que fijaba la posición de México y claramente indicaba que: "en caso de verse obligado a emitir un voto en torno a los proyectos de resolución presentados, su decisión será a favor del proyecto de Bélgica". Es decir a favor de la clonación terapéutica. Aunque, también hay que decirlo, en sus consideraciones mostraba cierta ambigüedad al señalar que rechazaba la clonación terapéutica que utiliza embriones humanos, pero aprobaba la que utiliza células madre del cordón umbilical y de tejidos adultos. Una posición que estaba más cerca de las demandas de los grupos católicos que se han expresado públicamente en contra de la utilización de embriones humanos.

La otra razón es que la prohibición de la clonación terapéutica también es contraria a la normatividad de la Ley de Institutos de Salud, misma que fue reformada en abril del año pasado a raíz de la creación del Instituto Nacional de Medicina Genómica. Como seguramente recordará el lector, en aquella ocasión también se suscitó un debate por la idea inicial de que a tal instituto se le prohibiera de forma explícita la investigación con células troncales de embriones vivos. Al final tal propuesta fue desechada y no se incluyó en la normatividad.

Según el texto de resolución aprobado y una vez que pasó la votación, la representación de México ante la ONU señaló que lamentaba que no se hubiera logrado un consenso para facilitar una norma universal al respecto y que esperaba que "el parlamento nacional pudiera tomar la medidas necesarias, puesto que la letra y el espíritu de la Declaración estaban en correspondencia con la jurisprudencia y legislación mexicana". Por el contrario, Brasil, quien votó en contra, lamentó que el Comité se hubiera desviado del mandato original de elaborar una convención internacional sobre clonación humana.

Finalmente, en este asunto lo que cabe resaltar es la ausencia de una explicación pública del cambio de la posición de México en este tema ante la ONU. Lo mismo que la inexistencia de auténticos mecanismos e instancias que nos permitan una discusión razonada en temas tan controvertidos y polémicos como el de la clonación.


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