El presidente de la Universidad de Harvard, a raíz de un polémico discurso sobre las diferencias innatas de las mujeres para el estudio de carreras de alto nivel en matemáticas y ciencias, enfrenta un serio conflicto con el cuerpo docente de su institución y algunos están promoviendo un referendo para retirarle el voto de confianza a su presidencia. El problema va más allá de la posición personal del funcionario universitario y tal parece que involucra fundamentalmente el estilo de gestión de las instituciones académicas.
Lawrence H. Summers, economista y ex secretario del tesoro en la administración Clinton, es el presidente de la Universidad de Harvard desde hace más de tres años. El pasado 14 de enero fue invitado por la "Oficina Nacional de Investigación Económica" a participar en el simposio sobre "minorías y mujeres en ciencia e ingeniería". La reunión fue a puerta cerrada, pero tanto por los asistentes como por la versión que ofreció el periódico The Boston Globe (www.boston.com), trascendió que en su discurso atribuyó a aptitudes innatas el hecho de que las mujeres no tuvieran un predominio en las carreras de matemáticas y ciencias.
Las versiones sobre las ideas que planteó el funcionario universitario han sido muy variadas, pero coinciden en destacar que efectivamente remitió a diferencias innatas en las mujeres su incapacidad para las matemáticas y las ciencias. Algunas de las mismas asistentes al simposio se sintieron profundamente agraviadas y se retiraron; las críticas se hicieron públicas y el propio Summers tuvo que disculparse. El 19 de enero, en una carta pública dirigida a la comunidad, Summers señaló que su intención era animar el debate, admitió la ligereza con la que habló pero enfatizó que de ninguna forma quería ofender a las mujeres; tampoco pensaba, dijo, que las mujeres eran inferiores a los hombres (www.president.harvard.edu). No fue suficiente.
Tampoco fue suficiente una medida institucional para remediar el problema. Al inicio de este mes, el presidente Summers creó dos grupos de trabajo que se encargarán de hacer propuestas específicas para eliminar o disminuir las barreras que limitan el avance del profesorado femenil en la institución (www.news.harvard.edu.). Nombró a dos destacadas profesoras de la Facultad de Artes y Ciencias -una de las facultades con las que existe mayor encono- a cargo de dos grupos de trabajo: uno sobre profesorado femenino y el otro sobre la mujer en la ciencia y la ingeniería. El primero se encargará de hacer recomendaciones de medidas institucionales para fortalecer el reclutamiento, el apoyo y el avance del profesorado femenino en la institución. El segundo analizará y realizará propuestas para fortalecer y encauzar la carrera académica de las mujeres, desde la licenciatura hasta el posdoctorado en diferentes facultades. Sin embargo, el problema persistió con el cuerpo docente.
En una reunión con el profesorado de la Facultad de Artes y Ciencias, el pasado 15 de febrero, le fue solicitado al presidente Summers que diera a conocer la trascripción fiel y completa de su intervención en el simposio que originó todo el problema (www.harvardmagazine.com). Las profesoras Barbara Grosz y Theda Skocpol, esta última directora del Centro de Estudios Políticos Americanos de Harvard y profesora de sociología y gobierno, fueron quienes lo plantearon con más claridad. Ambas coincidieron en que no se podría avanzar y la atmósfera institucional no se limpiaría hasta que no se conociera lo que dijo en el simposio el presidente de Harvard. Solamente era uno de los puntos.
En la misma reunión con el profesorado se planteó el problema más de fondo. La profesora Skocpol, señaló que el episodio era ilustrativo de una crisis más amplia de confianza, gobernanza y liderazgo. La profesora Theda Skocpol argumentó que no podía haber un nuevo contrato social en la institución cuando desde el principio nunca se había tenido un genuino contrato social ("el dar y recibir un trato respetuoso entre colegas").
Más claramente, la profesora Skocpol le espetó al presidente: "Bajo esta presidencia, ha habido esfuerzos concentrados para conducir a Harvard, especialmente a la Facultad de Artes y Ciencias, como si fuéramos una burocracia gubernamental jerárquica o una corporación empresarial. El foco está sobre el 'yo' de un líder máximo, más que sobre el 'nosotros' y sobre un trabajo de equipo efectivo" (www.harvardmagazine.com). Otras intervenciones resaltaron también las dificultades con la forma de conducción del presidente Summers.
Ese parece el problema más de fondo: el estilo de gestión del actual presidente. Una forma, como lo indicó el cuerpo docente, que es sumamente rígida y centralizada, frente a un profesorado que busca tener injerencia en la toma de decisiones y acostumbrado a cierta autorregulación por facultades. Pero uno de los aspectos por lo que se torna sobresaliente es que el profesorado al que se trata de controlar es un profesorado con poder político y académico (Harvard ha tenido entre sus miembros académicos a cuatro decenas de premios Nobel) y la mayoría de ellos tiene definitividad.
Como resultado de la reunión con el profesorado, el presidente Summers se vio forzado a publicar íntegra su polémica intervención en la página electrónica de la universidad. Sin embargo, no está claro que se vaya a retirar de Harvard. El 17 de febrero, la junta corporativa de la institución, en carta pública, respaldó su gestión y conminó a la comunidad universitaria a hacer lo mismo. Probablemente continuará en su puesto, pero el caso ilustra el equilibrio entre directivos y profesorado dependiendo de los capitales acumulados.
