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Alternativas al financiamiento universitario: Endowment
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm 115 [2005-02-03]
 

El debate sobre el financiamiento de la educación superior tiende a realzar los extremos de la disyuntiva subsidio o mercado. No obstante, el examen de alternativas intermedias puede ser útil para ampliar la discusión y evaluar la factibilidad de soluciones combinadas. Concediendo razón al argumento según el cual las universidades públicas requieren una amplia concurrencia de fondos fiscales, pero que el subsidio gubernamental tiene límites reales, es oportuno preguntarse ¿cuáles son entonces opciones a explorar para enfrentar el dilema básico del financiamiento universitario?

Con esa pregunta en mente, nos proponemos comentar distintas experiencias y propuestas centradas en la problemática. Iniciamos con el tema del endowment, es decir el sistema de aprovechamiento de donaciones particulares a las universidades, modelo extensamente arraigado en el ámbito universitario estadounidense. Posteriormente continuaremos con el análisis de otros instrumentos.

A propósito, la más reciente entrega de The Chronicle of Higher Education incluye un reporte sobre el comportamiento financiero de los fondos patrimoniales de las universidades estadounidenses en 2004. Como es sabido, en la educación superior del vecino país, dichos fondos son un recurso crítico que complementa el subsidio gubernamental y los ingresos propios. Tanto las instituciones públicas como las privadas cuentan con la posibilidad de recibir, gestionar, ahorrar e invertir las donaciones monetarias o en especie transferidas por esa vía.

Según reporta Erin Strout, en 2004 la gran mayoría de las universidades consiguieron incrementar sus fondos patrimoniales en forma sobresaliente. En promedio, tales fondos observaron un incremento de 15.1%, luego de tres años de estancamiento a causa de la recesión económica de EU. Las ganancias obtenidas por las universidades son variables debido al volumen de donaciones, y a las decisiones de inversión tomadas por los patronatos y consejos en cada caso.

La muestra encuestada por Asociación Nacional de Colegios y Universidades (aproximadamente 750 instituciones), base del reporte citado, indica que las decisiones de inversión de recursos patrimoniales observa la siguiente distribución conjunta: 48.9 por ciento en la bolsa de valores estadounidense, 21.3 por ciento en bonos gubernamentales, 11 por ciento en mercados foráneos, 10 por ciento en mercados de riesgo, principalmente “hedge funds”, 3.7 por ciento en dinero al contado, y el resto en inversión inmobiliaria (véase The Chronicle of Higher Education, 28 de enero de 2004).

Aunque es difícil estimar el total de los fondos endowment en EU, algunos casos pueden servir de referencia. En primer lugar, la Universidad de Harvard, cuyo endowment es reconocido como el más importante y complejo a nivel mundial. Dicho fondo patrimonial concentra más de 10,500 fondos separados, cuyo valor total asciende a 22.6 miles de millones de dólares, cifra equivalente a casi cinco veces el presupuesto federal asignado en nuestro país a la educación superior para 2005.

El caso de Harvard es excepcional, pero hay otras universidades, públicas y particulares, con volúmenes de endowment acumulado también apreciables. En torno a 10 mil millones de dólares se ubican Yale, Princeton y Stanford, así como al Sistema de Universidades de Texas. En el promedio de cinco mil millones de dólares, el Instituto Tecnológico de Massachussets, la Universidad de California, y las universidades Emory y Columbia.

Las donaciones y el producto de la reinversión de recursos, se utilizan en el patrocinio de becas, proyectos de investigación, programas de intercambio, actividades de extensión y eventos culturales. Son fondos independientes de los ingresos por subsidios, cuotas, contratos de investigación y venta de servicios. Algunos fondos están orientados al desarrollo de programas específicos y es frecuente el caso de donaciones etiquetadas a favor de escuelas, bibliotecas, programas o actividades. Los donantes cuentan con varios incentivos para participar en el esquema. Estos van desde beneficios fiscales hasta notas de prestigio social, pasando por intereses, a menudo locales, de contribuir a la construcción institucional y a la orientación del perfil de las universidades receptoras.

Pero lo más importante es que el sistema de donaciones funciona como un mecanismo de estabilización financiera. Por un lado, hay fondos que nutren fideicomisos de largo plazo al servicio de determinados objetivos. Por otro, a medida que crece el endowment como reserva patrimonial, las universidades pueden enfrentar de mejor manera la fluctuación de sus ingresos regulares.

¿Opera este modelo en las universidades mexicanas? Desde luego que sí, pero con alcances mucho más limitados. Gracias a la autonomía, las universidades públicas pueden recibir donaciones y decidir su destino. Incluso el subsidio gubernamental se considera, en las leyes orgánicas universitarias, un recurso integrado al patrimonio. Además de la obvia diferencia de volumen, hay otros elementos que contrastan en la comparación: el manejo de los fondos por equipos independientes de las universidades, el sentido de eficiencia económica en la toma de decisiones de inversión, y la transparencia del proceso de aplicación de los recursos, sobre todo si asociamos la idea de “transparencia” con el grado de especificidad en que se comunica la información relevante.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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