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La ley y el bachillerato tecnológico
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 102 [2004-10-21]
 

Al comienzo del mes anterior, una veintena de profesores del Centro de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicios (Cetis) número 27, ubicado en Uruapan, Michoacán, se inconformaron con el nuevo plan de estudios para el bachillerato tecnológico que entró en vigor apenas en este ciclo escolar y promovieron un juicio del amparo para evitar la aplicación en su plantel.

Hace un par de semanas, una juez de distrito les concedió la suspensión provisional y los profesores informaron por diferentes medios del hecho. En esta semana, la juez dictará su resolución definitiva y, por tanto, si concede el amparo y con ello la no aplicación del nuevo plan de estudios en el Cetis 27 –al momento de escribir estas líneas todavía no se sabe cuál es la resolución.

Aunque solamente se trata de un plantel –existen 168 escuelas de esta modalidad en todo el país- y parece poco probable que se conceda el amparo, la situación ilustra las dificultades del bachillerato tecnológico y especialmente los problemas de la reestructuración administrativa que está en marcha.

En agosto pasado, con el inicio del ciclo escolar y al igual que en el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), comenzó la aplicación de un nuevo modelo educativo. El acuerdo número 345 de la Secretaría de Educación Pública, emitido el 18 de agosto y publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 30 de agosto del presente, determinó el nuevo plan de estudios para el bachillerato tecnológico.

Las consideraciones del acuerdo destacaron los problemas ya anotados en el Programa Nacional de Educación 2001-2006 (PNE), particularmente en torno a la heterogeneidad y rigidez y rigidez de las estructuras curriculares de este nivel educativo, por lo cual se permitió señalar la necesidad de “integrar los planes y programas de estudio del sistema de educación media superior tecnológica que requiere el país y que además facilite el tránsito de los educandos dentro del os distintos planteles” (p. 106)

El artículo 4 del acuerdo precisó la estructura curricular mínima del bachillerato tecnológico. Según lo anotado, seguirá organizado en seis semestres e integrado por módulos (formación básica, formación propedéutica y formación profesional) y asignaturas.

El componente de formación básica, a su vez, estaría integrado por materias como: álgebra; inglés; química, geometría y trigonometría, biología, tecnologías de la información y la comunicación, ciencia, tecnología, sociedad y valores, cálculo, física, ecología y lectura, expresión oral y escrita.

Estas materias tendrían el mayor peso en los primeros cuatro semestres (en el primer semestre habría solamente seis asignaturas de formación básica y a partir del segundo se incorpora módulo de la carrera con 17 horas a la semana) y su importancia iría disminuyendo conforme el avance de los semestres (Diario Oficial, 30/08/2004: p. 107).

Según las previsiones de la SEP, el componente de formación básica se articularía con el nivel educativo precedente (secundaria) y con la de tipo superior (artículo 5).

Igualmente, el de formación propedéutica (con seis asignaturas impartidas en los dos últimos semestres) prepararía al alumno para su incorporación a las instituciones de educación superior y formación profesional –distribuido a lo largo de cinco semestres y con un peso curricular casi equivalente al de formación profesional –distribuido a lo largo de cinco semestres y con un peso curricular casi equivalente al de formación básica- para que los alumnos pudieran desarrollar las competencias profesionales necesarias.

Sin embargo, parece que la propuesta no satisfizo a los profesores del Cetis 27. La inconformidad es porque, en su opinión, el nuevo plan reduce el número de horas de clase y prácticamente elimina el área de sociales y humanidades.

Aunque solamente se han manifestado públicamente los profesores de un solo plantel, el problema parece muy semejante al suscitado hace unos meses con la reforma integral de la secundaria –la que por cierto ha quedado en suspenso-, en donde también se reorganizaban horas-clase y se reducían los contenidos de historia.

Hace un par de meses, el mismo secretario de Educación, al anunciar el “Modelo Educativo para el Siglo XXI del Sistema Nacional de Educación Superior Tecnológico”, destacó que no quería hacer mayores precisiones a la propuesta, porque primero se requería asegurar los consensos necesarios y luego la operación del modelo.

Es probable que el nuevo plan de estudios del bachillerato tecnológico forme parte del modelo educativo anunciado, aunque nada se informó oficialmente, lo que sorprende son las reiteradas dificultades para poner en marcha las diferentes iniciativas.

Independientemente de la resolución sobre el amparo promovido por los trabajadores del Cetis 27, el problema tal vez se complique con la propuesta de la SEP de reorganizar su estructura administrativa ¿O más bien el problema es consecuencia de la reestructuración?

Está en curso la idea de suprimir la Subsecretaría de Educación e Investigación Tecnológica (SEIT) y reasignar tanto las modalidades del nivel medio superior como superior –entre ellas los Cetis- a nuevas instancias administrativas. En este contexto, tal vez la preocupación por atender las dificultades del bachillerato tecnológico den paso, más bien, a las salidas normativas y a las soluciones de corto plazo.


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