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Retos de la educación transnacional en Latinoamérica
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 75, pp.10 [2004-04-01]
 

Durante un seminario celebrado en Santiago de Chile a fines del año pasado, Claudio Rama, director del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC-UNESO), presentó una muy interesante ponencia acerca de los desafíos que representa la educación transnacional para las instituciones de nivel universitario de la región. Consideramos pertinente hacer algunos comentarios al respecto, pues el trabajo en cuestión constituye una contribución valiosa para las discusiones que actualmente se llevan a cabo en torno al tema de la transnacionalización de los servicios educativos en Latinoamérica y otras partes del mundo.

Tomando como punto de partida para su análisis la analogía propuesta por Alvin Toffler en su ya célebre obre El Shock del futuro, Rama postula que la educación transnacional representa el tercer “shock” en la historia de la enseñanza superior en América Latina. El primero de éstos ocurrió a principios del siglo XX con la Reforma de Córdoba de 1918 pugnó por la autonomía y el cogobierno universitarios, contribuyendo de manera significativa al aumento de la cobertura de las universidades públicas. Se superó así el modelo elitista y se democratizó de manera significativa el acceso a la educación superior a importantes sectores de la población. Este proceso se dio en el marco de sociedades que trataban de expandir las funciones del Estado, desarrollar el modelo de industrialización por medio de la sustitución de importaciones y por un acelerado proceso de urbanización.

El segundo “shock” planteado por el director del IESALC se inició a fines de los años 60 y principios de los 70, cuando los movimientos estudiantiles ocurridos en la región durante esos años mostraron que las universidades eran incapaces de responder a los nuevos escenarios y a las nuevas demandas sociales, así como a las realidades políticas y económicas de la época. El contexto de este segundo escenario se conformó por la crisis del modelo de sustitución de importaciones, la drástica caída de los precios de las materias primas, y las crisis fiscales, así como por los crecientes déficit de la balanza de pagos.

Los gobiernos de la región, además, se vieron en graves dificultades para sostener el nivel de financiamiento para la educación superior. Se argumenta que la respuesta central provino del mercado, el cual promovió la Segunda Reforma de la Educación Superior en las décadas de lo s80 y 90. Ello se dio mediante la expansión de la educación superior privada, en el contexto de una fuerte diferenciación de instituciones y una desregulación de las políticas públicas.

De esta manera se fue conformando un nuevo modelo universitario de tipo dual: por un lado, había una educación pública con restricciones de acceso, basadas en limitaciones de financiamiento público y en exámenes de admisión. Por el otro, un sector privado caracterizado, a su vez, por restricciones de acceso a consecuencia de los altos costos de las matrículas, dada la desigual distribución del ingreso en la región.

Asimismo, el modelo dual (público-privado), produjo en las instituciones particulares un fenómeno de tipo similar, pues por una parte se crearon instituciones orientadas a la absorción de la demanda y, por la otra, establecimientos de élite, orientados a los grupos de elevados ingresos. En este mismo sentido se observó en las mismas décadas, un aumento en el número de instituciones religiosas. Así, en la actualidad casi todos los credos (judaísmo, protestantismo, catolicismo y evangelismo e, incluso, mahometismo) y las órdenes religiosas han instalado establecimientos de educación superior en América latina y el Caribe.

Al igual que lo sucedido en la primera, la Segunda Reforma comenzó a dar señales de agotamiento durante los 90, al reducirse la tasa de expansión regional y al crecer la tasa de cobertura a niveles muy reducidos. Ello fue la manifestación de una tendencia al estancamiento causada por los bajos niveles de ingreso de la población y la ausencia de mecanismos de financiamiento.

Para Germán Rama esta Segunda Reforma demostró “la incapacidad del mercado de determinar por sí mismo los niveles de calidad. Dicha reforma también facilitó y promovió de manera indirecta un aumento de la iniquidad en la región, pues como lo muestras cifras de países como México, Venezuela, Costa Rica o Perú, los estudiantes de educación media superior provenientes del sector público obtienen promedios de calificaciones más bajos cuando ingresas, concursan o compiten para ingresar a las universidades públicas y, por lo tanto, sus niveles de acceso son inferiores.

El nuevo “shock” que en la actualidad enfrentan las instituciones de nivel universitario en la región se deriva de su internacionalización, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC) y las demandas de acceso de sectores fuertemente marginados. Los desafíos de ese “shock” constituyen la llamada Tercera Reforma de la Educación Superior, que en mayor o menor medida ocurren en las universidades, sociedades y gobiernos en el planeta. El eje de esta nueva etapa lo caracteriza el pasaje de un modo dual público-privado a uno tripartito público-privado-transnacional, con fuertes controles de calidad, de tipo global y altamente competitivo.

El contexto en el cual ocurre esta Tercer Reforma está formado por: a) la rápida expansión de nuevos saberes y la educación permanente; b) las nuevas tecnologías y la virtualización de la educación; c) el nuevo papel del Estado y las nuevas regulaciones nacionales, regionales y globales, y d) la educación trasnacional. Uno de los ejes de l nuevo escenario de la economía global es la internacionalización de los intangibles y los servicios.

La educación enfrenta en este contexto un escenario muy competitivo debido a que las NTIC permiten modalidades internacionales de gestión, desnacionalización de las estructuras educacionales y una competencia global. La fase más reciente de la internacionalización se presenta en forma de radicación o instalación de las instituciones de educación superior de los países centrales por medio de la creación o compra de instituciones locales privadas. Este fenómeno ha venido ocurriendo ya en Chile, Ecuador, Panamá, Costa Rica y México.

Ante un panorama que se vislumbra inevitable de creciente transnacionalización de la educación, particularmente de la privada, medidas regulatorias de la calidad de los servicios que se ofrecen, así como su transparencia y difusión, parecen ser las mínimas necesarias a tomar por parte de las agencias especializadas que se han comenzado a crear en varios países de la región. Las universidades públicas también deberán jugar un papel crucial al aportar los criterios de calidad derivados de su probada experiencia en el desempeño profesional y el desarrollo académico. Habrá que estar alerta para que los fines mercantiles no socaven los valores intrínsecos de la educación universitaria.


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