MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Qué buscan los científicos británicos: elemental ...
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 75 [2004-04-01]
 

El problema con los espeleólogos atrapados la semana pasada en una caverna de Cuetzalan, Puebla, algo relativamente sencillo de aclarar, se convirtió en un asunto complicado que casi requirió de una investigación similar a las que realizaba Sherlock Holmes, el famoso personaje de las historias de Conan Coyle, para revelar los motivos del misterio. La respuesta a las especulaciones, más que en la búsqueda materiales radiactivos o indagaciones secretas de mediáticos, en las reacciones eléctricas del ambiente político y en los antecedentes de espionaje angloamericano, todavía no aclarado, de las representaciones en la ONU. Uno de los aspectos que conviene notar es que el asunto, a no ser por su carácter fortuito, muestra el desconocimiento y escaso registro de las actividades científicas e internacionales en país.

Según la información disponible, trece personas de nacionalidad británica ingresaron a México hace un par de semanas con visa de turistas. Estas personas, después se supo que eran expertos en el estudio de la naturaleza y formación de cavernas, se dirigieron a Cuetzalan, Puebla, a explorar la caverna Alpazat como parte de su expedición.

El problema se originó cuando seis de ellos quedaron atrapados al inundarse la caverna y el resto de sus compañeros hicieron las gestione para rescatarlos. En este punto, la noticia y adquirió notoriedad en la localidad y luego rápidamente se expandió nacionalmente con diferentes versiones.

Básicamente tres aspectos dieron paso a las especulaciones. Uno de ellos fue que el grupo de británicos decidieron que aguardarían la ayuda de un equipo de buzos de su propio país para el rescate y rechazaron la ayuda nacional. Otro fue que entre ellos se encontraban militares e integrantes de la fuerza naval inglesa. El tercero, y tal vez más importante, es que no se tenía registro oficial de la actividad que realizaba el grupo.

Estos elementos bastaron para que se difundieran distintas versiones sobre la presencia de los británicos. La más difundida entre los medios fue que el grupo estaba en busca de uranio y era una misión secreta. Las declaraciones de José Luis González, inspector mexicano de armamentos químicos de la ONU, al presumir que los ingleses habían captado a través de imágenes satelitales la factibilidad de que en el sitio hubiera uranio, reforzaron las especulaciones (Crónica de Hoy, 25/03/04).

Lo relevante de la embajada británica en México no fue suficiente. Destacó que la situación del grupo de personas en Puebla no era de emergencia y que se trataba de la tercera expedición que realiza la Combined Services Caving Association “con el apoyo de las autoridades locales y es la continuación de un trabajo iniciado 20 años atrás”, además agregaba que el grupo de espeleólogos realiza una misión civil con fines científicos, haciendo un mapeo de las cuevas, (Boletín, núm. 10/2004. www.embajadabritanica.com.mx). Según el testimonio del presidente municipal de Cuetzalan, efectivamente desde hace más de diez años espeleólogos de Gran Bretaña y Estados Unidos acuden regularmente a la localidad para explorar las cavernas.

Pero la información satisfizo y la presión mediática sobre el asunto alcanzó al gobierno federal de gira en Honduras, quien “instruyó” a la Secretaría de Relaciones Exteriores para que solicitara la aclaración correspondiente.

La nota de la secretaría, reproducida en casi todos los medios, expresó una “profunda preocupación” por el hecho y solicitó una “explicación detallada sobre el tipo de actividades que estaba realizando el grupo de nacionales del Reino Unido en dicha zona, y sobre los objetivos de su investigación”.

El diario británica The Independent, en su edición del pasado 28 de marzo, titulaba una nota “Error en la visa puede poner en prisión a británicos” y reseñaba lo ocurrido con los espeleólogos, pero también anotaba que México fue uno de los seis países que acusó anteriormente al Reino Unido de espiar información en el ascenso de la guerra con Irak (www.independent.uk). Este y el problema de las cavernas no están relacionados, pero sí nos permiten entender por qué el gobierno federal mexicano reaccionó rápida y de forma virulenta en el caso reciente.

En torno al espionaje se tardó casi un año responder y, como lo consignó la revista Proceso (núm. 1429), México no apareció en el memorando de inteligencia que provocó el escándalo y tampoco en la información más relevante del caso; todo fue a partir de declaraciones recientes del nuevo embajador mexicano ante la ONU y la presión de los medios.

Las indagaciones de las autoridades mexicanas muestran que, efectivamente, el equipo del grupo británico corresponde a actividades de excursionismo (Boletín PGR, 313/04). Igualmente, el comunicado de la Secretaría de Energía reportó que “no existía ninguna razón científica para pensar que la zona es rica en minerales radiactivos” (sener.gob.mx. 26/03/04).

En todo caso, lo que existe es una trasgresión al artículo 120 de la Ley General de Población, porque realizaron una actividad para la cual no estaban autorizados. Sin embargo, tal parece que el registro de las actividades científicas tiene sentido solamente si está relacionado con algún escándalo mediático. De otra forma, no importa la cooperación internacional o los hallazgos de los equipos científicos. ¿Carecerán de importancia por sí mismos?


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter