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Ejemplo de indicadores de la calidad universitaria
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 50, pp.16 [2003-09-25]
 

Desde hace tiempo, el semanario U.S. News and World Report publica cada año una edición especial dedicada a clasificar las mejores universidades de EU. Dicha publicación se ha convertido en uno de los medios más consultados por los estudiantes y sus familias para decidir en cuál universidad o colegio profesional (college) realizarán sus estudios de pre o posgrado.

Consideramos de interés dar una descripción del método y los indicadores que se utilizan en esta publicación. Esperamos que ello contribuya al debate sobre la calidad de las instituciones universitarias. La clasificación del U.S. News and World Report se fundamenta en dos aspectos principales: una serie de mediciones cuantitativas de lo que los expertos en educación consideran como los indicadores más confiables de la calidad académica; y una visión imparcial de lo que se piensa que es importante en toda actividad educativa.

En el nivel de mayor generalidad de la clasificación se especifica el tipo de establecimiento universitario con base en su misión en cuanto al nivel de estudios que ofrece: pregrado, maestría o doctorado. A su vez, este primer nivel se divide en función de su localización entre las diferentes zonas geográficas de EU. Posteriormente se reúnen los datos de cada institución alrededor de 15 indicadores de excelencia académica para, finalmente, clasificarlos con base en los puntajes obtenidos. Las encuestas por medio de las cuales se obtienen los datos para la clasificación provienen de fuentes como la Asociación América de Profesores Universitarios, la Asociación Atlética Universitaria, el Consejo de Ayuda Financiera para la Educación Superior y el Departamento Norteamericano de Educación.

Por último, los indicadores utilizados para evaluar la calidad de las instituciones clasificadas se agrupan en siete grandes categorías. Cabe mencionar que los indicadores incluyen tanto aspectos relacionados con los insumos (la composición del alumnado, las características de los profesores y los recursos financieros), como los productos que indican qué tan bien cumple el establecimiento con su labor formativa. Al primer conjunto de indicadores, denominado “valoración de la institución por los altos funcionarios (rectores, vicerrectores y jefes de las oficinas de admisiones) de otros establecimientos”, se le da un peso de 20 por ciento del puntaje total. Según la metodología, este grupo de indicadores da cuenta de la dedicación de los profesores a la enseñanza. Otra categoría importante la constituye el “grado de retención”, al cual se le otorga un peso que va de 20 a 25 por ciento de la calificación total. Ello significa la proporción de estudiantes de primer año que regresan a la institución en el siguiente ciclo escolar y que eventualmente se graduarán. En este sentido, la mejor escuela será la que ofrezca las asignaturas y servicios que los estudiantes necesitan para culminar con éxito sus estudios.

También se asigna 20 por ciento de la calificación al conjunto de indicadores relacionado con los profesores. Esta categoría, a su vez, está conformada por una serie de factores que valoran el compromiso de la institución con la enseñanza: el número de estudiantes por grupo, los salarios de los profesores, la proporción de profesores con los más altos reconocimientos en sus respectivos campos disciplinarios, la proporción de estudiantes por cada profesor, así como el porcentaje de profesores de tiempo completo. El cuarto grupo de indicadores lo constituye la selectividad de estudiantes a la cual se le confiere un peso del 15 por ciento de la calificación total. En este rubro se combinan la proporción de estudiantes de primer ingreso que estuvieron entre 10 y 25 por ciento más alto de las calificaciones en las pruebas estandarizadas para el ingreso a la universidad, y la proporción de alumnos admitidos en función de los solicitantes. Los recursos financieros constituyen el quinto grupo de indicadores. En este sentido, un gasto considerable de la institución por cada estudiante indica el compromiso para ofrecer una amplia variedad de programas y servicios.

En la clasificación se pone énfasis en el gasto promedio por estudiante en la enseñanza, la investigación, servicios a los alumnos y otros gastos relacionados con el proceso educativo. La sexta categoría de indicadores se relaciona con los niveles de graduación, algo semejante a la eficiencia terminal. Con ello se pretende tener evidencias del efecto que tienen los programas y las políticas institucionales sobre el porcentaje de estudiantes graduados, teniendo bajo control lo correspondiente al gasto educativo de cada institución y las aptitudes de los estudiantes. La séptima y última categoría es el porcentaje de donaciones realizadas por los ex alumnos. De acuerdo con la metodología, dicho indicador es una medida indirecta del grado de satisfacción.

Todavía sigue pendiente una discusión más amplia y documentada acerca de las implicaciones de realizar en México clasificaciones como la presentada en este artículo, dada la enorme heterogeneidad existente tanto entre las instituciones públicas como entre las privadas. Sin embargo, parece muy conveniente seguir analizando y debatiendo en torno a los factores que requieren ser tomados en cuenta cuando se habla de lo que significa la calidad de las instituciones universitarias. Para muestra basta un botón.


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