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El Curso Clemente
María Herlinda Suárez Zozaya
Campus Milenio Núm 22 [2003-02-27]
 

El año pasado, Earl Shorris fue premiado por México con el Águila Azteca. En 2000, Shorris recibió del ex presidente de Estados Unidos William Clinton, la Medalla para las humanidades que otorga la National Endowment Foundation. Los reconocimientos se deben, entre otras cosas, a su propuesta de educar en humanidades clásicas a “los pobres”.

Reseñada en su libro Riches for the Poor, publicado en 2000 por W. W. Norton & Company, la propuesta fue probada por primera vez en 1995, promovida por el Centro Roberto Clemente de Nueva York, de donde tomo su nombre el curso (Clemente). Fue acogida por el Bard College y aunque los recursos fueron escasos, los maestros y el currículum han sido extraordinarios.

La premisa del curso es muy sencilla: “La mejor educación para los mejores es la mejor educación para todos”. Por ello, los alumnos del Clemente deben tener profesores cuyos conocimientos y prestigio sean equivalentes a los que normalmente tienen los alumnos de Harvard, Oxford o Chicago. Lo atrevido de la propuesta y, sobre todo, el carisma y la trayectoria de Shorris hicieron que académicos e intelectuales del más alto nivel en Estados Unidos formen parte de la aventura del Clemente, que presta oídos al llamado de Pretarca de “volver a los clásicos”, enseñando filosofía moral, historia, literatura, arte, lógica, gramática y música.

Han pasado ya ocho años desde que el experimento Clemente comenzó. Más de dos mil personas han sido sus estudiantes. ¡Los resultados han sido sorprendentes!

Utilizando rigurosos indicadores estadísticos y metodología para dar seguimiento a los egresados se ha comprobado la hipótesis de Earl Shorris: “Educar en humanidades a los más pobres es una forma de redistribución de la riqueza”. Los resultados mostraron que el método de los griegos sigue teniendo vigencia: ¡las humanidades producen ciudadanos reflexivos, políticos, creativos y morales! Además, los datos indican que la asistencia al Clemente incrementa la probabilidad de tener y desarrollarse en trabajos productivos.

Actualmente, el Curso Clemente se imparte en varios estados de EU. Los alumnos, en su mayoría, han sido afroestadounidenses, latinos, y otras “minorías”, o simplemente “pobres”. Se imparte a indígenas cup‘ik y yup’ik de Alaska, en la nación Chickasaw, en Oklahoma. A apaches, wichitas, kiowas, comanches, caddos, cherokees, entre otras tribus.

En todos los casos, las humanidades clásicas, griegas y romanas se conjugan con las propias (nativas indígenas y anglosajonas). Fuera de Estados Unidos hay cursos Clemente en Canadá, México y Australia. En México, desde 1998, la Universidad Autónoma de Yucatán cobija al Curso Clemente que se imparte en la comunidad maya de San Antonio Sihó. La doctora Alejandra Quintanilla y Miguel May May, con fondos del PNUD, ha sido los promotores de este curso, en el cual estudiantes y maestros reflexionan acerca de la vida e ideas de Sócrates, Aristóteles, Hobbs y Kant. Leen a Séneca y el Chilam-Balam y el Popol-Vuh, en maya y, también en su propio idioma, escriben y leen poesía y literatura.

En el estado de Morelos, con apoyo de la Fundación Comunitaria Morelense y del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, se hicieron las adecuaciones necesarias para que los habitantes de “las vías” y de “los patios de la estación” vivan con nosotros la experiencia del Curso Clemente. El pasado viernes 21 de febrero concluimos el módulo sobre filosofía moral, impartido por María Teresa Yurén, filósofa, profesora e investigadora del Instituto de Ciencias Básicas de la UAEM. Hubo 16 estudiantes a quienes la universidad “certificó” por su asistencia y aprovechamiento.

No quiero exagerar alabando los resultados que logran las humanidades en los alumnos. Mejor comparto lo dicho y escrito por algunas de las alumnas.

Doña Juana: “Agradezco que se me haya permitido venir a este curso. No sé leer ni escribir, pero he recuperado la voz y ahora puedo hablar sobre cosas importantes como la justicia”. Celia: “Me doy cuenta, ahora, que siempre he sido tratada como un medio y nunca me han visto, ni yo misma lo he hecho, como un fin. Creo que el principal problema de México es que somos un país que nos tratamos todos como medios. ¡Qué lejos estamos de ese reino de fines que Kant recomienda!”. María: “He recuperado el deseo de superación. Ahora puedo reconocer muchos de mis errores y también poner nombre a las cosas buenas que hay en mí”.

Estos logros se han obtenido con sólo un módulo. El día 14 de marzo comenzará otro módulo: historia. Será el Tecnológico de Monterrey, campus Cuernavaca, el que certificará a los estudiantes que aprueben el curso.


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