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La difícil travesía de la ciencia en México
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 102 [2004-10-21]
 

A dos años de funcionamiento el Foro Consultivo Científico y Tecnológico ha probado ser una organización útil para proponer orientaciones y acciones dirigidas a desarrollar la ciencia en México y abrir un espacio de diálogo entre los investigadores, que antes no teníamos.

Tal vez, el lector recuerda que esta entidad fue creada a raíz de la aprobación de la Ley de Ciencia y Tecnología en abril del año 2002. El foro, como su nombre lo indica, es un órgano de consulta del gobierno, del Conacyt y del Consejo General de Ciencia y Tecnología, siendo este último el de definir la política que sigue el gobierno en la materia.

Lo más difícil hasta ahora ha sido formar la institución, darle cuerpo, por así decir. La mesa directiva del foro se integra por los titulares de instituciones académicas importantes, los representantes de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), de academias, como por ejemplo la de historia, lengua e ingeniería, y del sector empresarial. Participamos tres académicos electos por los miembros del Sistema Nacional de Investigadores.

El foro ha colaborado con el Poder Legislativo en materias que envuelven conocimientos especializados, indispensables para las labores de las cámaras. Cuestiones como la bioseguridad, la clonación y células troncales o el genoma humano, pero también con asuntos relativos a las leyes de inmigración.

De 2002 a inicios de 2004, la Coordinación del Foro firmó muchos convenios con ambas cámaras y con la Judicatura Federal. Sin duda, el camino andado por esta senda es una muestra del relieve que tiene una ciencia autónoma para asuntos de trascendencia nacional.

El foro ha gestado una línea de trabajo con los diputados de las legislaturas estatales que integran las comisiones del campo científico. Es una tarea que contribuye a generar una cultura que valora más el conocimiento.

Estamos complicados por la perspectiva nacional que se ha adoptado y de la organización de dos grandes congresos, uno de vinculación para la competitividad y otro sobre la situación de la ciencia y la tecnología en las universidades públicas. Los dos acontecimientos convocaron a cientos de colegas y a bastantes funcionarios de todo el país.

Del último congreso hay una publicación con las propuestas y recomendaciones que emanaron de la reunión. A ésta se suma otra publicación en la cual se contribuye al análisis de las finanzas públicas en México y a la necesidad de un cambio sustancial en la estructura de los ingresos públicos.

El foro contiene comisiones de trabajo presididas por eminentes académicos. Participan más de cien investigadores que laboran en instituciones de educación superior de todo el país. Las comisiones desahogan una agenda que toca asuntos como: fortalecimiento académico en los estados, vinculación academia-sociedad y la carrera de los investigadores. No menos sobresalientes son la revisión anual del reglamento del Sistema Nacional de Investigadores y el análisis de las convocatorias de los fondos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Los investigadores hemos insistido en que sin producción propia de conocimiento científico el país no alcanzará un desarrollo con bienestar. Del foro han salido diagnósticos, reflexiones y sugerencias para mejorar nuestras capacidades científicas. Recojo algunas ideas que hemos examinado en las comisiones.

Se necesita un plan nacional que guié la vinculación entre la academia y el sistema productivo. Igualmente, establecer canales de comunicación y poner en claro las ventajas que derivan de sus lazos ambos sectores. La actividad científica requiere abrir nichos de colaboración con las pequeñas y medianas empresas con el propósito de coadyuvar a que eleven su productividad y el nivel de empleo. Para lograr un nexo más estrecho se requiere identificar y es indispensable reforzar la infraestructura de investigación en las instituciones académicas.

A diferencia del sector productivo, la academia tiende muchas relaciones con el sector público, que deben aumentarse y fortalecerse por el origen y naturaleza que tienen los grandes y graves problemas de nuestra sociedad.

Sin embargo, una de las mayores limitaciones a la ciencia consiste en la negativa del gobierno federal a crear más plazas de investigadores. Con tal medida se inhibe la innovación de renovar una planta académica que, a consecuencia de tal política, ha tenido que sostener, por muchos años, lo que se ha hecho en este rubro. Además, las medidas tomadas han impulsado la fuga de cerebros, que hoy es un punto crucial de atención.

Una planta de investigadores más amplia y consolidada es indispensable para el desarrollo científico y tecnológico del país y el fortalecimiento del posgrado, para generar más investigadores. Aumentarla toma un que ya no se puede perder.

Para extender y diversificar la producción de conocimiento en todas las regiones del país, apoyar nuevos proyectos y a los que están en curso, es menester que el Congreso de la Unión haga un alto en el camino, medite y se convenza de la imperiosa necesidad de apoyos económicos que tienen los centros de investigación, así como las universidades e instituciones públicas en las cuales recae la mayoría de la actividad científica.

La ciencia mexicana está envuelta en un cúmulo de problemas que se soslayan o se enfrentan mal bajo el pretexto de contar con pocos recursos. Se cortan o recortan programas. No hay reconocimiento de errores, falta claridad en el rumbo. También incertidumbre. No se avanza lo suficiente.

PS: El 16 de octubre de 2004 se publicó en el diario Reforma la entrega de la Unión Europea para atraer científicos. Captar como “700 mil nuevos investigadores antes del año 2010. Estamos dispuestos a traer lo mejor de lo mejor, no importa de dónde vengan, incluyendo México”. El ex comisario europeo para la ciencia aclaró que “los científicos mexicanos gozan de enrome prestigio y reconocimiento”.

Es bueno saber que en otras latitudes se aprecia positivamente nuestro trabajo y capacidades. Es lamentable que aquí las condiciones para la práctica científica se hayan convertido en factores de expulsión de personas del más alto nivel académico.

Tales factores, combinados con los incentivos que se ofrecen, provocan ese flujo de jóvenes investigadores del país hacia el norte, cuando es tan urgente abrirles oportunidades para retenerlos. Evitar la extracción de una inteligencia que es riqueza irrecuperable.

La competencia internacional desata por las grandes potencias para contratar a los mejores investigadores nos debilitará aún más para producir conocimiento, si no hay una respuesta contundente.

Nos toma en un momento en que las instituciones y estructuras que han operado en los últimos lustros han sido incapaces de afianzar un sistema de investigación científica por no haber querido comprender su importancia al establecer fórmulas alejadas de lo que México necesita hacer para avanzar su ciencia. Los desafíos no se vencerán permaneciendo pasivos e indiferentes. Es hora de un cambio.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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