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CyT: línea de continuidad
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 411 [2011-04-14]
 

El programa de incentivos fiscales para incrementar la inversión privada en las actividades científicas y tecnológicas se pondrá en marcha de nuevo. Seguramente será hasta el año próximo cuando entre en operación; y es muy probable que continúe más allá de este sexenio.

El pasado 6 de enero, el director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Villa Rivera, sostuvo una reunión con la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados. Fue un encuentro de presentación del actual director del organismo con los legisladores, además anunció la principal idea que tiene para lo que resta de la presente administración.

Hace más de un mes que el actual titular del Conacyt tomó posesión del cargo, tiene éste y el próximo año de gestión pero, para efectos prácticos, solamente podrá impulsar alguna iniciativa diferente el año siguiente, junto con el diseño del presupuesto de 2012, los recursos de éste ya están comprometidos.

En la reunión con los legisladores, Villa Rivera presentó un panorama general del estado que guarda la ciencia y la tecnología en nuestro país, destaca la insuficiencia del monto de inversión en el sector y la necesidad de destinarle mayores recursos. El director de Conacyt les solicitó a los diputados que, como marca la ley, el presupuesto para las actividades científicas y tecnológicas debiera alcanzar 1 por ciento del PIB.

La disposición normativa que señala el monto de recursos para ciencia y tecnología está vigente desde 2004, pero el volumen de recursos que cada año aprueban los diputados apenas alcanza la mitad de lo previsto en la ley, así que no parece irrelevante recordarles a los legisladores, en su propio recinto, que son los primeros en incumplirla.

Obviamente, los diputados de la comisión saben que están en falta, con un peso relativamente escaso en la dinámica del cabildeo parlamentario, sujetos al proceso de negociación del presupuesto global anual en donde no figura el sector como prioridad para las fuerzas políticas representadas en el Congreso.

El otro aspecto importante que dijo el director del Conacyt en la reunión es que buscará impulsar de nueva cuenta el esquema de incentivos fiscales para incrementar la inversión de las empresas en actividades científicas y tecnológicas. Según indicó, es un mecanismo de apoyo que permitirá aumentar los recursos y la innovación en el sector empresarial.

Lo notable del caso es que la idea de restaurar el programa de incentivos no es una novedad ni tampoco fue formulada originalmente por el actual titular del Conacyt. El punto, como lo comentamos aquí hace más de un mes, figura en la agenda de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la actual legislatura, y la intención de ponerlo en marcha fue difundida antes de que abandonara el cargo el anterior director del Conacyt.

El programa de incentivos fiscales para empresas, como también lo hemos comentado en repetidas ocasiones en Campus, recibió fuerte impulso en la administración de Vicente Fox, pues aunque era un mecanismo previsto en la ley, enfrentaba múltiples dificultades para hacerlo efectivo. El caso es que a partir de 2002, con nuevas reglas que incrementaron el porcentaje a deducir, los montos del incentivo fiscal se incrementaron de manera paulatina y pasaron de 500 millones de pesos a 4 mil 500 millones de pesos en 2008.

En 2009, tras una supuesta evaluación internacional y la discusión del presupuesto de egresos de la federación para ese año, el programa dejó de funcionar. La crítica principal para suprimir los incentivos fiscales fue que los beneficios los recibían empresas transnacionales o grandes, no las nacionales.

Tal vez en previsión de las críticas que podría despertar nuevamente el mecanismo de los incentivos, el director del Conacyt, al anunciar la idea de restablecerlo destacó que: “tener empresas exitosas que innovan y son más competitivas significa para el país generar recursos adicionales. Si tenemos un sector empresarial, sobre todo de micro, pequeñas y medianas empresas fuerte, sólido y consolidado, vamos a generar empleos, fortalecer la economía y generar impuestos, y éstos van a generar un círculo virtuoso para fortalecer el gasto público, el cual va a educación, ciencia y tecnología. Por eso tenemos que apoyar a las empresas”.

El programa de incentivos fiscales para empresas es uno de los mecanismos usuales en la mayoría de las naciones para incrementar los recursos de las actividades científicas y tecnológicas, así que no debiera extrañar que se intente nuevamente su instauración.

Seguramente se han hecho, o se harán, los ajustes correspondientes a las normas de operación del programa para evitar la concentración de los beneficios en unas cuantas empresas. Ya lo veremos el año próximo. Lo que no deja de llamar la atención es la continuidad en el ajuste normativo del sector, pese a la inestabilidad en la titularidad del organismo rector de las políticas científicas y tecnológicas.


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