En el campo universitario hay un puñado de universidades que concentran los recursos económicos, los premios Nobel y los reconocimientos de prestigio. Los rankings internacionales refuerzan esta tendencia a la concentración, porque al destacar algunas entre las primeras diez del mundo, digamos, hacen que el dinero y el prestigio fluyan hacia ellas, reproduciendo las iniquidades académicas y científicas a escala internacional. Su presencia en el ámbito global también produce que sean las de mayor prestigio las que atraen a los estudiantes que salen de sus países a educarse, a obtener maestrías y doctorados.
En el mundo, el número de estudiantes universitarios pasó de 13 millones, en 1960, a 152.5 millones, en el año 2007. Los estudiantes extranjeros en 2009 eran, en números gruesos, alrededor de 3 millones. ¿Harvard o Yale? ¿Yale o Harvard? En ese mismo año, las universidades de Estados Unidos recibieron la mayor cantidad de estudiantes extranjeros (cerca de 700 mil). Casi dos terceras partes de Asia (62 por ciento), seguidos de Europa (13 por ciento) y de América Latina (10 por ciento). China e India han formado en Estados Unidos a buena parte de sus cuadros de alto nivel.
La educación de extranjeros se considera de alta prioridad en Norteamérica porque los estudiantes reciben e insertan en sus personas valores y actitudes propias de la sociedad americana. A la vuelta a sus países de origen, recrean el prestigio de las universidades en las que estudiaron. Se americaniza la academia y se adoptan los paradigmas y los modos de hacer ciencia.
¿A qué parte de Estados Unidos van los estudiantes extranjeros? El mayor número de éstos va a California y el plantel con el número más grande de estudiantes de otros países es la Universidad del Sur de California (Harvard ocupa el decimoctavo lugar y Yale no está entre las primeras 25. Estas dos son altamente selectivas). La ciudad preferida por los estudiantes extranjeros es Nueva York.
Después de EU, Inglaterra (con algo más de 300 mil en 2009) es el segundo destino más importante de estudiantes extranjeros en el mundo, seguido de Francia (217 mil en 2008), que recibe a casi 50 por ciento de África. España ha venido cobrando importancia y recibe cerca de 44 mil estudiantes del exterior, siendo la mayor parte de América Latina. México representó algo más de 10 por ciento de esa cifra en 2009. Para los estudiantes chinos que van a Europa, Florencia es la ciudad preferida.
En América Latina se reciben pocos estudiantes extranjeros de los países del continente y de fuera de él. Según se estima, Argentina es el país latinoamericano que esta siendo imán para atraer estudiantes de otros países de la región. El número de jóvenes que va a ese país a estudiar una carrera, a obtener un grado o como intercambio académico no ha parado de crecer. De 2009 a 2010 se había duplicado la cifra. El Ministerio del Interior ha informado que el año pasado había cerca de 24 mil estudiantes extranjeros y ha considerado que para 2012 habrá alrededor de 90 mil. Nótese que se trata de un conteo que abarca no sólo el posgrado.
Los estudiantes que van a Argentina, en buena medida, provienen de Perú, Bolivia,
Colombia, Chile, Paraguay y Uruguay. Pero también se trasladan a ese país del Cono Sur estudiantes de Brasil, donde es difícil la entrada a las buenas universidades por el examen vestibular.
En Buenos Aires, Córdoba y Tucumán estudian un buen número de carreras humanísticas y científicas. Van a Argentina por varias razones, entre las que se cuentan la calidad de los estudios y su costo, pues se inscriben en universidades públicas. Los estudiantes extranjeros coinciden en señalar la camaradería de sus compañeros y la solidaridad de las personas con jóvenes que llegan de otros países. Además, las ciudades argentinas son bastante amigables y ofrecen posibilidades para encontrar residencia y buenos servicios.
Las universidades de nuestro país no son muy atractivas para los extranjeros. Recibimos estudiantes de Centro y Sudamérica, sobre todo, aunque vienen otros de varias latitudes. No se sabe la cifra exacta, pero hay un cálculo aproximado que gira en torno de los 2 mil. Se dice que aproximadamente la mitad de los estudiantes vienen a aprender el español.
El número de estudiantes extranjeros en un país es uno de los indicadores importantes para determinar el grado de internacionalización de sus universidades. Como se ha podido apreciar, la captación de estudiantes extranjeros en México representa enormes diferencias con los países desarrollados. Nosotros no los captamos porque nos falte competitividad académica. No los captamos porque en el país no hemos desarrollado entornos de sociedad del conocimiento ni construido las estructuras institucionales que demanda la globalización para atraer la estancia de estudiantes extranjeros en el país. No los hemos captado porque nuestras universidades no han contado con las condiciones y posibilidades que requiere la diplomacia académica, y más recientemente por la inseguridad. Véase el caso de Monterrey.
Antes de pensar en la internacionalización, ampliando la matrícula de extranjeros, es indispensable que formemos más cuadros en otros países y que los podamos traer de vuelta en buenas condiciones. Así como darle un apretón de tuercas a las políticas públicas, y a las burocracias, para solucionar de fondo los problemas educativos que nos aquejan (el de los rechazados, p.e.). También, para corregir nuestras deficiencias y desarrollar estrategias, desde el gobierno y las universidades, para ir adquiriendo una presencia académica más destacada en el mundo. Atender seriamente el asunto de la internacionalización será crucial en el futuro.
