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Parques tecnológicos
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 391 [2010-10-28]
 

Desde hace poco más de un lustro se registra un importante crecimiento de parques tecnológicos en el país. Al parecer la tendencia se intensifica, particularmente en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación, pero los lineamientos para su instauración, tanto como su maduración y funcionamiento efectivo, no parecen estar claros.

De acuerdo con la Asociación Internacional de Parques Científicos (IAPS, por sus siglas en inglés), los parques científicos o tecnológicos se caracterizan por ser un espacio u organización “gestionada por profesionales especializados, cuyo objetivo fundamental es incrementar la riqueza de su comunidad, promoviendo la cultura de la innovación y la competitividad de las empresas e instituciones generadoras de saber instaladas en el parque o asociadas a él”. Por tanto, añade la IAPS, incentiva y gestiona flujos de conocimiento y tecnología entre instituciones educativas, empresas y mercados, así como el fomento a empresas innovadoras “mediante mecanismos de incubación y de generación centrífuga (spin-off)”.

Los parques científicos y/o tecnológicos son un fenómeno fundamentalmente urbano o semiurbano, porque requieren de un cierto espacio físico (o virtual) y, especialmente, de una infraestructura mínima que permita atraer a instituciones participantes y garantizar la adecuada operación del parque. Tales condiciones generalmente están asociadas a las grandes ciudades y a las de tamaño medio, lo mismo que a instituciones universitarias cercanas.

En la IAPS están afiliados alrededor de 400 parques tecnológicos en el mundo y aparecen cuatro parques tecnológicos de México como miembros: 1) el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica de Monterrey, cuyas principales actividades están centradas en la industria y tecnología automotriz, en la biotecnología, en la microelectrónica y electrónica, así como en la nanotecnología, entre otras; 2) la Incubadora InnovaUNAM de la misma institución y cuyo principal propósito es apoyar a universitarios para que logren transformar su idea de negocio en una empresa formal; 3) el Parque de Transferencia Tecnológica y de Innovación del Tec de Monterrey, Campus Chihuahua; 4) el Parque de Innovación Tecnológica del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (BioHelis-Cibnor), cuyo funcionamiento estaba previsto para este año y que estará concentrado en la acuicultura y la pesca, y 5) el Parque Científico y Tecnológico Tecnotamp en Ciudad Victoria, Tamaulipas, que se publicitó hace precisamente un año y cuyo campo de acción serían las tecnologías de la información y la comunicación.

Sin embargo, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico en 2008, en un encuentro para analizar el tema de los parques tecnológicos, registraba que existían 23 clústers sobre tecnologías de la información y la comunicación en el país y que estaban en marcha otras 14 iniciativas en el mismo campo, además de que seis entidades federativas habían incorporado la figura de parques tecnológicos en sus planes y programas (Foro Nacional sobre Educación, Innovación y Parques Tecnológicos, 24/10/2008).

Efectivamente, en los dos años recientes han sido más frecuentes las notas que reportan la planeación o el inicio de la construcción de un parque tecnológico. Lo notable del asunto es que ni el Conacyt ni la Secretaría de Economía cuentan con un registro preciso de las iniciativas en esta materia. El primero eventualmente consigna los datos de algunos parques, pero no de forma sistemática; la segunda cuenta con una base de datos global, sin discriminar entre parques industriales, científicos y/o tecnológicos.

Los recursos para la instauración de los parques proceden de diversas fuentes, aunque casi siempre una parte importante la aporta el gobierno federal para iniciar el proyecto. La semana anterior, la Secretaría de Economía anunció que otorgó 30 millones de pesos para la construcción del Parque Tecnológico Ciencias para la Vida en las instalaciones del Tec de Monterrey, Campus Ciudad de México (boletín 141, 20/10/2010). Es el primero de esta institución en la ciudad capital, pero será el número 14 en el ámbito nacional.

La misma Secretaría de Economía otorgó otros 84 millones de pesos para la edificación de la primera etapa del parque tecnológico denominado Tecnopolo Esmeralda, el cual estará dedicado a tecnologías de la información y desarrollo de software. Al parecer el proyecto recibirá otra aportación similar del gobierno del Estado de México, estará ubicado cerca de la colonia México Nuevo, en el municipio de Atizapán de Zaragoza, y el Cinvestav será una de las primeras instituciones.

Sin duda es importante el establecimiento de esfuerzos convergentes entre insituciones educativas, empresas y gobierno. No obstante, las iniciativas deben estar enfocadas claramente y con una planeación cuidadosa de las especializaciones que deben ser impulsadas. ¿Realmente nuestro mayor esfuerzo como país debe dirigirse a las TIC y la industria del software?


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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