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México-China: el desequilibrio
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 379 [2010-08-04]
 

La Cuarta Reunión de la Comisión Binacional México-China tuvo lugar al final del mes pasado en la Ciudad de México. Un encuentro para evaluar el plan de cooperación de los pasados cuatro años entre ambos países y plantearse uno nuevo para el próximo quinquenio. El país asiático, con su expansivo y sostenido crecimiento hace décadas, aparentemente tiene claro a dónde se dirige y cómo hacerlo, pero no parece ser el mismo caso para su socio.

Todas las dimensiones de China son impresionantes, las de su historia, edificaciones, extensión territorial o densidad demográfica. De hecho, es el tercer país más grande del mundo en superficie y con sus mil 400 millones de habitantes es el más poblado. También uno de los mercados más atractivos para cualquier empresa y producto. Pero tal vez lo más impresionante es el crecimiento económico continuo que ha logrado en las recientes tres décadas: alrededor de 9 por ciento anual, un logro notable a pesar de las turbulencias económicas y financieras que se han presentado en el ámbito internacional.

Una de las claves para la expansión y crecimiento de China, como también lo han mostrado otros países emergentes, es el establecimiento de planes a largo plazo y la capacidad de sostenerlos. El régimen político puede ser indistinto, la industria base puede variar o ser diferentes las áreas de concentración productiva, pero la estrategia y los planes de largo plazo se mantienen. Obviamente, el despunte del país asiático también ha implicado grandes costos para su población y prácticas que han sido ampliamente cuestionadas.

México, por su parte, está a la búsqueda de un modelo de desarrollo desde principios de los años ochenta. Desde que se agotó el modelo de sustitución de importaciones en esa década y quedó atrás la llamada época de desarrollo estabilizador, no ha logrado un crecimiento consistente y sostenido de su economía.

En la administración anterior, cuando parecía que el país una vez más se enfilaba en la ruta del crecimiento, también se diversificaron las relaciones y los acuerdos con otros países. El primer ministro chino Wen Jiabao visitó México en 2003 y a raíz de tal visita comenzó la propuesta de integrar una alianza estratégica entre ambos países, la cual dio lugar a la integración de una Comisión Binacional que celebró su primera sesión en 2004 en Beijin, China. No obstante, fue hasta la segunda reunión celebrada en territorio nacional, celebrada en 2006, cuando se integró un programa de acción conjunta para el periodo 2006-2010, la cual incluyó múltiples áreas de cooperación, como energía, política, economía y comercio, comunicaciones y transportes, y, obviamente, educación, cultura, ciencia y tecnología.

La realización de la reciente Cuarta Reunión de la Comisión Binacional tenía como propósito principal valorar los avances que se registraron en los planes de los cuatro años anteriores. Todavía no se conoce, públicamente, el acta oficial de la reunión ni los reportes de las diferentes subcomisiones que se integraron, una por cada área de cooperación, pero los respectivos ministros resaltaron algunos de los logros más sobresalientes.

Por ejemplo, el ministro de relaciones exteriores chino, Yang Jiechi, destacó que los dos países habían acordado prorrogar el “convenio de transporte aéreo civil y ambas partes han suscrito acuerdos (para) el reconocimiento mutuo de estandarizar estudios, cargos y títulos académicos” (versión estenográfica de la reunión). Esto es, al parecer, en el ámbito educativo, tal vez por la presencia del subsecretario de Educación Superior en la reunión, podría establecerse un importante lazo de cooperación con el país asiático.

La titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores también destacó la participación del grupo de trabajo de la Subcomisión de Asuntos Educativos y Culturales, la misma a la que se refirió el ministro chino, aunque no señaló los alcances ni los planes que se formularon. El mismo caso fue con la Subcomisión de Asuntos Económicos y Comerciales o la de Turismo, de las cuales solamente señaló su importancia.

Vale la pena notar, al menos en lo que corresponde a las presentaciones y recuentos de los representantes de México y China, la ausencia de avances o planes en lo que se refiere a cooperación científica y tecnológica, a pesar de que es una de las áreas que forman parte de las reuniones. ¿Acaso nadie participó en representación del Conacyt? Por cierto, después del último ajuste administrativo del Consejo, parece que se hubiera quedado paralizado.

De acuerdo con la información oficial del año pasado, derivado de las reuniones binacionales, solamente existe un memorándum de entendimiento entre ambos países en materia de medicina tradicional y se realizó un taller científico bilateral en materia de biotecnología. Si es que existen, todavía nada se sabe de lo planes para los próximos cinco años en esta área. Lo único cierto es que la inversión de China en el sector científico y tecnológico, respecto del PIB, es tres veces más de la que realiza México.


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