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Monterrey: los Fondos Mixtos
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 366 [2010-04-29]
 

La creación de los Fondos Mixtos, se dijo en su momento, sería uno de los principales instrumentos para impulsar la descentralización de las actividades científicas y tecnológicas. Tal vez esos fondos concursables han contribuido a incrementar ligeramente la inversión en el sector, pero su aportación para la descentralización no ha sido notable y probablemente el dinamismo de algunas entidades ha dependido de otros factores.

En la reforma a la normatividad científica de 1999 se estableció, por primera vez, la creación de los Fondos Mixtos (Fomix). Sin embargo, solamente quedaron en el papel porque no se puso en marcha ningún fondo; fue hasta la siguiente reforma, la de 2002, cuando se hicieron nuevas especificaciones para su instauración (artículo 23). La finalidad principal era que tanto los estados como los municipios pudieran destinar recursos financieros para investigación y desarrollo tecnológico, pero serían las propias entidades federativas las que especificarían qué problemas o temas les interesaba resolver con esos fondos.

Los Fomix se constituyen con una aportación financiera de la federación, vía el Conacyt, y otra correspondiente a los estados o municipios. Aunque, en principio, las aportaciones de las partes pueden ser de igual proporción, depende más bien del convenio que se firme y, de hecho, en un buen número de entidades federativas los recursos del gobierno federal han sido superiores.

La idea general de los Fomix es incentivar la inversión en el sector, atender problemas locales estratégicos y alentar el desarrollo científico y tecnológico en los estados. No obstante, como ocurre con la mayor parte de las iniciativas, la puesta en marcha de los fondos enfrentó algunas dificultades para su instauración, como los tiempos y formas de las convocatorias correspondientes, los procedimientos para la firma de convenios y demoras en la entrega de los recursos financieros.

Según las estadísticas del Conacyt, el monto acumulado de los Fomix sumaba, al cierre del año pasado, un poco más de 5 mil millones de pesos. Es una cifra relevante, pero ya no lo es tanto si se considera que es la suma de los ocho años anteriores y solamente tuvo un incremento significativo en los dos años anteriores.

El monto promedio anual fue de alrededor de 375 millones de pesos entre 2002 y 2007 (alrededor de 60 por ciento aportado por la federación y la parte restante por las entidades). Una cantidad más bien modesta si se considera el presupuesto global del sector.

La situación comenzó a cambiar en 2007, principalmente por el intercambio y las negociaciones entre legisladores y gobierno federal. En la aprobación anual del presupuesto, los diputados incrementaron directamente el monto para los Fomix. En 2008 y en 2009 la cifra se elevó a mil 500 millones de pesos en cada caso. Esto es, se triplicó el monto respecto de años anteriores.

De acuerdo con las información del Conacyt, entre 2002 y el año pasado se han recibido más de 10 mil propuestas para participar de los recursos de los Fomix, pero solamente se han aceptado 3 mil 634 proyectos. Sin contar el año anterior (la desagregación de las cifras no está actualizada), la entidad federativa que más solicitudes ingresó fue Guanajuato (con 932) y, en consecuencia, también es la que tiene el mayor número de proyectos aprobados: 463 proyectos de los más de 3 mil existentes. Las entidades que más se le acercan son Chiapas, con 266 proyectos aprobados, y Tamaulipas, con otros 262.

Las cifras, al menos las que están públicamente disponibles, no desagregan la información de la proporción de las aportaciones en el ámbito estatal. Sin embargo, por la información del párrafo anterior, cabría suponer que Guanajuato, Chiapas o Tamaulipas son entidades que realizan las mayores aportaciones a los Fomix. Pues no, es Nuevo León, según el director del Conacyt, Juan Carlos Romero Hicks.

En el Foro Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación realizado en Monterrey, Nuevo León, el pasado 19 de abril, Romero Hicks dijo que reconocía el esfuerzo conjunto del gobierno del estado, los empresarios y la academia para que la entidad, “desde la creación de los fondos mixtos, fuera la que más recursos ha invertido en dicho instrumento (alrededor de 697 millones de pesos)”.

Entonces, una posible explicación para este contraste entre proyectos y recursos es que Nuevo León tiene relativamente pocos proyectos aprobados (94, para ser precisos), pero que han implicado un alto volumen de recursos financieros. Y, claro, en la situación inversa tendrían que estar las tres entidades con el mayor número de proyectos. Otra explicación es que la proporción de las aportaciones del gobierno federal y de las entidades sigue una dinámica diferente en cada caso, la cual convendría aclarar. O bien, la apreciación del director del Conacyt sobre el nivel de inversión en los Fomix era errónea, aunque tal vez políticamente correcta. ¿O qué?


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