MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

La universidad que hace falta para los próximos 100 años
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 359, pp.5 [2010-03-04]
 

En una de mis últimas colaboraciones para este suplemento (04/02/10), mencioné la integración de diversas comisiones y comités para celebrar el primer centenario de la UNAM. Hice ahí un apretado recuento de algunos de los principales hechos históricos de la vida institucional. Asimismo, en otro artículo previo (12/04/09) señalé que el ánimo celebratorio de tan importante acontecimiento no debería opacar u ocultar los grandes desafíos que todavía enfrenta la Universidad Nacional para superar sus rezagos y limitaciones. En esta ocasión quiero referirme a una de las discusiones que recién comenzamos en el Seminario de Educación Superior, acerca de que, además de exaltar los logros de la UNAM en su primer centenario, habría que aprovechar la oportunidad para reflexionar y diseñar la universidad que México necesitará para los próximos 100 años.

Hay que subrayar la referencia a la universidad en general y no sólo a una institución, por más importante que pueda ser en el contexto de la educación superior mexicana. La situación del país, y la educación en particular, exige pensar en una institución universitaria que esté a la altura de los tiempos y de las enormes necesidades que enfrenta México en el presente, así como en el futuro cercano y en el más distante.

Así, hay una serie de temas que requieren el planteamiento de escenarios futuros, a partir de la situación actual. Ente ellos estaría, por ejemplo, la autonomía. Es indiscutible su importancia para que las universidades puedan desarrollar sin cortapisas sus funciones sustanciales de investigación, docencia y difusión.

En este sentido, ha sido plenamente reconocida en la Constitución desde hace ya casi 30 años. Sin embargo, en los hechos, la autonomía universitaria ha sufrido restricciones considerables, resultantes de la aplicación de las políticas de financiamiento emprendidas por el gobierno federal y los de las diversas entidades federativas. No han sido pocas las ocasiones en que la autonomía también se ha visto mermada por la injerencia de los poderes políticos y los intereses gremiales en los asuntos académicos. El desafío es, entonces, cómo asegurar en los años por venir que el ejercicio de la autonomía universitaria sea algo cotidiano y parte de la responsabilidad de las comunidades, y no quede en un mero formalismo legal.

Además de su relación con la autonomía, el financiamiento en sí mismo se ha vuelto un asunto de la mayor complejidad. En los últimos años se han propuesto diversas fórmulas multianuales para mejorar la distribución del financiamiento federal, las cuales no han sido exitosas, por lo que continúa la incertidumbre financiera en las instituciones universitarias.

Otro de los puntos críticos se relaciona con los modelos de organización académica. En esto parece persistir la inercia de los modelos tradicionales, incluso cuando se ponen en marcha modalidades diferentes al sistema de facultades o escuelas, como ha sucedido con los sistemas modulares o aquellos que giran alrededor de centros o institutos interdisciplinarios. El potencial que pudiera significar la incorporación de las modalidades abiertas, no presenciales, a distancia y virtuales a los procesos de enseñanza y aprendizaje, no ha sido desarrollado en su amplitud. El problema sigue siendo cómo integrar las ventajas de los métodos anteriores a las modalidades presenciales y lograr los aprendizajes que requieren los estudiantes, de acuerdo con los planes de estudio respectivos.

Un aspecto que también se relaciona con esta problemática es el de la relevancia y pertinencia de los contenidos curriculares, pues se ha observado que un número importante de estudiantes considera que lo que se aprende en la universidad no tiene mayor significado para su vida, y a veces ni para el mercado laboral.

La cobertura es otro de los aspectos no resueltos del sistema de educación superior. Hasta hoy, las oportunidades no han sido suficientes y el interés de muchos aspirantes se ha centrado en unas cuantas instituciones y en pocas carreras. Además, recientemente se ha presentado la paradoja consistente en que mientras más ha crecido el número de jóvenes que asiste a una institución universitaria o de educación superior, también aumenta el número de quienes no pueden acceder a ellas. Este problema se vuelve crítico en la actualidad, cuando se sabe que alrededor de 7 millones de jóvenes no asisten a la escuela ni desempeñan alguna actividad laboral. Los niveles de cobertura son desiguales cuando se observa lo correspondiente a las diversas entidades del país: mientras en las de mayor desarrollo económico se observan niveles semejantes a los países desarrollados, en las de menor desarrollo los indicadores son demasiado bajos. El dilema será cuántas instituciones crear, dónde y de qué tipo, así como los recursos necesarios para su adecuado equipamiento y funcionamiento.

Aunado a ello está el problema de la calidad, pues cuando se analiza el espectro de las universidades e instituciones de educación superior, el panorama se asemeja al de la desigualdad en la cobertura. Por supuesto, para enfrentar estas difíciles situaciones se requieren recursos financieros suficientes, pero también es necesario disponer de personal académico debidamente formado y actualizado, bien remunerado, altamente motivado y comprometido con el aprendizaje de sus alumnos.

Otro aspecto igualmente importante y sobre el que se ha escrito bastante es el de la evaluación de los aprendizajes, de las instituciones y de los académicos. Además del tema del desarrollo de instrumentos y procesos rigurosos y precisos, está el de su utilización efectiva para retroalimentar y mejorar aquello que se evalúa. Hasta hoy los resultados no han sido del todo satisfactorios y lo que se ha visto, con bastante frecuencia, es el carácter casi burocrático de su ejercicio y lo inocuo de sus resultados.

Son éstos sólo algunos de los temas y desafíos que habrán de plantearse cuando se proponga el tipo de universidad que el país requerirá de aquí a 100 años, o más.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter