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Nombramientos en el Conacyt
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm 209 [2007-01-25]
 

El 15 de enero se dio a conocer la designación de tres de los funcionarios de mayor rango en el equipo del nuevo director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Juan Carlos Romero Hicks. Al frente de la Dirección Adjunta de Desarrollo Científico y Tecnológico se nombró al doctor José Antonio de la Peña Mena; como director adjunto de Desarrollo Tecnológico y Negocios de Innovación, al doctor Leonardo Díaz Guerrero, y como director adjunto de Grupos y Centros de Investigación, al doctor Alejandro Mungaray Lagarda.

En su momento, la selección de Romero Hicks para encabezar el organismo regulatorio de la política científica y tecnológica del país fue vista con cierto esceptismo por la comunidad científica. Sobre todo porque el ex gobernador de Guanajuato no cuenta con el perfil del típico hombre de ciencia. Pese a que el nuevo director del CONACYT cuenta con el antecedente de haber sido rector de la Universidad de Guanajuato, su designación ha sido explicada principalmente en función de su cercanía, ideológica y política, con el presidente Felipe Calderón Hinojosa.

En tal contexto, llaman favorablemente la atención los ragos académicos y profesionales del equipo de relevo. Los tres nuevos directores tienen en común una sólida combinación entre currículum científico y experiencia en responsabilidades directivas. Desde luego, con algunas diferencias de rango.

José Antonio de la Peña fue director del Instituto de Matemáticas de la UNAM de 1998 a 2006, coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico de 2002 a 2004 y, en el mismo periodo, presidente de la Academina Mexicana de Ciencias. Como académico, su trabajo de investigación en el campo del álgebra cuenta con un amplio reconocimiento nacional e internacional, lo que le ha valido premios tales como la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académico (1989), el Premio de la Academia de la Investigación Científica (1994), el Third World Academy of Sciences Award (2002), el Premio Nacional de Ciencias y Artes (2005) y el Humbold Award (2006).

En 2003 el doctor De la Peña contendió por la rectoría de la UNAM. Su candidatura fue vista, al seno de la comunidad universitaria, como la más competitiva ante la opción de continuidad del rector Juan Ramón de la Fuente. Aunque en aquella ocasión vio frustradas sus aspiraciones, su nombre continúa sonando como una opción viable en el relevo de autoridades de la Universidad Nacional. Pero en todo caso ese es el escenario de noviembre de 2007 y no vale la pena adelantar vísperas.

En la dirección que ahora ocupa, a De la Peña le compete la responsabilidad de formular las líneas básicas de la política de ciencia básica y aplicada del país, así como la tarea de planear, evaluar y dar seguimiento a las políticas del Consejo en la materia. No menos importante, de esa dirección adjunta, antes ocupada por el doctor Inocencio Higuera Ciapara, se desprende la dirección del Sistema Nacional de Investigadores, ámbito crucial dentro del complejo sistema de relaciones entre el Estado y la comunidad científica del país.

La dirección del SNI fue desempeñada de 2003 a 2006 por el doctor René Asomoza Palacio, quien fuera designado, el pasado diciembre, como director general del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV). Es un puesto importante y delicado. Se espera, por lo tanto, que la designación correspondiente se apegue a los estándares de calidad, responsabilidad y buen juicio académico alcanzados en el pasado inmediato.

Al doctor Leonardo Díaz Guerrero no tengo el gusto de conocerlo personalmente, pero las líneas de su curriculum difundidas en prensa dan cuenta, asimismo, de un sólido perfil académico y profesional. Se destacan sus antecedentes como director ejecutivo de Investigación y Posgrado en el Instituto Mexicano del Petróleo y como gerente corporativo del Centro de Investigación y Desarrollo (CID). Al igual que De la Peña, el doctor Díaz Guerrero es miembro del SNI en el máximo nivel y también obtuvo, en 2003, el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría de Tecnología y Diseño.

Por último, el doctor en economía Alejandro Mungary Lagarde ha desempeñado varios cargos académico-administrativos en la Universidad Autónoma de Baja California, el más reciente como rector, en el periodo 2003-2006. Durante su gestión, la UABC obtuvo muy buenas notas como institución innovadora y de buena calidad académica en varios de sus programas de licenciatura y posgrado. Además, se impulsaron reformas en los planos normativo, curricular y administrativo, así como en materia de vinculación.

Otro antecedente relevante en la trayectoria de Mungaray Lagarde radica en su paso por la ANUIES, en donde fue secretario académico y secretario de planeación. Puede decirse que, como funcionario académico, el ex rector de la UABC conoce en profundidad la dinámica de las instituciones de educación superior en los estados, pero también cuenta con una perspectiva de conjunto. Su carrera académica, aunque quizás con menos proyección que las de De la Peña o Díaz Guerrero, es suficientemente sólida como para tomarla en consideración, en particular sus trabajos en el campo de la economía de la educación y del conocimiento.

A Mungaray le tocará, entre otras responsabilidades, la nada fácil tarea de coordinar la programación y el presupuesto de los Centros Públicos CONACYT. Si se considera el impacto financiero negativo que estos centros habrán de resentir a raíz del Presupuesto de Egresos de la Federación 2007, se entenderá la delicada encomienda que recibe el flamante director.

En suma, y dicho como opinión personal, parece una buena selección de cuadros. Se les desea la mejor de las suertes.


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