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APEC
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 315 [2009-04-02]
 

Tal vez la mayor notoriedad pública del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), por lo menos en México, fue en octubre de 2006, en el ocaso de la administración foxista. El motivo, paradójicamente, ni siquiera fue el foro mismo, sino la negativa de los diputados para autorizar una gira del entonces presidente Vicente Fox, quien tenía en agenda la reunión anual del encuentro en Vietnam en ese año. Unos le atribuyeron importancia al foro, pero no a la asistencia de Fox; para otros fue la anécdota olvidable de la prohibición al Ejecutivo federal.

El año pasado se aprobó la reforma para solucionar el tema de los permisos al Ejecutivo federal —hoy ya no requiere autorización del Congreso para ausentarse del país en viajes de menos de siete días—, lo que todavía no se ve claro es la estrategia y los beneficios de la participación de México en APEC, por lo menos en lo que se refiere a cooperación tecnológica e industrial.

APEC comenzó a funcionar en 1989 y originalmente agrupaba a Canadá, Estados Japón, China y algunos de los principales países del sudeste asiático. México se integró en 1993. Hoy el foro está integrado por 21 naciones. En conjunto, forman una de las áreas geográficas de mayor relevancia económica y la más dinámica: representa 55 por ciento del PIB mundial y alrededor de la mitad del comercio en el planeta pasa por estas naciones (APEC at a Glance, disponible en el sitio web de la organización).

El propósito principal de APEC es facilitar el crecimiento económico, intensificar las relaciones comerciales y la cooperación tecnológica entre las naciones participantes. Pero, a diferencia de otras agrupaciones con fines similares, es un foro multilateral, cuyas decisiones para abrir sus mercados y promover el crecimiento económico se dan por consenso, pero no son vinculantes.

Las discusiones sobre el tipo de acciones a realizar se dan primero en el ámbito de ministros o de grupos de trabajo y luego se toman las decisiones en las juntas anuales de los líderes de las naciones (la dirección política). A la fecha, se han realizado 20 reuniones y la de este año será el próximo noviembre en Singapur.

La estructura básica de trabajo de APEC la forman cuatro comités principales: comercio e inversión; cooperación técnica y económica; economía, y presupuesto y gestión. A su vez, cada comité tiene diferentes subcomités y grupos de trabajo. Esto es importante, porque, precisamente, la reunión de la semana pasada en Mérida, Yucatán, fue del grupo de trabajo de ciencia y tecnología industrial, perteneciente al segundo comité. Y lo es por dos razones: es el primer nivel en el que se procesan las decisiones de APEC correspondientes a la cooperación tecnológica y es la reunión número 36 de este grupo.

Según la información difundida sobre la reunión, se hicieron llamados a fortalecer la cooperación “bilateral” y a que las instituciones científicas mexicanas se involucren más con sus contrapartes de APEC. También se indicó que se revisaron programas para formar recursos en prevención de desastres y algunas otras actividades de los subgrupos de trabajo. Lo lamentables es que no se dice qué ocurrió con la agenda que se tenía el año pasado ni tampoco qué se espera lograr en éste.

El programa de trabajo de 2008 para este grupo, aparte de su contribución al crecimiento económico y al comercio, preveía: a) una mejor calidad de vida y un ambiente más limpio, a través del apoyo a actividades preocupadas por un desarrollo sustentable; b) la construcción de capacidades en recursos humanos mediante la expansión de la movilidad de investigadores e incremento del interés público en la ciencia y la tecnología; c) posibilitar la creación de redes internacionales de ciencia y tecnología, particularmente las que procuraran el flujo abierto de información e investigadores, y a través de proyectos de investigación multilaterales; d) una mejor conexión entre investigación e innovación, y e) el fortalecimiento de la cooperación tecnológica y el logro de mejores prácticas en la planeación estratégica de proyectos y programas de ciencia, tecnología e innovación.

En el caso mexicano, ¿qué ha ocurrido con esos planes y cuáles son los de este año? Desde hace 15 años México forma parte de APEC, tantos como los de su integración en una alianza comercial con América del Norte o su ingreso a la OCDE. Por esos años el futuro parecía asomarse, por fin, cargado de promesas en materia económica y crecimiento sostenido. Hoy, sin embargo, los países con los cuales estableció acuerdos o alianzas, siguieron por la ruta del crecimiento y México, por el contrario, parece irse rezagando inevitablemente, sucumbiendo ante el desafío de la delincuencia organizada, los poderes fácticos, la corrupción endémica, el funcionamiento de sus instituciones, el nivel de sus políticos, la calidad de sus servicios y tantos otros problemas.


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