En la entrega anterior mencioné el activo desempeño de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en la investigación y el desarrollo educativo (Campus, núm. 264). Sin embargo, más importante, habría que subrayar su influencia en el establecimiento de estándares de logro educativo en el ámbito mundial. Al término de esta década, la organización, aparte de su dominio acumulado, sumará un nuevo estándar, ahora dirigido a la evaluación de conocimientos y habilidades en la población de adultos.

Los puntajes en la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes) de la OCDE fueron el primer estándar de logro educativo al comienzo de esta década. PISA se ha convertido, prácticamente sin mayor controversia ni reparo desde su primera aplicación, en punto de referencia para la evaluación de aprendizajes de los jóvenes de 15 años y, según la misma prueba, para valorar qué tan preparados están para el futuro.

La prueba PISA originalmente estaba diseñada para los países miembros de la OCDE, pero poco a poco se ha extendido a otros países. En la aplicación de 2006 participaron 57 países, además de los 30 miembros de la organización, participaron otros 27 más; para la aplicación de 2009 está prevista la participación de 62 países.

En la región latinoamericana, México, como país integrante de la OCDE, participa desde el comienzo, pero también Brasil como país no miembro. Posteriormente se han sumado Argentina, Chile, Perú (quien no participó en 2006) y Uruguay.

En el caso de México se advierte la influencia de la prueba PISA como medida de logro educativo, al quedar como un indicador de las metas que se ha propuesto esta administración. De acuerdo con el Programa Sectorial de Educación 2007-2012, al término del actual sexenio, los jóvenes mexicanos incrementarán en 43 puntos su calificación de la prueba PISA: pasaran de 392 a 435 puntos (p. 15). Una meta que a la vista de los avances en 2003 y 2006 en esa prueba, desde ahora parece imposible.

La exitosa aceptación de la prueba PISA llevó a la OCDE ha plantear el año anterior otra prueba similar para el nivel superior. Los detalles del proyecto y algunas de las dificultades que podría enfrentar los comenté en su oportunidad en este mismo espacio (Campus, núm. 235). Basta señalar que siguen las reuniones de expertos para tratar de afinar el proyecto, la prueba todavía no está lista y, probablemente, se demorará un par de años más. No obstante, lo que cabe resaltar es la posibilidad de que los puntajes de esa prueba se conviertan en un referente de logro educativo en las instituciones de educación superior, como lo son ya los de PISA para la enseñanza básica.

Más recientemente la OCDE emprendió el diseño de otra prueba más para valorar el conocimiento y competencias de los adultos (PIAAC: Programme for International Assessment of Adult Competencies). Según la propia organización, este programa —en realidad ya no tan nuevo, puesto que los primeros pasos comenzaron desde hace tres años— se enfocará a la evaluación de competencias laborales y cognoscitivas necesarias para una participación exitosa en los actuales ambientes de trabajo.

El término de competencias se entiende como una combinación de conocimientos, habilidades y actitudes que son necesarias para un rango amplio de logros clave, tanto para los individuos como para las compañías y la sociedad.

La OCDE señala diferentes elementos de por qué es importante impulsar una iniciativa como el PIAAC, entre las que destacan su vínculo con la productividad, el entorno de la globalización, así como las implicaciones para las competencias con el rápido envejecimiento de la población, los problemas de la transición en los mercados laborales o el desempeño de los sistemas educativos y los mercados de trabajo (Programme for International Assessment of Adult Competencies. Draft Strategy Paper. Policy Objectives, Strategic Options and Cost Implications, 2004).

Los dominios que probablemente se evaluarán incluyen los ámbitos de competencias usuales: alfabetización; trabajo en equipo; solución de problemas y habilidades no cognitivas. Pero también está considerada la capacidad de usar tecnologías de la información y la comunicación.

Todavía está en discusión cuáles serán las competencias en las que se concentrará una primera aplicación del PIAAC, lo mismo que los grupos de edad a los que se enfocará o el tipo de participación que podrían tener los empleadores. De acuerdo con los planes de la OCDE, los siguientes dos años todavía serán de análisis y discusión, en 2010 realizará una prueba de campo y en 2011 se aplicará la primera prueba.

Como se advierte, es posible que la influencia demostrada con la prueba PISA se extienda a otros niveles educativos y a otros ámbitos. Vale la pena considerarlo.

PD. Las vacaciones sirvieron para expedir el retrasadísimo reglamento de la Ley de Bioseguridad. Ojalá hubieran sido también para concluir el Programa Sectorial de Ciencia y Tecnología. Ya son 15 meses.