Comenzó a circular la edición 2005 del reporte La Calidad de la Educación Básica en México elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Es el tercer volumen de una serie iniciada en 2003. Como sus precedentes, ofrece a los lectores una interesante aproximación analítica a partir de indicadores sobre aspectos puntuales del sistema de educación básica en México. Esta ocasión, el reporte se concentra en tres temas: las implicaciones educativas del proceso de dispersión poblacional que caracteriza la nueva dinámica demográfica del país; el análisis de acceso y permanencia de los alumnos en el sistema educativo, y un estudio comparado de resultados escolares de alumnos de sexto de primaria y tercero de secundaria en los años 2000 y 2005.
En el primer volumen de La Calidad de la Educación... se sistematiza la perspectiva metodológica, a partir de la cual el INEE cumple sus funciones de evaluación del sistema escolar. Además, se ofrece una síntesis estadística de resultados de pruebas nacionales e internacionales. El segundo volumen (2004), enfoca los temas de cobertura y rezago y destaca los resultados escolares de los alumnos en secundaria. Este reporte hizo notar que las telesecundarias consiguen los resultados más pobres.
En La Calidad de la Educación... 2005 los especialistas del INEE hacen notar, en primer lugar, el reto que implica acercar oportunidades educativas de calidad aceptable a todas las localidades del país considerando, por encima de todo, la recomposición de los asentamientos humanos en el territorio nacional debida al despliegue de nuevos patrones migratorios, más complejos que la dinámica simple campo-ciudad, y en cierto modo imprevistos desde la perspectiva de las políticas públicas.
El reporte explica el fenómeno de dispersión a partir del agotamiento de las oportunidades de desarrollo del medio rural. Una vez que la localidad rural tradicional agota sus posibilidades productivas, la población enfrenta básicamente dos opciones: migrar a otras localidades del país o en el extranjero, o bien formar una nueva localidad "que será pequeña y se ubicará en un lugar aún no habitado es decir, más remoto". En tal situación, el problema radica en cómo acercar servicios públicos a las localidades así formadas, generalmente con muy pocos habitantes y de difícil acceso.
Según el censo nacional de 2000, en México existen casi 200 mil localidades. De ellas, 169 mil, es decir el 85 por ciento del total, son habitadas por menos de 250 habitantes cada una. Además, hay otras 13 mil localidades entre 250 y 499 habitantes las que, sumadas a las anteriores, implican que más del noventa por ciento de todas las localidades del país cuentan con menos de quinientos habitantes en cada caso. Sin embargo, sólo un once por ciento del conjunto poblacional del país está asentado en este tipo de entorno.
Dado que dentro de la mayor parte de las localidades pequeñas y dispersas el servicio de educación básica es atendido por escuelas denominadas "multigrado" o de organización incompleta, en las cuales uno o dos docentes deben atender a estudiantes de dos o más grados, el número de estos establecimientos concentra, según el reporte, cerca del 44 por ciento de todas las primarias, aunque, de nueva cuenta, aproximadamente un diez por ciento de toda la matrícula del nivel. También se informa que este panorama es sumamente variable por entidad federativa, mientras que en el Distrito Federal acaso el uno por ciento de las primarias son multigrado, cerca del setenta por ciento en Chipas, y alrededor de sesenta por ciento en Durango y San Luis Potosí presentan esta característica.
El segundo capítulo contiene información de gran interés sobre los flujos y trayectorias escolares. El análisis se basa en datos que relacionan la edad con el grado escolar. Se desarrollan indicadores sobre acceso, retención, deserción y eficiencia. "A los seis años de edad, la proporción de niños inscritos en el grado correspondiente (1ro. de primaria) es de 91.1 por ciento y disminuye en los años y grados siguientes, hasta llegar a 63.5 por ciento en sexto grado. A partir de los ocho años comienza a haber niños en situación de rezago grave (dos o más años de retraso), poporción que aumenta en cada año."
La proporción de niños entre 6 y 11 años fuera de la primaria es escasa, lo que ocurre, principalmente, son fenómenos de extraedad y rezago. El panorama se complica mucho más en los tramos siguientes, que corresponde a la educación secundaria y al bachillerato. Según se informa, a los 12 años de edad hay un 2.7 de niños fuera de la escuela, 7.6 a los 13, 18.8 a los 14, 38.5 a los 15, 48.0 a los 16, y 60.8 por ciento a los 17 años. Esto quiere decir que al término de la educación secundaria prácticamente la mitad de los estudiantes queda fuera del sistema escolar. O bien que apenas la mitad de los niños y jóvenes culmina la educación básica y queda en condiciones de proseguir en el sistema educativo.
Por último, se presenta una comparación de resultados escolares entre 2000 y 2005 considerando las distintas modalidades en que se estructura el sistema de educación básica. Los resultados muestran, en resumen, que en educación primaria se aprecia un ligero repunte de calidad con excepción de las primarias rurales (en matemáticas) y de los cursos comunitarios del Conafe (tanto en lectura como en matemáticas). Destaca en este resultado que las primarias indígenas obtuvieron mejores resultados en 2005 que hace cinco años. En secundaria el panorama es menos alentador. Salvo el caso de las secundarias generales, en el resto de las modalidades (secundarias privadas, técnicas y telesecundarias) los resultados de 2000 a 2005 no muestran signos de mejora cualitativa.
No vale la pena apresurar aquí apreciadiones de política educativa, sí recomendar la lectura atenta de la publiación del INEE porque los nuevos datos que contiene, producto de un cuidadoso trabajo de elaboración de indicadores, amerita ser tomado en cuenta por las autoridades educativas, los estudiosos del sistema y el público en general.
