En el 2003 aparecieron las primeras señales de preocupación en algunos sectores estadounidenses por la disminución de jóvenes de origen extranjero interesados en ingresar a sus instituciones educativas. Sin embargo, tal parece que sólo bastaron algunas medidas y un par de años para revertir esa tendencia.

En el ciclo escolar 2003 - 2004, después de casi tres décadas de crecimiento constante, según el Institute of International Education (www.iie.org), se registró la primera caída en la matrícula de estudiantes internacionales en los Estados Unidos (2.4 por ciento respecto del año previo). La baja fue atribuida a los fuertes dispositivos de seguridad que se pusieron en marcha después de los atentados de septiembre del 2001 y en los que se incluía, entre otras medidas, un rígido y demorado control para otorgar las visas de ingreso a ese país.

Tal parece que los controles estadounidenses eran altamente disuasivos para algunos jóvenes o sus familias: abandonaron rápidamente sus propósitos de estudiar en ese país y estaban buscando otros destinos. En su oportunidad, universidades, grupos de científicos y personajes relevantes de la vida política y económica -entre ellos Bill Gates- señalaron las dificultades que podrían enfrentar si continuaba la caída de estudiantes extranjeros. La alarma se debía a la probable la disminución en la captación de estudiantes talentosos de todo el mundo y especialmente a la sensible baja que estaban registrando en el área de ingenierías y ciencias.

En términos generales, salvo por la anunciada agilización de visas para estudiantes y académicos en determinadas áreas de conocimiento (las visas mantis) de febrero del año pasado, parece que poco había cambiado la situación. Sin embargo, una encuesta del Institute of International Education (IIE), unos meses después, en octubre, sugería que tal vez la tendencia ya se estaba modificando, dado que en la mayoría de instituciones educativas la matricula de estudiantes de origen islámico disminuía o se conservaba relativamente estable, la de origen chino o coreano estaban en aumento.

Por otra parte, la semana anterior, una de las agrupaciones más importantes de instituciones educativas de posgrado de los Estados Unidos, The Council of Graduate Schools (CGS), publicó los primeros resultados de una encuesta de tres fases y, según sus datos, se muestra una recuperación de la tendencia de estudiantes internacionales (cgsnet.org).

En realidad los resultados corresponden al número de solicitantes internacionales (primera fase de la encuesta) que eventualmente podrían ingresar en otoño próximo. Según sus cifras, en este año las solicitudes se incrementaron 11 por ciento respecto del año anterior. Es el primer incremento después de una caída de 24 por ciento en el 2004 y otra de cinco por ciento en el 2005.

Sin embargo, las instituciones educativas de los Estados Unidos todavía no alcanzan a recuperar las cifras del 2003, aunque al parecer están en camino de hacerlo. El número de solicitudes muestra que se incrementaron particularmente las provenientes de la India (23 por ciento) y de China (21 por ciento), y especialmente para el área de ingenierías y ciencias.

Según las estadísticas del IIE, en el ciclo escolar 2002-2003 había 586 mil 323 estudiantes internacionales matriculados y en el de 2004-2005 fueron 565 mil 039. Esta última cifra representa alrededor del 4 por ciento del total de estudiantes en ese país. Lo relevante es que los estudiantes de países provenientes de India, China, Corea, Japón, Nepal y Canadá, a diferencia del resto de países -incluyendo México-, no disminuyeron su presencia en los dos años anteriores, por el contrario, la incrementaron.

Habrá que esperar los datos de admisión (segunda fase de la encuesta que se realizará en junio próximo) y los de matriculación (tercera fase), para averiguar si efectivamente está en recuperación la capacidad de Estados Unidos para atraer estudiantes internacionales de todas las regiones. Parece claro que la estrategia de varias instituciones para promocionarse y hacer más expeditos los trámites de admisión, aunado al cambio en la política gubernamental de visas, está resultando efectivo. La pregunta es si será suficiente para competir en el mercado global y qué nuevas formas de concentración de talento podemos esperar.