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Un país de contradicciones educativas
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 172 [2006-04-06]
 

En los países altamente desarrollados ha ocurrido una expansión amplia del sistema de ciencia y tecnología. Se trata de sociedades en las que el conocimiento científico penetró casi en todas las actividades que se realizan: desde el trabajo hasta el ocio.

La dinámica de la producción y distribución del conocimiento fue acompañada por el crecimiento de la matrícula en la educación superior y una reconfiguración institucional de gran alcance: la universidad perdió el monopolio de producir conocimiento ante la creación de varios tipos de lugares dedicados a esta empresa. Al mismo tiempo el conocimiento se volvió un bien fundamental para el bienestar material y cultural.

No obstante, en los países que llegaron a la post-modernidad la universidad ha permanecido como parte fundamental del núcleo desde el cual se impulsa la transformación social. En todos ellos hay un sistema universitario muy fuerte enganchado a toda la cadena sobre la que se sustenta la producción de conocimiento.

En México la situación es contrastante. La estructura de la actividad científica no se ha desarrollado como sería deseable para las necesidades del país. Ello se debe, entre otras causas, a que las políticas que la conducen están más orientadas al individuo y al proyecto individual que a las instituciones. La ciencia ha quedado fuera de foco.

Se han dado avances, pero persisten problemas que no se han querido resolver. Unos y otros se aprecian cuando se analiza la información relativa a los investigadores nacionales, que son el soporte humano de la producción científica en nuestro país.

La comunidad en la que se encuentran creció sustancialmente entre 1995 (5868) y 2005 (12426). Para este último año se consiguió que la mayoría de sus miembros radicara fuera del Distrito Federal (55.6%). Su distribución en la república, no obstante, es muy dispareja. El Distrito Federal y otras cinco entidades federativas concentran al 66.7% de los miembros del SNI. En media docena de entidades no se llega ni a los cincuenta investigadores en todas las áreas de conocimiento.

La comunidad de investigadores nacionales permanece concentrada en algunas de las áreas. Se trata de los investigadores nacionales de ciencias de la salud (63.1%), humanidades (54.4%) y ciencias sociales (51.0%) que trabajan en instituciones de la capital del país.

A diferencia de los países ricos, en el nuestro no contamos con una diversidad de sitios en los que se produzca conocimiento. Las universidades públicas estatales y un puñado de otras cuatro instituciones (UNAM, UAM, IPN y CINVESTAV) concentran a dos de cada tres investigadores nacionales.

Es muy evidente que tenemos pocas cartas para que en el corto plazo la investigación prospere y contribuya a que la sociedad mexicana se vuelva más competitiva. Es bastante clara la necesidad de que la política atienda prioritariamente a la investigación en las universidades públicas mediante un programa especial.

Otro punto problemático que se enfrenta es el del envejecimiento de la planta académica. En el conjunto de los investigadores nacionales comienza también a ser notable con una tendencia a agravarse. Con los datos del 2005 puede verse que los investigadores que tienen sesenta y más años ya representan el 9.7% del total.

El envejecimiento se manifiesta con diferencias entre las áreas de conocimiento. En las humanidades (17.1%) y en las ciencias sociales (12.2%) es más agudo que en las ingenierías (5.2%). En el resto de las áreas la proporción es más baja que en el total.

Sería recomendable que a la brevedad se establezcan mecanismos para que quienes cumplan una serie de requisitos puedan tener un retiro digno, por un lado. Por el otro, que se apoye a las humanidades y a las ciencias sociales que, como revela la información, han sido menospreciadas por el enfoque con el que se ha dirigido la política de la ciencia.

Sin su concurso, sin el apoyo a las universidades públicas y sin un sistema de distribución social del conocimiento, este país nuestro no podrá romper el círculo de la pobreza ni llegar a ser una sociedad mejor y más justa para las generaciones futuras.


Instituto de Investigaciones Económicas
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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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